Obligación- MiniMoni

°Capítulo Siete°

Jimin oyó que Namjoon lo llamaba. Parpadeó varias veces antes de ser capaz de mantener los ojos abiertos. Sentía el roce de la mano del hombre al lado de su cara. Sonrió y se inclinó hacia el suave toque.

— Namjoon —susurró.

— ¿Cómo te sientes, Kisa?

— Sediento.

Namjoon gritó. —¿Seokjin, podrías traerle a mi pareja un poco de agua? Tiene sed.

Un odre de agua apareció segundos después. Jimin bebió con avidez cuando el hombre acercó el agua a su boca. Gimió cuando se lo quitaron.

— No mucho, Jimin —dijo Namjoon—. No quiero que enfermes.

— ¿Qué pasó?

Lo último que recordaba era que estaba hablando con Namjoon acerca de las cosas que su grandfaðir le había dicho. Todavía no le había dicho a Namjoon que el anciano era su grandfaðir o quién era en realidad. Realmente no quería tener esa conversación.

— Te mordí.

Jimin parpadeó y echó la cabeza hacia atrás. —¿Que hiciste qué?

La cara de Namjoon enrojeció. —Te mordí.

Jimin trabó su labio inferior entre los dientes. ¿Había realmente una respuesta que pudiera darle y no lo hiciera parecer como un tonto de remate?

— Lo siento, Jimin —dijo Namjoon rápidamente—. No fue mi intención. Simplemente no lo pude evitar. Olías tan bien, y una vez que te mordí, sabías tan bien. No podía parar. En el momento en el que llegué al orgasmo, te habías desmayado.

Jimin sentía como sus ojos se salían de sus cuencas. —¿Tuviste un orgasmo por morderme?

La cara de Namjoon se puso roja como una remolacha. Jimin no sintió la misma vergüenza. La idea de que podía darle placer a Namjoon hasta hacerle llegar al orgasmo con sólo el sabor de su sangre, le emocionaba de los pies a cabeza.

— ¿Quieres morderme otra vez?

— ¡Jimin!

Se echó a reír. Se sentía sorprendentemente maravilloso, pero no estaba seguro de si era por saber que le había dado placer a Namjoon, o por la mirada avergonzada en el rostro del hombre, especialmente desde que parecía intrigado.

— Tú puedes, lo sabes —dijo Jimin, mientras se inclinaba más hacia Namjoon—. Te pertenezco. Me puedes morder cuando lo desees.

Jimin gruñó cuando Namjoon rugió y llegó hasta él. De repente se encontró aplastado contra el pecho de su marido. Aire caliente y pesado voló en su cuello. Estremeciéndose cuando sintió el movimiento de la lengua del otro a través de su piel. Tal vez a él también le gustaba todo esto de las mordidas.

— ¿Me vas a morder de nuevo? —susurró Jimin cuando Namjoon continuó lamiendo la pequeña mordida en su cuello.

Éste gimió y lo empujó hacia atrás lo suficiente para poder mirarlo a la cara. Parecía agonizante, su rostro estaba ruborizado y tenso. Jimin podía ver un pequeño pulso en la apretada mandíbula del hombre. En realidad, era fascinante de ver.

— No tienes idea de lo mucho que quiero probarte de nuevo, Jimin. —la voz de Namjoon era áspera, baja y ronca. Él asintió hacia los hombres que estaban al otro lado de la hoguera—. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que sucedió la última vez que te mordí, no creo que sea el momento adecuado para hacerlo de nuevo.

Jimin miró hacía Seokjin y Jungkook, parecía que su atención estaba ocupada en otro lugar, pero podía ver las pequeñas miradas astutas de los dos hombres apuntando en su camino. Namjoon estaba en lo cierto. No era el momento ni el lugar.