Si esta es la continuación de mi anterior nota, es importante destacar que mi día aún no ha llegado a su fin. Empezamos esto desde donde lo dejamos anteriormente, con la sensación de que el tiempo pasa lentamente. Cinco largas horas habían transcurrido y, sin tener muchas opciones para llenar mi tiempo, el ambiente circundante buscó una excusa para animarse, como si estuviera esperando ansiosamente una señal que cambiara el rumbo de la monotonía en la que estábamos inmersos. La espera se hacía interminable, y yo me encontraba atrapado en la misma rutina, deseando que algo emocionante sucediera para romper la monotonía que parecía haberse adueñado de mi día.
En una acalorada discusión sobre por qué no podía responder a una pregunta incómoda que Rei había formulado acerca de si había tenido una relación íntima con Takashi, mi molestia se hizo evidente y, en un arrebato de furia, respondí de manera impulsiva:
"Mínimo yo no soy una persona inmadura que no sabe qué hacer con su vida y que culpa a otros por sus propios errores."
Mis palabras, aunque hirientes, no habían sido pronunciadas conscientemente. Sin embargo, el comentario previo de Rei sobre tener su ropa debido a su relación con mi amigo me había llevado a un punto de ebullición emocional que me hizo lanzar esa frase dolorosa.
Este hecho desencadenó una reacción impulsiva por parte de Rei, quien se abalanzó hacia mí con furia desatada. Afortunadamente, Saeko estaba presente y actuó rápidamente para detenerla. Con calma, Saeko agarró el cuello de la blusa de Rei y la levantó del suelo con una fuerza sorprendente, lo que hizo que Rei experimentara un profundo miedo ante la imponente fuerza de esa joven.
Saeko mantuvo su mirada serena, pero a la vez llena de una intensidad que parecía estar dirigida hacia un ser peligroso. La situación se tornó tensa en ese momento, como si estuviera contemplando a un posible agresor.
No lo olvidaré en ningún momento, la mirada de Saeko era potente y cargada de un solo mensaje: "Quédate quieto, sin moverte ni cuestionarte el porqué". Repentinamente, ella bajó a Rei, y su mirada volvió a ser la misma de antes. Su voz sonó firme y directa:
"Fue tu culpa que ella respondiera de esa manera. Era evidente que mencionarle eso la ponía incómoda, y sin embargo, persististe en ello. El actuar sin asumir las consecuencias de tus acciones solo refleja la inmadura niña que aun eres."
Esa sentencia resonó en el ambiente, cargada de un juicio que no admitía réplica. Saeko parecía haber regresado a su serenidad habitual, pero sus palabras dejaron una huella profunda en todos los presentes, recordándonos la importancia de pensar antes de actuar y asumir la responsabilidad de nuestras decisiones.
En ese instante, nos apresuramos a recoger todas nuestras pertenencias y decidimos cambiar de aula por razones de seguridad. Era evidente que mi grito había resonado por los pasillos y aunque no había atraído la atención de esos infectados que deambulaban por el lugar por seguridad decidimos cambiarnos de lugar. La tensión en el ambiente era palpable mientras nos apresurábamos a guardar nuestras cosas y a buscar un refugio más seguro.
Mientras nos movíamos apresuradamente, el sonido de nuestros pasos resonaba en el silencio opresivo del lugar, y la incertidumbre se apoderaba de nosotros. Era crucial evitar cualquier posible confrontación con los infectados, cuyos gruñidos y movimientos erráticos se percibían cada vez más cerca de nuestra ubicación actual.
La necesidad de salvaguardar nuestra seguridad nos impulsó a tomar medidas rápidas y efectivas. Nos preguntábamos si encontraríamos un lugar más seguro donde refugiarnos, lejos de los acechantes peligros que acechaban en cada rincón de ese lugar desolado. Pero gracias a mi idea obtuvimos un buen lugar para escondernos.
Era la mejor idea que teniamos y sin ningún otro inconveniente regresamos al taller de carpintería, volviendo al punto de partida en nuestra búsqueda de seguridad y tranquilidad.
En este lugar, finalmente pudimos relajarnos mucho más, ya que el taller contaba con un sistema de aislamiento de ruido que ahora funcionaba de maravilla. La calma que inundó el ambiente fue un respiro bienvenido después de las tensiones que habíamos experimentado previamente. Mientras nos encontrábamos allí, la enfermera decidió tener una charla conmigo, abordando el tema de mis acciones recientes en situaciones como esta. Su enfoque fue dulce y sincero, y pude sentir que realmente había comprendido lo que le había explicado.
En cuanto a Rei, su encuentro con Saeko fue de una naturaleza diferente, ya que no se desarrolló de manera tan amistosa. Saeko le dejó en claro a Rei que estaría siempre a su lado, pero que cualquier comportamiento disruptivo como el que acababa de presenciar no sería tolerado. De manera directa y contundente, Saeko advirtió a Rei que si volvía a provocar disturbios de esa naturaleza, su vida podría dar un giro siniestro. Le dijo literalmente que podría llegar al extremo de cortarle la mandíbula, de modo que no pudiera volver a pronunciar palabra alguna en su corta vida, que ya se encontraba al borde del oscuro abismo llamado muerte.
La amenaza de Saeko resonó en el aire, provocando una sensación de miedo que afectó incluso a mí. Esta conversación no solo la hizo entender a regañadientes, sino que la llevó a una comprensión total, sin cuestionamientos ni dudas, de la seriedad de la situación y las consecuencias de nuestras acciones en un mundo tan peligroso como en el que ahora nos encontrábamos.
Después de ese bochornoso momento, todos nos pusimos en marcha para prepararnos meticulosamente de cara a nuestro plan. Durante esta fase de preparación, revisamos algunos puntos clave que considerábamos esenciales para el éxito de nuestra misión:
Primero y ante todo, notamos con sorpresa que la puerta de acceso a la sala de maestros estaba abierta, lo cual representaba un alivio inesperado y eliminaba un obstáculo de nuestro camino. Este descubrimiento fortuito nos brindó una pequeña dosis de confianza en medio de la incertidumbre que rodeaba nuestro entorno.
Sin embargo, la alegría se vio rápidamente eclipsada por la siguiente complicación. Para llegar a la sala de maestros, debíamos ascender por una escalera, lo cual, en principio, parecía una tarea sencilla. No obstante, la verdadera preocupación radicaba en la esquina que se encontraba en la parte superior de la escalera, un punto ciego que no podíamos visualizar desde nuestra posición en la base de las escaleras. Nos atormentaba la posibilidad de que en ese rincón oculto pudiera haber un infectado, o incluso un grupo de ellos, durmiendo o acechando, listos para atacarnos en cuanto avanzáramos por ese pasaje estrecho.
La tensión se cernía sobre nosotros mientras sopesábamos los riesgos de nuestra próxima acción. Sabíamos que si nos aventurábamos sin precaución, podríamos enfrentar un ataque sorpresa que nos dejaría indefensos antes de llegar al pasillo que conducía a la tan ansiada sala de maestros.
Finalmente, reunimos el valor y la determinación para superar nuestros temores. Lentamente, ascendimos los escalones, manteniendo nuestros sentidos alerta y nuestros corazones latiendo con fuerza. Con alivio, llegamos a la parte superior de la escalera sin incidentes y nos encontramos frente a la entrada de la sala de maestros.
Al revisar cuidadosamente nuestro entorno, concluimos que estábamos en un lugar seguro, lo que nos permitió respirar un poco más tranquilos. Con el ambiente bajo control, procedimos a adentrarnos en la sala, listos para continuar con nuestra misión y enfrentar los desafíos que pudieran surgir en el camino hacia la seguridad y la supervivencia.
El lugar en el que nos encontrábamos era sorprendentemente amplio, pero al mismo tiempo, estaba sumamente desordenado. Este desorden parecía ser un fiel reflejo de la situación caótica que había prevalecido cuando los ocupantes del lugar se percataron del ataque de los infectados y huyeron, dejando tras de sí un rastro de caos y abandono.
A pesar del desorden, al menos nos sentíamos a salvo dentro de aquel recinto. Sin embargo, la sensación de seguridad se vio amenazada repentinamente cuando una de las alumnas intentó ingresar al lugar justo en el momento en que tratábamos de cerrar la puerta de manera segura, lo peor era que lo lejos, divisamos una horda de infectados que se aproximaba rápidamente, lo que nos hizo entrar en pánico y desesperadamente, intentamos jalar a la alumna hacia el interior, pero antes de que pudiéramos hacerlo, los infectados la tomaron bruscamente y la arrastraron hacia su bando. Escuchando en el proceso sus gritos de desesperación, que se mesclaban con el sonido emitido por los infectados, nuestros intentos por salvarla fueron en vano, y pronto nos dimos cuenta de que estábamos en una situación crítica. Tratamos de sellar la puerta para evitar que los infectados entraran, pero su fuerza era abrumadora.
Saeko y Hisashi hicieron todo lo que estuvo a su alcance para impedir que los infectados irrumpieran, pero sus esfuerzos resultaron infructuosos. A pesar de que el resto de nosotros se unió en el intento de mantener la puerta cerrada, nuestros adversarios comenzaron a empujarla con determinación. Era simplemente una batalla perdida, y la puerta se abrió, permitiendo que los infectados se infiltraran gradualmente en la sala de maestros.
Los primeros dos infectados que entraron atacaron ferozmente a la enfermera y la mordieron en el brazo y a mí el otro infectado me mandó al suelo con su envestida, intentando morderme. La situación se tornó caótica mientras luchábamos por mantenernos lo más lejos de las manos de los infectados.
Nunca olvidaré ese día, ningún día grité y llore tanto al mismo tiempo que esa ocasión ya que estaba a escasos milímetros de mi y solo podía sujetar su cuello para que no me mordiera la cara.
Pero un milagro nos salvó, digo un milagro porque eso no podía ser descrito como otra cosa sino como algo más que un milagro.
Las puertas se abrieron y entraron el resto de los infectados pero muy curiosamente entro algo más con ellos.
Un chico empuñando un bate de béisbol empezó a machacar a todos los infectados a su paso despejando todo, quitando de encima a los que estaban encima de nosotros con una rapidez y delicadeza increíbles ya que no nos hizo daño al hacerlo para después de un solo golpe con su bate arrancarle la cabeza a cada uno y al momento de hacerlo conmigo vi en primera fila la acción, con gran fuerza el quito al infectado, casi que aventandolo en su dirección y de un solo golpe con mucha fuerza el bate impacto con la mandíbula del infectado arrancándole la cabeza de su cuerpo de manera limpia y brusca al mismo tiempo mientras que yo contemplaba lo que ocurría puesto que ahora existir un rato de calma.
Éramos 3 personas, incluyéndome a mí, las que observábamos con asombro la identidad de la persona que había llegado en nuestra ayuda. Era Takashi, el mismo Takashi que, con valentía y una gran destreza, nos había rescatado de un destino potencialmente mortal. Sus acciones habían sido la encarnación de la supervivencia en su forma más pura, y su aparición en ese momento crítico de desesperación quedará grabada en mi memoria para siempre.
Pero ahora ocurrió algo, mi voz no salía de mi boca posiblemente porque mi garganta se había lastimado debido a mi forcejeo con aquel infectado o quién sabe tal vez era que aún no podía creer lo que estaba viendo en frente de mi.
Pero algo no andaba bien con el, algo había ocurrido, y su mirada, tan sombría parecía reflejar estar cargada de venganza y frente a las acciones que habían tenido lugar, lo hacía parecer imponente y misterioso similar a un berserker.
Yo estaba en el suelo, sentada y temerosa, observando con atención para ver y confirmar si aquel chico que se acercaba era realmente Takashi. Mis pensamientos se inundaron de preguntas sobre lo que le había sucedido y por qué lucía de esa manera. Para mi sorpresa, Takashi se dirigió hacia mí y, con un gesto decidido, apoyó su bate en una esquina. Luego, se quitó la chamarra que llevaba y me la colocó encima de una forma gentil, como si fuera una manta para intentar calmarme.
De manera brusca pero eficaz, me entregó algo más antes de tomar su bate y partir sin decir una palabra. Sus acciones hablaban por sí solas, revelando una mezcla de ira y propósito en su rostro. Mientras se alejaba, comprendí que iba a hacer algo y no podía perder tiempo.
A lo lejos, empezamos a escuchar el inquietante sonido de más infectados que se acercaban rápidamente en nuestra dirección, y finalmente entendimos por qué Takashi había decidido partir en ese momento crítico. Sin embargo, el resto de nosotros no perdió ni un segundo y actuó con rapidez. Atoraron las puertas y, utilizando la espada de Saeko, la colocaron en las manijas, simulando un improvisado sistema de contención que impediría el acceso a los infectados, sin saber si Takashi estaría a la altura de la tarea que había asumido enfrentando a la amenaza que se cernía sobre nosotros.
Yo estaba apurada y llena de incertidumbre, ya que no entendía por qué no íbamos a ayudar a Takashi en ese momento crucial. Mi mente estaba llena de preguntas sin respuesta. Fue entonces cuando Saeko me detuvo con una mirada seria y palabras firmes: "Si él quiere morir, no debemos seguirlo hacia la tumba".
Aunque su comentario me desconcertó inicialmente, Saeko tenía una perspectiva diferente de la situación y parecía comprender algo que yo no. Sus palabras resonaron en mi mente mientras tratába de comprender la decisión de Takashi y sus posibles implicaciones.
En ese momento, escuchamos gritos que provenían de la dirección en la que había desaparecido Takashi. Los sonidos indicaban que estaba teniendo una pelea intensa con los infectados, una situación peligrosa y desafiante que hasta el más valiente temblaría. La tensión en el ambiente era palpable mientras nos manteníamos alerta, escuchando los sonidos de la lucha que se desarrollaba a lo lejos.
Sin embargo, de repente, el sonido cesó por completo. Esa súbita quietud nos alarmó y nos llenó de miedo, lo que nos impulsó a acercarnos con cautela para averiguar lo que había ocurrido. Nuestros corazones latían con ansiedad mientras nos aventurábamos hacia lo desconocido, sin saber si encontraríamos a Takashi en medio de la victoria o sumido en la derrota convertido en otro infectado. La incertidumbre y el temor se apoderaron de nosotros mientras avanzábamos, preparados para enfrentar cualquier realidad que encontráramos al llegar al lugar de la confrontación.
Al salir del lugar, nos encontramos con una escena que parecía sacada de una pesadilla. Una masacre se había desatado, y no quedaba ni un solo infectado en pie. El suelo estaba ahora empapado en sangre, dándole al lugar una apariencia macabra y siniestra. A un lado, podíamos ver huellas de sangre que tenían la forma de huellas de tenis, alejándose del lugar y desvaneciéndose en la distancia.
La visión era impactante y aterradora. No podíamos evitar preguntarnos qué diablos había ocurrido allí. Mis pensamientos se inundaron de preguntas y maldecia mientras intentaba procesar la escena ante mis ojos.
¿Cómo era posible que Takashi siguiera vivo después de lo que había sucedido? ¿Qué había hecho para causar tal destrucción? Las dudas y la incredulidad se apoderaron de mí mientras me esforzaba por comprender la magnitud de lo que mis ojos me mostraban.
La desesperación me llevó a preguntarme a dónde se había ido Takashi y para mala suerte mía la noche se había apoderado de nosotros, pero no podía permitirme el lujo de quedarme inmóvil. Era evidente que debía emprender la búsqueda de Takashi, sin importar los riesgos que implicara.
Fue entonces cuando tuve que seguir las indicaciones que me daba la enfermera Shizuka. A pesar de mis dudas y miedos, sabía que ella era una adulta con experiencia y autoridad en esa situación, y su sabiduría se convirtió en mi guía mientras me preparaba para enfrentar lo que viniera en mi búsqueda de respuestas.
Sin embargo, todos nosotros, en ese momento, estábamos llenos de un miedo profundo que se había apoderado de nuestro ser. El motivo era claro: no sabíamos quién o qué era Takashi en ese momento. Surgían preguntas inquietantes en nuestras mentes. ¿Era posible que se hubiera convertido en uno de los infectados, adquiriendo una fuerza inhumana que lo había llevado a cometer tal masacre? ¿O acaso había perdido su cordura, convirtiéndose en alguien desquiciado o berserker que mataba sin piedad a los infectados?
Las dudas me consumían por completo, y el miedo que sentía se había convertido en una presencia constante en mi interior. Mi única esperanza era que Takashi estuviera bien, que hubiera logrado escapar de esa pesadilla junto con nosotros cuando finalmente logremos salir de esta pesadilla.
Y recurriendo a una duda en mi resalte el hecho de que la enfermera había sido mordida a lo que ella me calmo y me mostró que antes había hecho un brazalete de revistas y cinta adhesiva el cual impidió que el infectado ni siquiera la rozará manteniéndola a salvo lo cual nos había tranquilizado y nos hizo buscar si teníamos alguna marca de algún infectado y para nuestra fortuna no ya que Takashi los había alejado en el momento justo.
Pero en ese instante, algo inesperado ocurrió que cambió por completo mi perspectiva. Recordé el objeto que me había entregado Takashi antes: estaba cuidadosamente envuelto en su pañuelo, y la intriga me llevó a desenvolverlo con cuidado. Para mi sorpresa, lo que encontré en su interior fue su teléfono móvil. Esta revelación me desconcertó profundamente, ya que, en un momento tan crítico, ¿por qué alguien entregaría algo tan esencial? Sin poder resistir mi curiosidad, desbloqueé el dispositivo y lo examiné detenidamente, esperando encontrar alguna pista.
Para mi sorpresa, no había nada fuera de lo común en el teléfono, excepto un mensaje de voz que había sido grabado. Esta revelación me intrigó aún más, ya que el contenido del mensaje parecía ser de una importancia inusual debido a su duración excepcionalmente larga, extendiéndose a lo largo de 2 horas y 13 minutos. Mi mente se llenó de preguntas y mi corazón latía con una creciente sensación de misterio mientras me preparaba para escuchar lo que podría estar oculto en ese mensaje de voz.
El mensaje en cuestión provenía de un contacto identificado como "mamá", y ese simple detalle ya me proporcionaba una pista fundamental para entender el trasfondo de esta situación inusual. Era evidente que su madre había intentado comunicarse con él en un momento crítico, pero él no había respondido. Mientras reflexionaba sobre los detalles y los tiempos, me di cuenta de que el mensaje había sido enviado exactamente cuando él nos salvó y comenzó a huir de los infectados. La coincidencia temporal era escalofriante.
Mi mente se llenó de una mezcla de emociones: conmoción, tristeza y un inmenso pesar por lo que había sucedido. Aún más impactante fue observar la marca temporal del mensaje: había sido enviado hace 5 horas y 41 minutos, lo que cuadraba perfectamente con el momento en que él había comenzado su frenética carrera para protegernos. Me invadió el miedo ante la perspectiva de abrir ese mensaje, pero mi insaciable curiosidad, que siempre había sido mi peor defecto, se apoderó de mí, impulsándome a hacerlo sin poder resistirme.
Sin percatarme del volumen del teléfono al máximo, me dispuse a escuchar lo que contenía ese mensaje tan largo, sintiendo que estaba a punto de desvelar un misterio que podía cambiar por completo nuestra comprensión de la situación en la que nos encontrábamos.
El mensaje comenzaba con una voz visiblemente alterada, perteneciente a la madre de Takashi, quien le pedía disculpas tanto a él y su padre como que su voz también aparecía en el audio y había repetido lo mismo que su madre. Esta disculpa tenía un tono de urgencia, y ella explicaba que se habían atrincherado en su hogar para protegerse de lo que ella se refería como "demonios de venas alteradas", en clara alusión a los infectados. No obstante, habían tomado la decisión de dirigirse ambos al Instituto Fujimi en el automóvil de su padre, confiando en que Takashi estuviera bien.
En ese preciso instante, un fuerte estruendo resonó en el fondo del mensaje. Antes de que pudiera acontecer algo más, se escuchó un vidrio quebrándose, acompañado por el distintivo grito de los infectados. Parecía como si la madre hubiera dejado caer el teléfono, y los gritos del padre indicaban que algo o alguien lo estaba atacando. En ese momento, se oyeron más sonidos de cristales quebrándose, y de inmediato, la madre expresó su pánico con gritos llenos de angustia.
Los sonidos de lucha y forcejeo se hicieron evidentes, y luego, el sonido de la lucha se detuvo abruptamente después se escucharon como si estuvieran a una gran distancia la voz de los padres de Takashi los cuales comenzaron a lamentarse por no haber tenido la oportunidad de despedirse de Takashi y expresaron el deseo de que su hijo sobreviviera. Posteriormente, las voces de sus padres desaparecieron por completo, reemplazadas por ruidos violentos que evocaban la imagen de un animal retorciéndose, ansioso por salir a cazar.
En ese momento, los sonidos de los infectados se hicieron más audibles, acercándose peligrosamente. Luego el sonido del audio del mensaje quedó a la deriva captando todo lo que ocurrió en el lugar y al final se desvaneció en un silencio espeluznante que solo agravó la sensación de desolación y terror que transmitía. Este mensaje encapsulaba los últimos momentos de los padres de Takashi antes de su transformación en infectados, una grabación que dejaba una impresión indeleble en el corazón de quien lo escuchara.
En un giro desafortunado del destino, me di cuenta de que el volumen del teléfono estaba al máximo, lo que provocó que el mensaje resonara con claridad para todos los presentes. Ante esta revelación, surgieron preguntas inmediatas de curiosidad en las mentes de quienes me rodeaban, y no tardaron en inquirir: "¿Quiénes eran esas personas?", mientras sus miradas reflejaban la confusión y el desconcierto.
Mi respuesta llegó en ese momento, intentando proporcionar algo de contexto en medio de la incertidumbre que reinaba en el ambiente. Les expliqué que el mensaje que acababan de escuchar era el último que los padres de Takashi le habían enviado a su celular antes de que ocurriera todo esto. Mi tono reflejaba la gravedad de la situación, y mis palabras parecían llevar consigo un peso emocional que ahora resonaba en todos nosotros.
Al compartir esta información, noté que 3 personas presentes asentían con comprensión. Habían conectado los puntos y ahora tenían respuestas claras ante la pregunta inicial. La expresión en sus rostros cambió de confusión a una mezcla de tristeza y empatía, ya que comprendieron la profundidad de la tragedia que había afectado a Takashi.
Después de haber detallado a Saeko y a la enfermera Shizuka la identidad de Takashi y haber compartido su historia, todos nosotros ahora teníamos una comprensión más profunda de las razones que impulsaban sus acciones. Era evidente que sus actos y la mirada que portaba estaban intrínsecamente relacionados con la pérdida que había experimentado. La devastadora realidad era que Takashi había perdido a su familia debido a la implacable infección que se había apoderado de la ciudad. Lo que empeoraba aún más la situación era que los padres de Takashi vivían en un lugar distante, alejado de la ciudad, lo que nos lleno de más miedo ¿Hasta donde la infección ya había llegado?, lo que sembraba la incertidumbre y el miedo en el corazón de todos nosotros.
La mera idea de no saber el destino de nuestros seres queridos, de no tener certeza sobre su seguridad, me atormentaba profundamente desde adentro. La angustia se apoderaba de mí mientras contemplaba el futuro incierto que les aguardaba a mis padres. La preocupación por su bienestar se había convertido en una carga constante que llevaba conmigo a medida que luchábamos por sobrevivir en un mundo ahora sumido en el caos y la desesperación. Esta nueva perspectiva arrojada sobre la historia de Takashi había añadido un nivel adicional de tristeza y aprensión a nuestra ya complicada situación.
Después de ese tenso episodio muchas personas querían usar el celular de Takashi para contactarse con sus seres queridos a lo que yo acepte pero a ninguno les había aparecido respuesta alguna del otro lado del teléfono, con la oscuridad apoderándose cada vez más del interior el sueño nos hizo tener una idea en común, las mujeres se agruparon en un lado, mientras que los chicos se mantuvieron al otro, bajo la vigilancia constante de Saeko y Hisashi, quienes actuaban como guardianes vigilantes, dejando claro que no tolerarían ningún intento de conflicto entre ambos bandos para poder dormir y recuperarnos de tan largo dia. La atmósfera se volvió opresiva, impregnada de tensiones latentes que amenazaban con estallar en cualquier momento.
En ese instante, me abrumó un profundo sentimiento de tristeza y preocupación. No podía evitar pensar en lo terrible que debía estar siendo la experiencia de Takashi en ese momento. Mi mejor amigo, alguien con quien había compartido tantos momentos significativos, estaba atravesando una situación aterradora y yo me sentía impotente, incapaz de ofrecerle ayuda o consuelo. El peso de la impotencia y la preocupación se instaló en mi pecho, haciéndome sentir inútil en un momento en el que deseaba arduamente poder hacer algo para aliviar el sufrimiento de Takashi.
El tiempo pasaba y con mucho cuidado empezamos a mover los cadáveres que habían quedado dentro de la sala de maestros hacia afuera y en eso vi el cadáver y la cabeza de la chica que no pudimos rescatar lo cual me dejó aún más pensativa sobre mi futuro incierto.
La noche avanzaba y yo me encontraba atrapada en la inquietud, incapaz de conciliar el sueño. Sin embargo, en medio de esa vigilia insomne, la imagen de la mirada que Takashi había mostrado la noche anterior se apoderó de mis pensamientos. Al evocar su rostro y revivir aquel momento, mi mente encontró un resquicio de paz en medio de la turbulencia que me envolvía, como si su presencia en mi recuerdo fuera una fuente de consuelo en medio de la oscuridad.
Recordar a Takashi, su mirada y su apoyo inquebrantable, proporcionó un sentimiento de paz para mi alma inquieta. Fue como si su amistad y la fortaleza que siempre había demostrado estuvieran presentes incluso en la distancia y en la quietud de la noche. Finalmente, en ese instante de tranquilidad mental, pude permitir que el sueño me abrazara, llevándome hacia el descanso que tanto necesitaba.
Ese último pensamiento, como una nota final en una partitura musical, resonó en mi mente, la cuál dejo una huella profunda marcando el cierre de este día que había sido testigo de cambios significativos y, al mismo tiempo, dejó abierta la puerta a nuevas posibilidades y desafíos en el futuro. Con la tranquilidad de la noche envolviéndome, me dispuse a descansar, sabiendo que el mañana traería consigo un nuevo comienzo, repleto de incertidumbre y promesas.Hi, ¿como están lectores de Wattpad? Espero que estén muy bien, si llegaron hasta aquí significa que leyeron todo el capítulo, si es posible les agradecería que me dieran sus opiniones en los comentarios, compartan conspiren conmigo y comenten que les pareció el capítulo de hoy.
También paso a recomendar a la escritora Hissmy por ser mi inspiración para hacer está historia también te invito a ir a checar su perfil que te prometo que no te vas a arrepentir.
Sin más que decir hasta el próximo capítulo.
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El ser al que ni el tiempo fue capaz de vencer
FanficNuestras acciones tienen un gran peso en nuestra vida y una decisión solo una decisión basta para cambiar todo lo que se conoce, una sola decisión basto para que una dimensión completa fuera distinta.