Ese día se me hizo bastante largo en captación a los anteriores pero aún masi lo recuerdo con mucha melancolía.
Comenzamos el día de manera sumamente tranquila, al menos para mí, ya que Takashi siempre me abrazaba con firmeza, lo que me brindaba una sensación de seguridad y protección. A pesar de las amenazas acechando afuera, su abrazo me daba la tranquilidad necesaria para sentirme a salvo. Sin embargo, algo había cambiado sutilmente. En la noche anterior, Takashi había mantenido sus brazos alrededor de mi espalda, pero ahora su brazo izquierdo rodeaba mi cintura con una calidez que me envolvía, mientras que el derecho se extendía por mi espalda y acariciaba mi cabeza con un gesto cariñoso, con su rostro inclinado sobre el mío, dejando que sus susurros tranquilizadores se mezclaran con el susurro del viento que llegaba a través de la ventana entreabierta. Esto no me molestó ni incomodó en absoluto; de hecho, me hizo sentir extraña en ese momento, pero de una manera que intensificó la intimidad y el afecto entre nosotros, fortaleciendo nuestro vínculo en medio de la incertidumbre que rodeaba nuestro mundo.
La proximidad de Takashi despertó una serie de pensamientos en mi mente, una avalancha de reflexiones que fluían como un río inagotable. El tenía su encanto, con un rostro encantador, una frente pequeña, y sus ojos profundos que parecían ocultar secretos que ansiaba descubrir. Si simplemente dejara caer su cabello hacia atrás, tendría un perfil que no solo atraería a cualquier chica, sino que también podría robarle el aliento a cualquier mujer que lo mirara fijamente.
Su cuerpo, musculado y firme, era evidencia de su dedicación al béisbol, una dedicación que se reflejaba en cada fibra de su ser. Sus brazos fuertes eran testimonio de horas interminables de práctica con el bate, y sus piernas poderosas, listas para correr por las bases con una agilidad sorprendente. Aunque tenía todas las cualidades para conquistar a cualquier chica en el instituto, se limitaba a centrarse en su entrenamiento de béisbol, una disciplina que no solo incrementaba mi admiración por él, sino que también resaltaba su compromiso y determinación, cualidades que lo hacían peculiarmente más atractivo a mis ojos.
Su voz, inmadura y suave al mismo tiempo, estaban logrando tener el poder de acelerar mi corazón con solo unas pocas palabras. Y cuando sus labios se curvaban en una sonrisa, parecía que el mundo entero se iluminaba a su alrededor al igual que sus dorados ojos que creaban un aura de carisma que era imposible de resistir para mi. A pesar de su aparente desinterés por las distracciones románticas, no podía evitar preguntarme si alguna vez me interesará por el y el me correspondiera ¿nuestros caminos se cruzarían de una manera que trascendiera la amistad?, Eso sí nos llevara por un camino desconocido y emocionante.
Jejeje que estúpido, el mundo llendose al diablo afuera y yo pensando esas cosas tan inocentes.
Pero tenía que despertarlo era momento de hacerlo ya que a mis ojos ya era tarde.
En ese momento, Takashi despertó de manera peculiar, como si hubiera sentido un cambio en la atmósfera antes de abrir los ojos. Su mirada se desvió hacia otra dirección en primer lugar antes de girar hacia mí, sus ojos buscando los míos con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Con un tono de voz somnoliento, preguntó por qué lo había despertado a esa hora, y su pregunta me sumió en un mar de confusión, ya que yo creía que eran aproximadamente las 10:00 a.m., una hora perfectamente razonable para estar despiertos y comenzar el día.
Sin embargo, Takashi sacó su celular y, con un gesto seguro, mostró la hora real en la pantalla: apenas eran las 3:15 a.m., una hora en la que la mayoría de las personas estaría profundamente sumida en el sueño. Mi sorpresa se mezcló con un dejo de vergüenza por haberlo despertado tan temprano sin darme cuenta, y su expresión comprensiva me tranquilizó. Acepté que no era el momento adecuado para estar despierta y me dispuse a volver a dormir, consciente de que había interrumpido su descanso y decidida a compensarlo de alguna manera al día siguiente, mientras la oscuridad de la noche continuaba su reinado fuera de la ventana.
Sin embargo, mis sueños eran un tanto tormentosos al principio, una amalgama de pesadillas horribles que se adueñaban de mi mente sin piedad. En esos oscuros momentos, los infectados, con sus ojos sin vida y sus movimientos erráticos, atacaban sin piedad en los pasillos de mi instituto, mientras yo corría desesperadamente en busca de refugio. Cada rincón se volvía un laberinto de terror, y el sonido de sus gemidos guturales llenaba el aire, erizándome la piel. Era un espectáculo aterrador que dominaba mis pensamientos al inicio de mis noches.
Como ocurre en el extraño reino de los sueños, la normalidad aparente se imponía de manera inesperada. Los infectados, en un giro surrealista, desaparecían como sombras en la luz del amanecer, y el día transcurría sin sobresaltos. El instituto se transformaba en un lugar tranquilo y cotidiano, donde las clases seguían su curso y los rostros conocidos llenaban los pasillos con risas y conversaciones despreocupadas. Era como si el caos de las pesadillas se desvaneciera ante la luz del día, dejando atrás solo la sensación de un suspiro de alivio.
Un susurro en la mente, una paleta de colores en constante cambio, y mi conciencia emergía de ese mundo onírico, regresando al reino de la vigilia. El alivio que sentía al despertar se mezclaba con la intriga y la ansiedad, preguntándome si algún día las pesadillas se desvanecerían por completo o si, de alguna manera, encontraría un significado oculto en esos sueños perturbadores que me atormentaban durante las noches. Pero como ocurre invariablemente en todos los sueños, llega el momento de despertar.
Despertar me enfrentó nuevamente a la realidad, y algo extraño estaba ocurriendo, como si las sombras de la inquietud se hubieran infiltrado en la atmósfera que rodeaba a Takashi. Sus ojos, normalmente cálidos y risueños, estaban ahora fijos en Kotha con una expresión que no se limitaba a un simple regaño, sino que llevaba consigo el peso de una mirada severa, similar a la que mi padre solía lanzar cuando alguien cometía algo verdaderamente grave. El misterio que se cernía sobre esta interacción sembró una tormenta de preguntas en mi mente, curiosidad e inquietud entrelazadas en una danza incierta. Sin embargo, decidí no indagar en ese momento, prefiriendo mantenerme observadora mientras el día continuaba su curso.
Salimos del taller de carpintería, y nos dirigimos a la cafetería en busca de alimento y agua, en un intento por alejar las sombras de la tensión que habían surgido de repente. Era melancólico el camino ya que el ruido del bullicio en la cafetería, con las voces animadas de otros estudiantes y el aroma tentador de la comida, eran ahora recuerdos que se perdían a la deriva. Sin embargo, no podía evitar que mi mente diera vueltas, tratando de desentrañar el significado detrás de la mirada de Takashi y cómo esto podría influir en el devenir de nuestro día.
El enigma que rodeaba la situación se mezclaba con el hambre que comenzaba a hacerse sentir, y mientras nos sumergíamos en la tarea de conseguir alimento, no pude evitar preguntarme si las respuestas a mis preguntas se revelarían más tarde, o si seguirían escondidas en las sombras, esperando pacientemente su momento para emerger y aclarar el misterio que rodeaba a Takashi y a Kotha.
Mientras cruzábamos un largo pasillo, nos encontramos con "esas cosas", criaturas que habían sido transformadas por alguna extraña calamidad y que ahora emitían un grito aterrador, un sonido que helaba nuestros huesos y ponía nuestros nervios al límite. Pero lo peor estaba por suceder, ya que uno de ellos, con sus ojos vacíos y sus extremidades ahora visibles por la falta de ropa delatando una piel muy vascularizada y delgada. Ese maldito detectó nuestra presencia. En un abrir y cerrar de ojos, parecía que estaban a punto de alcanzarnos, y el terror se apoderó de nosotros.
Sin embargo, en medio de la urgencia y el caos, Takashi demostró un acto impresionante de habilidad y valentía. Con una rapidez sorprendente, nos empujó hacia un aula cercana y cerró la puerta de golpe, dejándose atrás mientras los infectados lo perseguían implacablemente. Su voz sonó a través de la puerta cerrada, instándonos a no abrirla bajo ninguna circunstancia, sus palabras cargadas de determinación y preocupación. Los infectados que habían notado nuestra presencia ahora solo se interesaron en él, y yo, paralizada por el miedo, me quedé en el interior del aula sin poder hacer nada para ayudar al chico que siempre había estado a mi lado, una sensación abrumadora de impotencia apoderándose de mí mientras observaba la persecución frenética que se desplegaba en el pasillo.
El sonido se desvaneció gradualmente a medida que Takashi y los infectados se alejaban, y quedé atrapada en un estado de espera ansiosa, con la incertidumbre sobre el destino de mi amigo pesando en mi mente. Mientras tanto, el aula en la que me encontraba se convirtió en un refugio temporal, un lugar donde debía reunir mis fuerzas y esperar a que la calma regresara o a que Takashi regresara, sin saber cuál sería la realidad que finalmente enfrentaría en ese mundo plagado de peligros y misterios.
El miedo me paralizó de manera inmisericorde mientras escuchaba esos gritos aterradores, un grito que parecía una cacofonía de desesperación y caos. Mi cobardía se manifestó de una manera que nunca había experimentado antes, y en ese momento crítico, me encontré completamente inmovilizada, incapaz de brindar la ayuda que siempre había recibido de quien siempre me había protegido. Era una parálisis que se apoderó de mí, como una marioneta con las cuerdas cortadas, mientras la angustia se apoderaba de mi ser.
Después de que el impacto inicial se disipó en la distancia, mi primer instinto fue buscar a Takashi, impulsaba a encontrarlo a toda costa. Sin embargo, en medio de mi desesperación, Kotha detuvo mi mano con un agarre firme y pronunció palabras que resonaron en mi mente de una manera crucial. Me recordó que Takashi era un jugador de béisbol rápido, con reflejos y agilidad sobresalientes, y que probablemente tenía más posibilidades de escapar de ellos.
Esa verdad se deslizó por mi conciencia como un destello de lucidez en medio de la confusión y el miedo. Me di cuenta de que, en ese momento, Takashi estaba en una lucha que debía afrontar por sí mismo, y que nuestra mejor oportunidad de supervivencia era seguir las palabras de Kotha y centrarnos en nuestra propia seguridad. Pero la sensación de impotencia que me embargó fue abrumadora, y a pesar de querer desplomarme en el suelo, con lágrimas que amenazaban con emerger y una sensación abrumadora de inutilidad apoderándose de mi ser, decidí seguir adelante, con una cruz cargada en mi espalda con la incertidumbre sobre el destino de Takashi que continuaba atormentándome.
Al abrir una puerta, nos encontramos con una escena impactante: una fila de casilleros en el suelo, dispuestos como si Takashi hubiera colocado esa barrera para protegernos, como si su ausencia física no impidiera que su espíritu velara por nuestra seguridad. Fue un recordatorio conmovedor de que, incluso en momentos de crisis, él seguía cuidando de nosotros de alguna manera. La visión de esos casilleros dispuestos como un escudo improvisado dejó una impresión profunda en mi corazón, y me hizo sentir aún más la falta de nuestro amigo.
Con precaución, avanzamos por los pasillos, cada paso acompañado por la incertidumbre sobre lo que podríamos encontrar a la vuelta de la esquina. El panorama era desolador y extraño, con manchas de sangre y trozos de carne esparcidos por el suelo, como vestigios grotescos de un pasado aterrador. Esta macabra escena mantenía mi mente ocupada, una mezcla de repulsión y curiosidad que me impulsaba a mirar hacia adelante con determinación mientras nos dirigíamos a la cafetería, en busca de un breve respiro en medio de la pesadilla que había invadido nuestro mundo.
Mientras caminábamos, no pude evitar pensar en las decisiones difíciles que debíamos tomar y en la realidad aterradora que enfrentábamos. A pesar de la ausencia de Takashi, su espíritu seguía guiándome de alguna manera, como un faro de esperanza en medio de la oscuridad, y su recuerdo se convirtió en un ancla que me recordaba la importancia de mantenerme junta a terceros y mantener viva la esperanza en un mundo que se había vuelto irreconocible.
Toda esta experiencia me llevó a cuestionar si los infectados eran realmente como en las series y películas de zombies. Estos infectados parecían tener una inclinación hacia la infección en lugar de la devoración. Mantenerme enfocada era esencial, pero en un momento, al doblar una esquina, casi recibo un golpe de una espada de madera. Un golpe que habría recibido de no ser por un extraño milagro: tropecé con mis propios pies y caí hacia atrás. Aunque me había salvado del ataque, quedé vulnerable ante mi agresor.
Debido a la falta de luz, mis ojos no podían discernir de inmediato quiénes eran las presencias que se acercaban pero sabía algo había 2 personas en frente de mi. Sin embargo, a medida que la segunda figura se aproximaba para ayudarme a levantarme, la reconocí de inmediato. Era nuestra adorable enfermera, Shizuka Marikawa. La otra figura resultó ser una chica muy conocida, nada menos que la capitana del club de Kendo y la ganadora del campeonato nacional de Kendo, Saeko Busujima. Aunque la enfermera emanaba calidez y amabilidad, Saeko tenía su mirada centrada en mí en Kotha ya que su mirada estaba llena de un desafío constante. Ya que me dediqué a observarlas con mayor detenimiento, noté que cada una llevaba consigo una gran maleta.
Mi descubrimiento fue notado por Saeko la cuál arrastró a Kotha a las consecuencias de mis acciones y con un tono serio y decidido nos dio instrucciones que sin dudar acatamos. Nos instó a dirigirnos a un salón más privado, y así lo hicimos, siguiendo sus indicaciones con una mezcla de ansiedad y curiosidad. Mientras avanzábamos por los pasillos en busca de este espacio más aislado, mi mente se llenó de incertidumbre y anticipación por lo que encontraríamos allí. La tensión en el ambiente era palpable, y mis sentidos estaban alerta.
Finalmente, al llegar a un aula vacía, me enfrenté a una sorpresa desagradable que parecía encajar en la tendencia de que mis sorpresas siempre fueran excesivamente grandes. Al entrar en el salón, me encontré con Hisashi y Rei, dos caras familiares que habían llegado de una manera inesperada. Parecía que habían ingresado desde afuera por las ventanas, y aunque la situación era incómoda, nos encontramos en la posición de tener que convivir debido a que ninguno de los dos pares tenía malas intenciones.
La sorpresa de nuestro inesperado encuentro llenó la habitación de una mezcla de emociones: asombro, incredulidad, y un toque de alivio al ver caras conocidas en medio de la incertidumbre que nos rodeaba. A pesar de las circunstancias incómodas, entendimos que estábamos en el mismo bando y compartíamos un objetivo común: la supervivencia en un mundo que se había vuelto impredecible y peligroso.
Después de cerrar y asegurar la puerta, mis sospechas se confirmaron. La enfermera y Saeko ya habían llegado a la cafetería antes que nosotros, y las bolsas que llevaban consigo estaban cargadas de suficiente comida como para mantenernos alimentados por al menos un día. En medio de esta situación caótica, compartimos un poco sobre nuestras experiencias y nos presentamos formalmente.
En ese contexto, la enfermera y Saeko compartieron su propia historia. Al inicio del caos, se encontraron ya que un infectado hiba a atacar a la enfermera y Saeko se encargó de él, después se refugiaron en el salón de intendencia, donde permanecieron hasta que el hambre las hizo finalmente salir en busca de comida. En tanto, el otro par, al ver nuestra huida del aula, también decidió marcharse y Hisashi explicó el porqué, y en palabras de el: conocía muy bien a Takashi para saber que él no huiría de ningún maldito lugar por más peligroso que esté fuera lo que no me hizo pensarlo ni una vez y marcharme a pesar de las insistencias de Rei en no hacerlo.
Esta decisión resultó en su escape del aula, junto con Rei, en busca de nosotros, pero al no encontrarnos buscaron resguardo en la azotea y utilizaron las ventanas para bajar por el edificio hasta llegar al salón donde nos encontrábamos. En el momento de dar nuestra versión de lo que nos había ocurrido al menos un par de expresiones cambiaron al explicarles lo sucedido, Hisashi lamentó profundamente la situación, aunque al principio me enoje con él por su pesimismo, hablaba de manera sensata.
Y en palabras de Rei: Desde la azotea, Hisashi y yo observábamos con asombro la rapidez con la que se movían los infectados. Era una vista desoladora, llena de incertidumbre y preocupación. En ese momento, Hisashi compartió su perspectiva, planteando dos posibilidades que se cernían sobre nosotros en esta etapa tan peligrosa de nuestra lucha por la supervivencia. La primera opción era que Takashi podría estar vagando por allí como uno de los infectados, una idea aterradora que parecía difícil de creer, pero que no podíamos descartar por completo. La segunda opción, que parecía aún más inverosímil, era que Takashi podría estar milagrosamente a salvo, habiendo logrado escapar de los infectados de alguna manera.
Aunque cuestioné la suposición de Hisashi, él defendió su punto de vista con fervor. Se basó en el conocimiento de la velocidad y destreza de Takashi en los entrenamientos, argumentando que si alguien podía evadir a ún infectado ese alguien era Takashi a velocidad normal y a su máxima velocidad el sin duda alguna lo dejaría atras. Sin embargo, incluso Hisashi reconoció que enfrentarse a tres infectados simultáneamente sería una hazaña demasiado difícil, incluso para alguien tan ágil y rápido como Takashi, e hizo referencia a su compañero Imamura, quien era conocido como el miembro más veloz del equipo de béisbol. Y desde la azotea lo vieron convertido en un infectado.
La revelación de Hisashi me sumió en una profunda desesperación. La incertidumbre sobre el estado de Takashi se había vuelto aún más angustiante, y la posibilidad de que estuviera en peligro real era una carga emocional que se hacía cada vez más pesada.
Mientras observábamos el paisaje desolador, el temor y la incertidumbre se entrelazaban en mi mente, y una sensación abrumadora de impotencia se apoderaba de mí, haciéndome cuestionar si alguna vez volvería a ver a Takashi, o si su destino se perdería en la vorágine de este nuevo mundo caótico.
En ese momento, Saeko compartió su plan. La estrategia era dirigirse a la sala de profesores, tomar las llaves de uno de los autos y abandonar el lugar. Dada la cantidad de personas en nuestro grupo, utilizarían el autobús de excursiones escolares para escapar. Durante nuestra conversación, salió a relucir un hecho incómodo: tenía puesto pantalones deportivos para hombres. La situación empeoró cuando Hisashi reconoció al dueño de los pantalones el cual era el mismo Takashi. Esta revelación me hizo sentir aún más incómoda, avergonzada y un poco afligida. Sin embargo, Saeko alabó mi elección, considerando que, en comparación con las faldas que tenían todos los uniformes que usaban las chicas, mis pantalones deportivos ofrecían una ventaja al cubrir más piel y evitar un punto débil obvio.
A pesar de los elogios de Saeko, la tristeza por la ausencia de Takashi seguía siendo un peso en mi corazón, una sombra constante que oscurecía cualquier alegría momentánea, en especial usando algo que era de el. En ese instante maldije en silencio, incapaz de evitar preocuparme por su bienestar, deseando fervientemente que él estuviera verdaderamente a salvo en medio de esta pesadilla que nos rodeaba.
El día, en su fugacidad, parecía desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos, como una vela que se extingue ante una ráfaga de viento frío. Nos encontrábamos en un mundo que había cambiado, posiblemente de manera irreversible, un lugar donde la normalidad se había desmoronado y la supervivencia se alzaba como la única prioridad. La incertidumbre se cernía sobre nosotros como una nube ominosa, y la urgencia de encontrar respuestas y un lugar seguro se convertía en una constante presión en nuestras mentes.Hi, ¿como están lectores de Wattpad? Espero que estén muy bien, si llegaron hasta aquí significa que leyeron todo el capítulo, si es posible les agradecería que me dieran sus opiniones en los comentarios, compartan conspiren conmigo y comenten que les pareció el capítulo de hoy.
También paso a recomendar a la escritora Hissmy por ser mi inspiración para hacer está historia también te invito a ir a checar su perfil que te prometo que no te vas a arrepentir.
Sin más que decir hasta el próximo capítulo.
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El ser al que ni el tiempo fue capaz de vencer
FanfictionNuestras acciones tienen un gran peso en nuestra vida y una decisión solo una decisión basta para cambiar todo lo que se conoce, una sola decisión basto para que una dimensión completa fuera distinta.