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Al comenzar el día, me encontré indecisa sobre qué hacer. Justo al salir el sol, la enfermera revisó a nuestro compañero herido, Kishou Taniyama, quien ahora estaba recuperándose gracias a los cuidados de la enfermera Shizuka. Sin embargo, en ese momento, se dirigió hacia Takashi y le expresó su agradecimiento con una reverencia japonesa. Agradeció a Takashi por haber regresado por él, a pesar de considerarse una simple carga, y manifestó su deuda con él. En respuesta, Takashi le indicó que no tenía ninguna deuda, ya que había actuado de manera genuina, haciendo hincapié en que cualquiera habría hecho lo mismo.
Al negar su afirmación, expresó que nadie había regresado por él, pero él sí lo hizo a pesar de lo desagradable que parecía antes, y por eso sentía que estaba en deuda con él. En respuesta, recibió la calificación de "idiota" por parte del otro, un gesto que me sorprendió, ya que no era una respuesta típica de él, y más bien algo que esperaría de mí, no de él. Luego, continuó mencionando que si tuviera que estar en deuda con cada persona que le salvara la vida, terminaría muriendo con arrepentimientos. Argumentó que cuando alguien ayuda a otro, lo hace sin esperar nada a cambio.
Cambiando a un tono más serio, él le habló:
"Pero ya que estabas dispuesto a ello, entonces te pediré algo."
Al principio, nos preocupamos por su petición, pensando que solicitaría alguna compensación o algo por el estilo, pero resultó ser todo lo contrario.
"Tuviste una segunda oportunidad, haz que me sienta orgulloso, yo y cualquiera que te conozca," dijo Takashi al chico.
Este no supo qué responder. Retomando la conversación, Takashi continuó diciéndole:
"Hacer que las personas se sientan orgullosas de conocerte es la mejor manera de pagarle a alguien, ya que eso te ayuda a mejorar y seguir adelante."
Eso nos asombró y nos dejó cautivados, ya que sus palabras eran muy sinceras. Posándose a un lado de la puerta, Takashi tomó su bate de béisbol, se sentó y pareció dormirse por unos momentos.
Casi todos nos quedamos pensando en lo que haríamos después, y comenzamos a idear soluciones. En ese momento, recordé algo importante e inmediatamente busqué y saqué el celular de Takashi. Llamé a mis padres, pero desafortunadamente, nuevamente no respondieron.
En ese instante, el chico se acercó a mí y me pidió el teléfono para llamar a sus padres. Con duda, se lo presté y marcó a casa, pero tampoco obtuvo respuesta. Casi todos intentamos calmarlo, diciéndole que era de esperarse y que no se preocupara, ya que a ninguno de nosotros nos habían respondido aún, lo cual logró tranquilizarlo un poco.
Pero ahora me preocupaba, ya que Takashi iba a hacer algo muy arriesgado. Se levantó, tomó una maleta y otras cosas que estaban en el lugar, y nos dijo que iba a salir a buscar recursos. Nos ofrecimos para acompañarlo, a lo que simplemente aceptó. Sin embargo, antes de partir, tomó una palanca y dio un fuerte golpe al suelo, clavándola en el concreto. Nos miró fijamente, luego nos habló y dijo:
"Si pueden hacer eso, entonces pueden ir conmigo. Si no pueden, dejen de soñar que son increíbles supervivientes de película y comiencen a analizar su entorno."
Y antes de salir, tomó aire y nos dijo:
"No soy un malagradecido que no quiere ayuda, pero vieron lo que esas cosas pueden hacer. Yo solo los quiero a salvo."
Con estas palabras, se marchó del lugar tras cerrar la puerta, dejándonos reflexionando, especialmente después de lo que sucedió. Hissashi se acercó a la palanca, intentando replicar lo que hizo Takashi. Sin embargo, tuvo dificultades para sacarla del suelo de concreto al principio. Con esfuerzo, finalmente lo logró y señaló que, a pesar de que el bate de béisbol que usaban en el club era un poco más pesado, el agarre de esta herramienta era más complicado.
Al imitar a Takashi con un fuerte golpe al suelo, no obtuvo los resultados esperados. No logró clavarla en el concreto y, en cambio, provocó que su cuerpo vibrara por el impacto. Fuimos a ayudarlo, y nos preguntó cómo era posible que Takashi lo hiciera con una sola mano, y además, no era su mano dominante. Esta situación nos dejó perplejos.
En ese momento, les recordé que Takashi era el mejor bateador con un gran futuro en el béisbol, así que no debíamos sorprendernos. Esta afirmación los tranquilizó un poco. Hirano bromeó diciendo que era verdad lo que decían: "Existen personas simples y débiles que no pueden protegerse a sí mismas, personas fuertes que sí pueden protegerse, pero solo los más fuertes pueden proteger a otros, y nosotros somos los débiles." Esta observación nos hizo reflexionar aún más.
La enfermera intervino, diciéndonos que no debíamos preocuparnos por eso en este momento, ya que solo provocaríamos incertidumbre donde no la necesitábamos, y de alguna manera, eso nos calmó.
En eso, nos pusimos a descansar un momento, pero recibí un mensaje en el celular de Takashi. Eran mis padres, más específicamente mi madre, quien pensaba que Takashi era el que había estado llamando a su teléfono y al de mi padre todo este tiempo. En el mensaje, ella instaba a tener cuidado con la situación actual, refiriéndose a la pandemia de infectados zombies, y le dio instrucciones sobre a dónde llegar para ponerlo bajo resguardo y asegurarse de que estuviera a salvo.
Tras leer esto, sentí mucha felicidad al saber que existía un lugar seguro y que mis padres estaban bien. Mi alegría fue evidente, y los demás preguntaron por qué. Al hacerles saber la razón, todos encontraron un motivo para alegrarse.
En ese momento, Takashi llegó, lo cual me pareció extraño. Me llamó la atención que mencionara que habían pasado ya dos horas, algo que desconocía por completo. Al verificar la hora en el teléfono, me di cuenta de que era verdad. Maldición, había pasado mucho tiempo y no me había percatado. Sin embargo, dejé eso de lado y corrí a abrazar a Takashi. Se sorprendió por tanto afecto de mi parte, y yo solo pude decirle: "Gracias por existir," lo que lo dejó aún más sorprendido.
Después de explicarle lo que había pasado con respecto a mis padres, Takashi comprendió mi sentir y me felicitó por ello. Nos mostró su maleta llena de alimentos, algo que nos sorprendió. Acordamos rápidamente dividirnos en dos grupos. Antes de separarnos, Takashi nos entregó un walkie-talkie, y tanto él como Hisashi se pusieron nostálgicos al recordar a un amigo caído.
Takashi y Hisashi decidieron ir en un auto, siguiendo las coordenadas marcadas en el teléfono. El resto de nosotros iría detrás por seguridad. Cualquier maniobra que realizaran, nos la comunicaban por el walkie-talkie. Seguíamos sus indicaciones hasta que Takashi frenó en seco casi al llegar. Le preguntamos qué había pasado, y nos informó que había problemas: una gigantesca manada de infectados estaba al frente, por lo que debíamos tomar otra ruta para llegar a la mansión Takagi y, finalmente, a mi casa.
Así que tomamos el camino detrás en dirección al centro comercial, y nos llevamos una gran sorpresa cuando más adelante, la enfermera Shizuka nos dijo que vivía una amiga suya. Sin embargo, acordamos que no era el momento de buscar refugio con ella. A medida que avanzábamos, presenciamos a un padre que había llegado con una niña a una casa, pidiendo refugio, pero se lo negaron. En ese momento, el auto del grupo se detuvo, y Hisashi y Takashi se bajaron, acercándose al padre.
Después de una breve conversación, el señor hizo una reverencia. Aunque estaba dentro del otro auto, intuí un poco lo que estaba pasando. Después de que el par regresó al auto, el padre y su hija entraron con ellos, lo cual molestó en cierta forma a más de uno, ya que era evidente que, aunque era un gesto humano, no podíamos salvar a todo el mundo.
Al continuar con nuestro camino, observé a lo lejos el canal de agua que marcaba los límites de la prefectura de Saitama, lo que significaba que ya faltaba poco para llegar al punto donde nos recogerían. Aprovechando el bajo nivel del río, cruzamos sin dudar y subimos la pendiente para reincorporarnos a la carretera y continuar nuestro camino.
El desafío se volvió más difícil, ya que el sitio de encuentro estaba detrás de una valla de contención y a su alrededor, una gran manada de infectados impedía el paso al interior de la barrera. Ahora teníamos un gran problema, pero en ese momento sugerimos una idea muy arriesgada pero reconfortante: hacer explotar uno de los autos para quitar a los infectados del camino y poder cruzar.
La idea era que el auto comenzara a quemarse, que alguien lo condujera, saliera antes de que se estrellara contra los infectados y regresara rápidamente con nosotros. Era una locura, pero podía funcionar, y sin muchas opciones, Saeko y Hisashi serían quienes lo llevarían a cabo. De alguna manera, arreglaron el auto para que comenzara a quemarse, dejando un trozo de tela ardiendo en el tanque de combustible hasta que alcanzara el interior, provocando una combustión instantánea.
Sabíamos que Takashi sería el encargado de esa misión tan arriesgada. Se subió al auto, y el padre con su hija y Hisashi se unieron al nuestro. Comenzó el plan, y nuestra estrategia dio inicio.
Nos acercamos lo máximo posible al sitio sin ser vistos. Una vez allí, con la ayuda de un encendedor proporcionado por la enfermera Shizuka, Takashi inició el fuego, atrayendo la atención de los infectados y haciendo que lo persiguieran, despejando la valla de contención. Rápidamente nos acercamos, pero surgió un problema: la valla estaba electrificada. Maldije al cielo sin saber qué hacer, ya que, sin importar la fuerza que intentáramos aplicar, no podríamos cruzarla.
Al llegar, Takashi no sabíamos qué hacer; nos habíamos quedado sin opciones. En ese momento, ocurrió lo peor: la niña comenzó a llorar. Rápidamente intentamos callarla y lo logramos, pero ahora teníamos un gran problema. Eso había delatado nuestra posición a los infectados.
Para nuestra desgracia, estábamos en una carretera sin techo, escarbada por debajo de la tierra, y nuestra única opción eran unas escaleras a una cuadra más adelante que conducían a la ciudad. Los infectados se acercaban, y con determinación, Takashi tomó una palanca y su bate, gritándonos: "Ni se les ocurra que pueden ganarle a uno de ellos. Les compraré tiempo; cuando lleguen a las escaleras, lárguense."
Sin más, se lanzó con su bate y comenzó a pelear contra esos infectados con una gran furia, mientras que el resto de nosotros no podía hacer nada más que mirar.
Me sentía impotente, pero me alivió un poco ver que pudo con toda la manada que fue contra él, lo cual nos tranquilizó un poco. Antes de que pudiéramos hacer algo, escuchamos un fuerte grito a lo lejos, eran el resto de los infectados. Él nos miró y supimos lo que haría, pero no podíamos hacer más que llegar rápidamente a las escaleras para irnos. Antes de que se enfrentara contra los restantes, escuchamos disparos a lo lejos. Eran desde dentro de la valla de contención, donde estaban disparando a los infectados y acabándolos inmediatamente.
Justo cuando nos íbamos a tranquilizar, los hombres con vestimenta de bombero que habían disparado a los infectados nos apuntaron con sus armas. Antes de que ocurriera algo, una persona de los que nos apuntaban los detuvo y, sin entender lo que pasaba, les dio una especie de orden. Todo era confuso, ya que estaban cubiertos hasta la cabeza con un casco de bombero de sellado hermético, lo que dificultaba ver qué estaban diciendo o si estaban diciendo algo. En ese momento, un integrante se acercó a la valla de contención, quitó la corriente de energía y abrió por un lado la valla, permitiéndonos entrar. Al entrar, volvieron a cerrarla y restablecieron la energía.
La enfermera y el padre de la niña hicieron una reverencia hacia los bomberos por habernos salvado, a lo que una voz familiar contestó: "No hay problema después de todo, ¿qué clase de madre sería si dejara a mi hija en el peligro?"
Y quitándose el casco, vi el rostro de mi madre. Era un sueño; mi propia madre acababa de salvarme. Quería correr a abrazarla, pero teníamos un problema: empezaron a apuntarle a Takashi, ya que él tenía sangre de infectado en su cuerpo. Él los calmó, asegurándo
les que estaba intacto y que, de ser necesario, se desnudaría para que lo revisaran de pies a cabeza. Mi madre, comandando al resto, autorizó este acto inmediatamente, y él comenzó a hacerlo. En ese momento, las chicas, al menos Rei y la pequeña niña, cerraron los ojos.
Takashi se había desnudado por completo, y sin previo aviso, sacaron la manguera que traía el camión de y comenzaron a rociarlo con agua del camión de bomberos, dejándolo completamente empapado. Después, una mujer se acercó con Takashi para verificar que no hubiera ninguna herida, lo que tranquilizó a todos. Sin embargo, yo experimentaba una mezcla de emociones, ya que estaba muy preocupada pero al mismo tiempo algo excitada, dado que Takashi poseía un gran físico y algo muy anormalmente grande que despertaba mil y una ideas en mi mente.
En ese momento, le dijeron que no podía volver a ponerse su ropa y le proporcionaron otro traje de bomberos que tenían, al menos para que no estuviera desnudo.
Y en eso nos dijeron que permaneciéramos en este lugar y dejaron a mi madre, la otra enfermera y a un par de sujetos armados para cuidar que nada pasara. El camión partió del lugar, y la razón la dio mi madre, quien explicó que no esperaban un grupo grande, a lo sumo solo a Takashi. En eso, la otra enfermera empezó a revisar a todos para asegurarse de que no tuviéramos nada inusual en las extremidades, ya sea rasguños o heridas causadas por infectados. Era entendible, pero en eso Kotha le preguntó a la enfermera por qué Takashi tuvo que desnudarse completamente. La enfermera, calmada, respondió que era bastante obvio que revisarían de pies a cabeza a alguien lleno de sangre, y más si se trata de la sangre de los infectados.
Ante esta explicación, Hirano se limitó a callarse, ya que se dio cuenta de que su pregunta había sido un tanto estúpida. Después de eso, me dio un poco de risa un comentario que Hisashi le dijo a Takashi: "Qué bueno que no te vio Rei". Takashi solo se apenó un poco.
En eso llegó una van similar a la que usan los artistas para trasladarse, y nos subieron a todos, antes de confiscar cualquier objeto que pudiera lastimarlos. Partimos de ahí para llegar a nuestro destino, la mansión Takagi, mi casa, lo cual me llenó de satisfacción al poder ver una vez más mi hogar. Al llegar, nos esperaba mi padre, quien al verme llegar y tenerme frente a él, me abrazó, lo cual me hizo sentir un poco más calmada.
Mi padre nos dio instrucciones para que entráramos a la mansión Takagi, y al hacerlo, nos llevaron a un pasillo donde al final estaba su oficina. Nos indicó que cada uno de nosotros cruzaría para contarle su historia y el motivo por el cual estábamos ahí. Aceptamos, y uno a uno fuimos pasando. Con el pasar del tiempo, la noche se hacía cada vez más visible, y uno a uno comenzó a hablar con mi padre hasta que solo quedamos el padre, su hija Alice, Takashi y yo.
Primero cruzó el padre y su hija, después yo. Le expliqué todo lo que había pasado desde el instituto, la huida del autobús, el acantonamiento en la bodega y cómo llegamos a mi casa. Él me miró fijamente y me dijo que sabía que era él, lo cual me dejó muy confundida. Antes de que pudiera preguntar, me indicó que abandonara su oficina. Finalmente, Takashi entró a hablar con él, y al parecer, estuvieron teniendo una conversación muy seria. Cuando Takashi salió de la oficina, lo hizo mi padre, quien nos indicó hacia dónde debíamos ir.
Fuimos a los cuartos de empleados de la mansión Takagi, los cuales eran muchos. Entramos a cuartos separados, a excepción del padre y su hija, Alice Maresato. Al entrar en cada cuarto, uno de los bomberos nos entregó una bolsa con una camiseta de manga larga, pantalones y zapatos blancos. Nos dijo que en cuanto nos cambiáramos, lleváramos la ropa para que pudieran mantener el lugar lo más limpio posible. Esto les facilitaría verificar si alguno de nosotros resultaba herido y evitar riesgos innecesarios. Después de hacerlo, el bombero se marchó del lugar.
Después, no hice mucho más que extrañar un poco mi cuarto original, ya que esa habitación era más pequeña, pero en esta situación era más que aceptable; un cuarto con baño era algo que no podía rechazar. Sin más, me acosté en mi cama, pero había una incertidumbre en mí, y fui a la habitación de Takashi. Al estar frente a su habitación, llamé a su puerta y él abrió con una mirada perdida en el horizonte. Me dijo muy fríamente: "¿Qué es lo que necesitas?"
Yo simplemente le mostré su teléfono y le dije que venía a entregárselo y que quería hablar con él. Accedió a dejarme pasar a su habitación, y ya estábamos solos. Sin más, me paré frente a él y lo abracé con todo el cariño que podía expresarle. Le dije que, aunque no me lo dijera, podía ver en su mirada el dolor, y que su corazón estaba llorando sin encontrar la ocasión para poder gritar. Con una voz más tenue, le dije que podía sacar todo el dolor que sentía y que había estado abrazando fuertemente dentro de él.
En eso, sentí que los brazos de Takashi me abrazaban, y empecé a sentir mi hombro mojado. Al separarme un poco de él para verlo, noté que estaba llorando y solo me dijo:
"Saya, mi madre... Mi familia se ha ido... Ellos iban a..."
Sin dejarlo terminar, lo volví a abrazar y le dije:
"Lo sé, no necesitas decirlo. Estoy aquí para ti."
Francamente, no quería que me repitiera lo que había oído. No quería que se rompiera por completo, al menos no en este momento. En eso, él reposó su cabeza en mi hombro y yo lo abrace contra mi pecho y continuó llorando mientras que yo solo podía intentar consolarlo.

 En eso, él reposó su cabeza en mi hombro y yo lo abrace contra mi pecho y continuó llorando mientras que yo solo podía intentar consolarlo

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Por mucho tiempo continúo derramando lágrimas hasta que finalmente se calmó y se separó un poco de mí. Me miró y me dijo:
"Siempre estás más para mí de lo que yo he estado para ti. Lo siento, nunca dejaré de agradecerte por ello."
A lo que yo solo tomé su hombro y le dije:
"No te disculpes, solo sé mejor."
Él me miró y me dio una sonrisa. En eso, le dije que esperaba verlo mañana, y él me respondió:
"Así será."
Entonces me retiré a mi habitación, al entrar y verificar que no había nadie adentro, cerré la puerta con seguro y me acosté en mi cama, más tranquila al recordar que Takashi estaba mejor ahora.

Hi, ¿como están lectores de Wattpad? Espero que estén muy bien, si llegaron hasta aquí significa que leyeron todo el capítulo, si es posible les agradecería que me dieran sus opiniones en los comentarios, compartan, conspiren conmigo y comenten que les pareció el capítulo de hoy.
También paso a recomendar a la escritora Hissmy por ser mi inspiración para hacer está historia y también agradecerle por darme el dibujo que use en el capítulo de hoy, te invito a ir a checar su perfil que te prometo que no te vas a arrepentir.
Sin más que decir hasta el próximo capítulo.

El ser al que ni el tiempo fue capaz de vencer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora