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Al despertar, experimenté una sensación notablemente diferente de lo habitual, ya que percibí de manera extraña una plenitud que no sabría definir como la ausencia de algo, sino más bien como la sensación de encontrar aquello que no sabía que estaba perdido. Era como el alivio de hallar mis lentes después de haberlos extraviado, permitiéndome retomar mis labores con claridad visual. No obstante, esta vez, todo adquiría una dimensión única y especial. A mi lado descansaba Takashi; ¿acaso era él lo que había estado ausente en mi vida todo este tiempo? ¿Podría ser esta una posibilidad que nunca antes había considerado, una pieza faltante que ahora, de alguna manera, completaba el rompecabezas de mi existencia? La incertidumbre se mezclaba con la posibilidad, creando un intrigante misterio que solo el tiempo podría revelar.
En el calor del momento, percibí algo inusual que, simplemente, desencadenó un torbellino de pensamientos en mi mente, una amalgama de ideas que parecían aguardar su explosión en un futuro próximo. En esos momentos compartidos con él, despertar a su lado resultaba extraordinariamente peculiar, como si cada amanecer fuese la premonición de una noticia que, quizás, el tener el rol de su esposa no estuviera mal desde un inicio. Este pensamiento suscitaba en mí una extraña mezcla de emociones, entre la incomodidad de lo desconocido y la revelación de aspectos que, durante todos estos años de conocer a Takashi, habían pasado desapercibidos ante mis ojos. Cada día que he pasado a su lado se transformaba en un capítulo intrigante de mi historia, donde la incertidumbre se fusionaba con la posibilidad, creando un tapiz de experiencias que sólo el tiempo revelaría en su totalidad.
En ese instante, decidí acercarme aún más a él, inclinando mi cabeza hacia su pecho. Lo hice, en su mayoría, motivada por un fetiche personal, ya que la musculatura definida de Takashi había capturado mi interés, especialmente en esa zona. Los músculos firmes y trabajados en su pecho se convirtieron en el foco de mi atención. Al descansar mi cabeza sobre su pecho, experimenté una sensación singular; al escuchar su corazón latir, mi cuerpo respondió de una manera inusual. Lo que acontecía en ese momento trascendía lo normal; aunque ya había tenido la oportunidad de escuchar el latido del corazón de Takashi en ocasiones anteriores, esta vez era diferente. Era como si sus latidos resonaran en sintonía con el mío, como si nuestros corazones latieran al unísono, compartiendo una frecuencia idéntica. Estos pensamientos me hicieron pensar que esta conexión entre nosotros se manifestaba de manera misteriosa he inusual en mi, dejándome con la certeza de que algo extraordinario estaba sucediendo, una sincronía palpable que iba más allá de lo convencional.
En esos momentos, me vi sumida en una confusión abrumadora, casi como si mis acciones fueran un reflejo automático de mis instintos. Jamás había tenido la oportunidad de experimentar el enamoramiento o sentirme atraída por alguien previamente, ya que ningún chico lograba despertar mi interés, ya que la mayoría que he conocido eran patéticos y mi único amigo ha sido Takashi, Sin embargo, en medio de esta vorágine de emociones, me asaltó una pregunta intrigante: ¿será que lo que estoy experimentando es lo que comúnmente llaman amor? De repente, me di cuenta de que podía estar enamorada, ese pensamiento me hacía pensar mucho y me hacía atravesar un mar de emociones me hacían imaginar mil cosas a la vez.
Tal vez fue por esos pensamientos pero en un momento y sin pensarlo, envolví a Takashi en un abrazo. Sin embargo, algo inesperado aconteció: comencé a percibir a Takashi de una manera extraña. Al dirigir mi atención a su rostro, me encontré con una expresión de tristeza profunda, lágrimas que se deslizaban por sus mejillas, todo mientras permanecía profundamente dormido. La visión de su rostro afligido me llevó a la conclusión de que estaba inmerso en una pesadilla desgarradora. La paradoja de su calma aparente mientras su rostro expresaba angustia creó una escena desconcertante. En ese momento, me sentí dividida entre la necesidad de despertarlo para liberarlo de su tormento y el temor de interrumpir un sueño que, aunque perturbador, era ajeno a mi intervención. La dualidad de mis emociones se entrelazó con la incertidumbre de cómo abordar esa situación delicada, dejándome en un estado de reflexión y cuidado ante la vulnerabilidad de Takashi en sus momentos más íntimos.
Sin embargo, algo que me desconcertó profundamente fue que, en medio de su sueño, mencionó los nombres de un hombre y una mujer que no conocía. Esta revelación me sumió en un sentimiento de extrañeza, cuestionando la naturaleza del sueño que lo envolvía. Opté por abrazarlo con más firmeza y, en un susurro apenas audible, le aseguré que yo estaba a su lado, tratando de contrarrestar las sombras que proyectaban esas menciones desconocidas.
A medida que el sueño llegaba a su fin, Takashi despertó visiblemente sorprendido al encontrarme encima de él. Actuando con un gesto apenado, me aparté y, con un toque de falso enojo, le reproché que él había comenzado a llorar y a mencionar los nombres de esas personas. Después de repetir los nombres, le pedí que no expresara su gratitud y que no se comportara como un inmaduro. Aunque mis palabras no reflejaban mi verdadero sentir, fue mi respuesta instantánea ante la confusión emocional que experimenté en ese momento.
Él simplemente respondió con una sonrisa, disculpándose a pesar de que no tenía necesidad de hacerlo. Aunque todo concluyó con una relativa normalidad, noté que Takashi se encontraba un tanto decaído, dejándome con la sensación de que, a pesar de haber superado el episodio, algo en su interior había sido afectado.
Tras ese episodio, nos reunimos con el resto del grupo con el fin de compartir más información. Sin embargo, la interacción no arrojó ningún dato relevante; lo único que destacaba era la creciente perturbación que experimentaba Hirano a raíz de sus vivencias. Cada vez que lo observábamos, parecía sumergirse más profundamente en la turbulencia de sus propios recuerdos, revelando una inquietud que se intensificaba con el paso del tiempo. A medida que la conversación avanzaba, la tensión en su rostro se tornaba más evidente, como si llevara consigo un peso que resultaba cada vez más difícil de soportar. A pesar de nuestros esfuerzos por obtener información útil, el desasosiego palpable en Hirano dejaba una sombra de incertidumbre sobre nuestras expectativas, sugiriendo que lo que él había experimentado iba más allá de lo que estábamos preparados para comprender aunque nuevamente le suplicamos que no sacará mucho el tema para no tener que explicar muchas cosas a la niña.
En ese momento, mi padre nos convocó a su oficina con la intención de hacerle entrega de algo especial a Takashi. Al abrir el paquete, nos sorprendimos al descubrir su contenido: un bate de béisbol completamente hecho de metal, a excepción de la empuñadura. Esta peculiaridad nos llamó la atención de inmediato, y mi padre mencionó:
"desde hace tiempo había deseado obsequiarte esto Takashi como muestra de gratitud por ser un gran amigo para mi hija".
Mi padre no podía pasar por alto el hecho de que Takashi siempre estuvo ahí para defenderme, sin mostrar segundas intenciones, actuando de manera genuina.
Mi padre enfatizó que lo que comenzó con la amistad entre la madre de Takashi y mi madre, Yuriko. Ahora era símbolo de este vínculo y del apoyo incondicional de Takashi hacia mí, y entregandole un bate de béisbol tan robusto como su voluntad y respaldo. Mi padre mencionó:
"Este bate esta confeccionado con tungsteno"
Y ese material que me dejó impresionada, ya que era consciente de que se trataba del material más duro y resistente de la Tierra sumado con el valor que tenía me dejaba aún más impresionada. El gesto de mi padre no solo revelaba su aprecio por la amistad entre Takashi y yo, sino que también simbolizaba la fortaleza de ese lazo, encapsulada en un regalo cuya resistencia reflejaba la solidez de su compromiso conmigo.
Entonces, mi padre le expresó a Takashi que considerara el bate como una prueba tangible de que siempre contaría con una esposa de manera incondicional, comprometida a construir una relación tan fuerte y duradera como la solidez de ese metal. La metáfora no solo encerraba la idea de resistencia, sino también la promesa de un amor firme y duradero. Ante estas palabras, Takashi tomó el bate, dirigió su mirada hacia mi padre y le expresó su gratitud, admitiendo que no tenía palabras suficientes para agradecerle tan significativo honor.
En un gesto de respeto, Takashi hizo una reverencia, dejando claro el valor que atribuía al regalo y la consideración de mi padre. Este, a su vez, me miró con una expresión alegre, como si compartiera en mi felicidad, lo cual me dejó sin saber exactamente cómo responderle en ese momento. Después de este emotivo regalo, nos retiramos de la oficina de mi padre, llevándonos consigo el peso de un regalo que no solo era material, sino que también simbolizaba un compromiso profundo y significativo hacia nuestro futuro juntos.
En esos instantes, me sumí en reflexiones profundas, y un pensamiento revelador se apoderó de mi mente. Noté que toda la comida que traíamos con nosotros era donada literalmente a la mansión Takagi, y era esta provisión la que nos estaba alimentando. Esta revelación despertó inquietudes sobre el futuro y me llevó a preguntarme qué haríamos cuando ya no pudiéramos conseguir más donaciones.
Mientras estos pensamientos ocupaban mi mente, regresé divagando hacia la habitación. Empezando con pensamientos de ¿como mi padre consiguió antes de todo esto un bate de béisbol hecho de tungsteno? hasta que fue en ese preciso momento que la hora de la comida hizo su entrada, casi como si mi mera contemplación hubiera invocado ese momento. La sincronía de estos eventos solo acentuó mi conciencia de la dependencia actual de la generosidad externa para nuestro sustento y generó un sentido de urgencia sobre cómo abordaríamos la eventual escasez de recursos. Con esta comprensión fresca en mi mente, me dirigí hacia la comida con una nueva perspectiva, consciente de la importancia de encontrar soluciones a largo plazo para nuestras necesidades alimenticias.
Después de compartir una comida, tuvimos una última charla con los demás supervivientes de Fujimi. Sin embargo, algo en mí se sentía extraño, y la razón no tardó en manifestarse. Mientras Takashi conversaba con Kotha y con Hisashi Saeko, solicitó un momento a solas para hablar conmigo. Accedí sin problemas, y en ese instante, ella fue directa y clara sobre lo que tenía en mente. Mencionó la posibilidad de compartir habitación con alguien en el nuevo refugio, lo cual inicialmente me desconcertó. No entendía por qué ella traía este tema a colación.
Sus palabras revelaron la inesperada situación: mi padre le sugirió que podría compartir la habitación con su compañero de cuarto, Kishou Taniyama, y hacerse pasar por un matrimonio joven. Sin embargo, ella se negaba rotundamente, ya que como miembro del clan Busujima, no podía aceptar casarse con cualquier hombre, especialmente alguien como él. Sin embargo, había algo que despertaba su interés, y era evidente que Takashi era su candidato perfecto. Un hombre fuerte y valiente como él encajaba perfectamente en sus expectativas. Fue entonces cuando me advirtió claramente: si tenía alguna intención o plan con Takashi, debía formalizarlo antes de que ella decidiera incorporarlo al clan Busujima. Esto me dejó perpleja, ya que nunca antes había considerado la posibilidad de una relación romántica, y de repente me encontré enfrentada a la tarea de casarme y formalizar una relación con Takashi antes de que ella pudiera arrebatar mi futuro título de Señora Komuro. La presión de esta situación inesperada añadió un giro inesperado a mi vida, planteándome decisiones cruciales que nunca imaginé tener que tomar.
En ese preciso momento, retornamos a la habitación; no obstante, le sugerí a Takashi que continuara adelante, ya que necesitaba abordar un asunto importante con mi progenitor. Una amalgama de pensamientos e inquietudes rondaban mi mente, así que al llegar a la puerta de la oficina de mi padre, decidí llamar su atención. Al ingresar, lo encontré absorto en sus quehaceres, pero al percatarse de mi presencia, me inquirió sobre la razón de mi visita a su despacho. Sin titubear, le comuniqué que era imperativo que tuviéramos una conversación, a lo que él replicó con un tono apresurado:
"Estoy ocupado, ¿no puede esperar?"
En un impulso de determinación, repliqué: "Nunca te he solicitado esto antes, así que es justo que, al menos una vez en mi vida, hagas lo que yo deseo en lugar de lo que tú prefieres."
Su reacción fue de sorpresa y molestia evidente, observándome con seriedad. En ese instante, cuando anticipaba una posible reprimenda, escuché sorprendido:
"Te escucho."
Aunque una ligera aprensión se apoderó de mí, me di cuenta de que no tenía muchas alternativas, ya que finalmente había logrado captar la atención de mi padre. Ahora, con el temor como telón de fondo, me disponía a expresar las preocupaciones que habían estado latentes en mi mente.
Así que procedí a comunicarle mi descubrimiento sobre sus interacciones con diversas personas para que simularan ser una pareja, exigiéndole una explicación. Ante mi interpelación, él replicó con calma una respuesta muy sorprendente:
"La razón detrás de todo esto es que a todos, sin excepción, los destinan a tareas laboriosas, especialmente si dan la impresión de estar solos y solteros. Esto afecta tanto a los adultos como a los jóvenes. En el refugio, se valora más la fuerza de trabajo y la productividad. Si aparentan estar solos y solteros, son propensos a trabajos más arduos, ya que, en caso de fallecimiento, no generan la misma preocupación que aquellos con parejas o familias."
La crudeza de esta revelación me resultó impactante y cuestioné cómo podían llevar a cabo semejante práctica. Mi padre, sin titubear, respondió a mi perplejidad:
"Es por eso que opto por enviarlos como matrimonios adultos o jóvenes. Quiero que no solo sobrevivan a los infectados, sino también por los humanos. La cohesión familiar ofrece una capa adicional de protección y supervivencia en ese entorno hostil."
Aunque la explicación aportó cierta claridad, la crudeza de las decisiones que se tomaban en el refugio dejaba un regusto amargo en mi conciencia. Ahora, me veía confrontada con la complejidad moral de las decisiones en este mundo postapocalíptico.
Las impactantes revelaciones de mi padre me sumieron en la perplejidad, pero, firme en mi propósito, decidí persistir en mi búsqueda de respuestas. Ahora, con una determinación renovada, indagué acerca de la elección de Takashi y yo como sus preferidos, cuestionando la razón por la cual no simplemente optar por un compañero al azar o incluso alguien de estatus superior a él. Mi intuición sugería la existencia de algo oculto detrás de sus decisiones.
Ante mi interrogante, mi padre respondió con una afirmación que resonó en la estancia:
"Deberías comprenderlo. Aunque tú no lo hayas deseado, mi plan original habría sido que te casaras con Takashi en cuanto cumplieras los 20 años y te convirtieras en una mujer legal."
Estas palabras dejaron un rastro de sorpresa plasmado en mi rostro, asimilando la revelación de un destino predestinado. Sin embargo, en lugar de disipar mis dudas, esta declaración avivó aún más mi curiosidad, generando un torbellino de preguntas en mi mente, en eso mi padre continuo:
"Eres la joya de mi vida, la heredera principal de mi legado y mi máximo orgullo. Para mí, eres lo único realmente valioso que he logrado en esta existencia. ¿Acaso puedes concebir que desearía que te vincularas con alguien que solo valorara lo que posees en lugar de apreciarte por quien realmente eres? Con respecto a Takashi, lo conozco desde su infancia, y desde el momento en que te vio por primera vez en peligro, sin importar que no te conociera, se encargó de cuidarte y protegerte. Fue entonces cuando reconocí su potencial: en lugar de esperar a que llegara un hombre bueno y perfecto para ti, podía contribuir a moldear y mejorar a ese hombre con el tiempo. En un futuro, podría convertirse en el yerno ideal, alguien con sus propias ambiciones, ansioso por verte triunfar, feliz y exitosa, y al mismo tiempo dispuesto a amarte, cuidarte y estar siempre a tu lado.
Por eso, mandé fabricar el mejor bate de béisbol con el material más duro y resistente del mundo, con el propósito de entregárselo al hombre que se casara contigo, simbolizando así que nunca renunció a sus sueños y aspiraciones; que el amor hacia ti no le impidió perseverar en la búsqueda de sus metas. Esto simboliza que, a pesar de las adversidades, sus sueños y aspiraciones no lo detuvo de amarte.
Es importante destacar que Takashi nunca ha aspirado a ser tu novio, pero ha sido tu protector constante; siempre ha estado ahí, cuidándote y protegiéndote en todo momento sin perder de vista sus ambiciones. ¿Acaso has olvidado que hace tiempo dejé de enviarte guardaespaldas porque confié en su capacidad para velar por tu seguridad y bienestar constante? Takashi ha demostrado un compromiso genuino, desinteresado y sincero hacia ti, algo que trasciende cualquier posesión material y se arraiga en una conexión profunda y significativa."
La reflexión profunda que surgió de esa experiencia me dejó sumamente pensativa, y aún más intrigada porque nunca antes me había percatado de ello. Estaba tan inmersa en mi afán de estudiar y destacar como la mejor en mis actividades académicas que la voracidad de mi ambición me había cegado por completo. En ese preciso momento, mi padre, percibiendo mi estado emocional, se levantó de su silla y se dirigió directamente hacia mí. Con un gesto lleno de cariño, me abrazó y pronunció unas palabras que resonaron profundamente en mi ser:
"Eres, desde el primer día que viniste al mundo, lo más importante en mi vida. Todo lo que poseo y todo lo que soy está destinado a ser tuyo para siempre. Aunque nunca te lo expresé abiertamente, siempre pensé muy alto acerca de tus logros futuros, y has superado con creces mis expectativas. Te admiro profundamente; has madurado y crecido de una manera excepcional, mi querida hija, ¡eres mi más grande orgullo! A pesar del inmenso potencial que fluye en tus venas, te has convertido en una mujer aún más extraordinaria de lo que alguna vez imaginé."
Ante estas conmovedoras palabras, no pude evitar emocionarme y simplemente abracé a mi padre, dejando que lágrimas de felicidad brotaran de mis ojos. Después de este emotivo encuentro en la oficina de mi papá, salí reflexiva, con sus palabras resonando en mi mente y entre todo lo que pensaba, agradecí internamente haber tenido en mi vida a unos padres como los míos. Muchas cosas se aclararon en mi interior, y, de alguna manera, sentí que el destino, Dios o la casualidad me estaban susurrando desde hacía tiempo que no solo Takeshi era el mejor hombre para mi vida, sino que también era el mejor para mí en todos los sentidos si yo quería una pareja.
Sumida en esos pensamientos, divagué dirigiéndome hasta mi habitación. Sin embargo, la clara advertencia de Saeko resonaba en mi mente, dejándome reflexionando sobre las implicaciones de sus palabras. Una vez de regreso en la habitación, mi mente comenzó a maquinar algo, gestando un plan o una idea que aún no se manifestaba por completo.
Las palabras de Saeko resonaban como un eco insistente, y me di cuenta de que debía tomar decisiones cruciales en mi vida, decisiones que iban más allá de las simples circunstancias del momento. La amenaza latente de perder mi título y la presión de formalizar una relación con Takashi se entrelazaban en mi mente, creando un nudo de incertidumbre sobre el futuro. Aunque inicialmente no estaba interesada en relaciones románticas, me vi confrontada con la necesidad de reevaluar mis prioridades y enfrentar una realidad que, hasta ese momento, había eludido.
Al ingresar a la habitación, me encontré con Takashi, quien se hallaba sin camiseta, dedicándose a realizar ejercicios, específicamente push-ups. La escena revelaba de manera evidente la admirable musculatura de Takashi, la cual se mostraba en plena acción. Sus movimientos, sincronizados con la disciplina del ejercicio, destacaban la dedicación y el esfuerzo que Takashi invertía en mantener su cuerpo en excelente forma física. La ausencia de la camiseta permitía apreciar con mayor detalle cada músculo comprometido, creando una imagen que denotaba fuerza física a lo que yo le dije que se pusiera la camiseta cuando yo estuviera presente por respeto el accedió y en ese momento, sugerí a Takashi que permitiera que le diera un masaje en la espalda, a lo cual él accedió y se quitó la camiseta nuevamente, aunque no era necesario, no me incomodó. Le pregunté si estaba cómodo con la situación, y él me confesó que le gustaban los masajes, por lo que nunca desaprovecharía la oportunidad de disfrutar uno. A medida que avanzaba la noche, las cortinas se cerraron, lo que me animó a continuar con mi plan. Al cerrar la puerta, me volví hacia Takashi y aseguré la puerta con seguro, intrigándolo sobre lo que estaba sucediendo. Le expliqué que en la mansión Takagi, cada habitación estaba diseñada para aislar por completo el ruido del exterior.
Con la noche plenamente establecida y las luces encendidas, dirigí mi atención nuevamente hacia Takashi y llevé a cabo mi propósito. Me acerqué a él, me quité la camiseta frente a él, y, quizás sorprendentemente, él parecía más avergonzado e intrigado de lo que aparentaba a primera vista,a lo que yo me quite mi bra dejando mi pecho descubierto, el máximo orgullo de una mujer ahora se lo estaba mostrando a un chico. Le dije que estaba bien, a lo que él cerró los ojos y se cubrió la cara de manera inocente. Sin embargo, le quité las manos de la cara, pegué mi torso al suyo y lo miré directamente a los ojos.

Le recordé que ya me había visto de la cadera hacia abajo sin restricciones, al igual que yo lo había visto a él sin restricciones

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Le recordé que ya me había visto de la cadera hacia abajo sin restricciones, al igual que yo lo había visto a él sin restricciones. En tono burlón, le dije que ahora estábamos a mano y que no era nada que no hubiera visto antes.
En ese instante, decidí acercarme aún más a él, lo abrace, expresándole con mayor intensidad y firmeza: "Fuiste mi ejor amigo y el único hombre que he estimado, aquel que ha estado a mi lado desde el principio, apoyándome y cuidándome de una manera única. Esta conexión especial que compartimos es lo que te hace único, y solo haría algo así con alguien tan significativo en mi vida". Quería que comprendiera lo importante que era para mí, no solo en esa ocasión, sino a lo largo del tiempo, alimentando el deseo de profundizar nuestra relación.
Con una mirada más profunda y penetrante, proseguí describiéndole cuán excepcional era para mí. Expliqué cómo había anhelado, durante mucho tiempo, estrechar más nuestros lazos y hacer nuestra cercanía aún más íntima. Me aproximé más a su rostro, y noté cómo él correspondía inclinándose hacia mí, creando un momento de anticipación palpable.
En un instante lleno de emotividad, sus labios se encontraron con los míos de manera tierna, marcando el comienzo de un intercambio que evolucionó con el tiempo, adquiriendo cada vez más intensidad. Mientras el reloj avanzaba y la luna seguía su curso en el cielo nocturno, aquel día se transformó en una noche compartida, donde ambos sumergimos nuestras almas en la conexión que se estaba fortaleciendo entre nosotros. Este capítulo significativo de nuestra amistad se tejía con la promesa de más momentos compartidos en el futuro, sellando una experiencia que perduraría en la trama de nuestra historia.

Hi, ¿como están lectores de Wattpad? Espero que estén muy bien, si llegaron hasta aquí significa que leyeron todo el capítulo, si es posible les agradecería que me dieran sus opiniones en los comentarios, compartan, conspiren conmigo y comenten que les pareció el capítulo de hoy.
También paso a recomendar a la escritora Hissmy por ser mi inspiración para hacer está historia y también agradecerle por darme el dibujo que use en el capítulo de hoy, te invito a ir a checar su perfil que te prometo que no te vas a arrepentir.
Sin más que decir hasta el próximo capítulo.

El ser al que ni el tiempo fue capaz de vencer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora