Rubrum Infernum [+21]

Caput 3

Había un silencio en la habitación, no cualquier silencio. El más de los tranquilos, donde ni siquiera podías sentir el exterior, era estar completamente solo, sin ruidos, sin personas, sin absolutamente nada a tu alrededor. Era el silencio más aterrador de todos. Sus ojos avellanas observaron sus manos, envolviéndolas lentamente con la cinta antes de colocar los pesados guantes y ajustarlos. Esta a completamente rodeado por sus cosas y la misma soledad de aquel cuarto levemente iluminado por la luz de la mañana que atravesaba las persianas, era relajante únicamente hasta cierto punto.

Tomó el pasamontañas entre sus manos. "Es hoy", pensó para sí mismo antes de comenzar a deslizar la prenda sobre su cabeza. Su corta cabellera rubia pronto fue cubierta por la tela suave de aquella máscara, sus largas pestañas rubias revolotean como las alas de las mariposas al sentir que se había picado el ojo, pero la sensación pasó rápidamente. Tomó asiento en la cama mientras sacaba debajo de ella la maleta previamente preparada desde que fue asignado a la misión. Las pupilas dilatadas se contrajeron cuando regresó a la realidad que estaba a nada de enfrentar.

Suspiró, no sin antes pedir a Dios que todo saliera bien. No era una persona que se considere a sí misma extremadamente religiosa, pero en esta ocasión, iban a necesitar ayuda de hasta el diablo. Miró por última vez su reflejo en aquel espejo, recordatorio claro de que nunca debía olvidar qué y quién era. Un hombre, un soldado. Sus pasos pesados se alejaron, con el click de la puerta haciendo eco, las miradas furtivas y rápidas no pasaron desapercibidas, leves y amables saludos mientras caminaba hacia la muerte misma.

Estaba exagerando, no era muy propio de él temer de sus misiones. Pero está en específico le estaba dando un mal sabor de boca desde la reunión de hace días. Llevaba consigo sus armas personales, listo para la batalla y armado con solo aquello que consideró especial y de la buena suerte para él. El ambiente era tranquilo y relajado, las nubes cubriendo el cielo y con leves rayos del sol iluminando unas cuantas partes del campo de la base.

Sus pasos fueron guiados a través de los senderos hasta el andén, donde subiría al avión junto a König y Karl. Quería pensar bien de sus compañeros, en verdad quería confiar en ellos, eran adultos después de todo. Bueno, König era un adulto y Karl un adolescente que fingía ser uno. Era cauteloso, siempre selectivo, necesitaba acostumbrarse a este nuevo cambio de ritmo que le hacía preguntarse por qué había necesidad de aliarse con otra organización como lo era KorTac, ¿en verdad el peligro que enfrentaban era peor de lo que esperaban? Probablemente.

Su caminata se detuvo cuando se encontró con las figuras de John y König hablando, notó los papeles en la mano del escocés y como este movía sus manos rápido, los labios se movían, explicando una cosa tras otra, movimientos casi erráticos y temblorosos antes de detenerse tras él acercarse a ellos. Nada, solo silencio, miradas rápidas entre ambos operadores de distinta organización antes de llevarlas a Ghost.

—¿Ahora qué?

Su voz ronca y tono duró sonó en aquel momento de silencio, Soap se le adelantó a König para describir la situación.

—¿Recuerdas qué... dije que saltarían del avión para caer en la isla? —cuestiona, antes de suspirar y concentrarse en la reacción de Ghost bajó el pasamontañas—. Bueno, hubo cambio de planes repentino.

Primer mala noticia, definitivamente su instinto no estaba fallando.

—¿Qué ocurrió? —Su tono era ligeramente curioso y frustrado, esto significaba que en verdad iba a ser todo un problema para el desarrollo de la misión. Todo iba a caer en su responsabilidad—. Deja el misterio para después y ve directo al grano.

—Uno de los helicópteros que volaban sobre la isla terminó por estrellarse tan rápido fue detectado por los enemigos. Creemos que crearon un campo electromagnético después de la primera vez que llegamos ahí. No se puede establecer comunicación a menos que la tecnología haya sido hecha cien por ciento dentro de la isla —Soap sonaba sinceramente frustrado, no esperaba que nada de esto ocurriera, además de las pequeñas bajas que tuvieron cuando aquel enemigo activo su campo electromagnético—. Van a tener que aterrizar en el agua y nadar hasta la isla. Perderemos toca comunicación con ustedes una vez lleguen ahí, sus radios dejarán de funcionar y estarán completamente aislados de la civilización. La única opción sería... para resolver ese problema-