¡El inicio escolar tuvo un gran comienzo! Los estudiantes nuevos no tuvieron mayor inconveniente en adaptarse al cronograma que habían programado. Eso claro ignorando aquellos casos minoristas e "irrelevantes".
Comenzar un nuevo año puede ser aterrador, aunque no lo demuestren, nadie quiere ser señalado o burlado, todos quieren ser aquella persona a la que sigan y si no es así, pueden conformarse con ser igual de genial que la mayoría. Todos quieren aceptación, nadie quiere ser rechazado.
La mayoría oculta sus verdaderas identidades con tal de moldearlas y adaptarlas a una sociedad que señala lo diferente y lo cataloga como "raro” ... Ninguno quiere ser catalogado de esa forma. Todos quieren vivir bajo las reglas de los estándares que las masas ruidosas y ofendidas autoimponen. Limitándose a sí mismos y privándose de sus propios placeres.
“Son ganado mediocre incapaces de ver más allá de los límites que otros les impusieron. No se dan cuenta, de que serán engordados hasta alcanzar su límite y ser desechados luego de exprimir cada una de sus tripas.”
- ¡Hey ustedes! ¡¿Qué están haciendo?!. - los tres amigos voltearon a ver al vigilante de la institución que corría hacia ellos. Rápidamente el encapuchado tomó la mochila con sus latas y corrió junto con los otros dos siendo guiados por una chica con coletas que corría en dirección al tétrico bosque.
-¡Mikasa! No entraré ahí.
-Cállate Eren todo esto es ¡tú culpa! No estaríamos aquí de no ser por ti. No pienso dejar que me expulsen. -tras decir esto con la furia contenida, ella tomó la mano del castaño y la del pobre rubio que aún no procesaba el como habían terminado en esa situación y siguieron corriendo hacía la espesa oscuridad entre los abundantes árboles.
Minutos de correr y correr sin rumbo se detuvieron gracias a que Armin tropezó con algo y se cayó.
-Armin.
-Tranquila Mikasa estoy bien. - jadeaba el pobre rubio tomando aire mientras Mikasa sobaba su espalda y miraba molesta al castaño que miraba a su alrededor buscando una salida del ambiente tétrico y gélido.
- ¿¡A ver Mikasa y ahora como salimos!? Dinos ya que tu nos metiste en este bosque. - La azabache jadeó indignada y se señaló así misma levantando las cejas
- ¿Dices que yo nos metí aquí? - Eren asintió, aunque luego retrocedió al verla levantarse hecha una furia mientras caminaba hacia él. - Te recuerdo que nos reuniste fuera del instituto para ayudarte a saltar la cerca de seguridad sin decirnos ningún motivo. Te recuerdo que ni siquiera te molestaste en detenerte cuando te dijimos que lo hicieras mientras escribías tus frases “revolucionarias” por tu obsesión con la sociedad y sus limites mentales.
- ¿¡Y es que ustedes no piensan lo mismo!? ¡Siempre se burlan de Armin y de ti! Ellos Viven siendo acarreados por las estúpidas normas “populares” de Historia y su grupo de” geniales” mientras que Jean los atemoriza y te coquetea y tú me exiges que no haga nada.
-Pintar un muro “expresando” tú estúpido odio que seguramente tendrá que limpiar el pobre conserje no es la forma de hacer algo.
-Ella tiene razón Eren, has llegado muy lejos.
- ¡Ese es el pensamiento que los mantiene como esclavos! Si nos quedamos callados terminaremos igual que los demás como gana…
-Vuelves a decir la palabra ganado y te golpeo la cabeza con esta rama. - amenazó la azabache apuntando al ojijade.
-Vamos, tenemos que salir de aquí. - Armin caminó por el mismo lugar en que habían huido, esperando no haber recorrido un largo trayecto y que el vigilante no se atreviera a buscarlos.
Cuando llegaron a la entrada del bosque ya no había nadie, así que rápidamente salieron de ahí volviendo a saltar la cerca.
-Deberíamos irnos juntos. Ya es muy tarde.
-Mis padres no están en casa. Por eso pude salir a verlos, pueden quedarse conmigo e irse en la mañana.
Así, los tres se encaminaron en dirección a la casa de la azabache quien junto con Armin se dedicaban a ignorar al castaño.
Los minutos transcurrían y mientras más avanzaban más crecía la tensión, Armin temblaba por el frío y el escalofrío que le daba escuchar a Mikasa recitar algo ininteligible mientras sostenía su libro de rituales. Además de que Eren silbara como queriendo llamar al chamuco tampoco ayudaba.
Estando a solo metros de entrar en la casa de la azabache, escucharon un grito extraño y escalofriante haciendo que Eren parara su silbido. Como si ambos se hubiesen puesto de acuerdo Armin y Mikasa corrieron despavoridos dejando a Eren atrás quien aseguro ver algo negro acercarse a él y corrió estirando su mano a sus amigos.
- ¡Hey! ¡Espérenme! - gritaba Eren una y otra vez al ver como Armin y Mikasa ya estaban en la entrada.
Y estos al abrir la puerta, la trancaron en la cara del asustado castaño quien la golpeaba mientras gritaba chillando. Tras segundos de risas entre ambos amigos al escuchar los gritos de Eren abrieron la puerta dejando entrar a un pálido castaño quien abrazó al rubio.
- ¡Esa cosa me seguía! - Armin y Mikasa se rieron por lo cobarde que podría llegar a ser su tonto y “revolucionario” amigo.
El lunes en la mañana Mikasa meditaba en la relación que tenía con ambos chicos, sus amigos. Siendo los tres tan diferentes que parecían acoplarse entre sí. Recordó el momento en que conoció a Eren, el segundo día de clases.
Miraba al pequeño rubio que caminaba de un lado a otro sosteniendo su teléfono móvil mientras mandaba incontables mensajes, observó a la distancia como un chico corría en dirección a ellos.
- ¡Armin! - el rubio guardo su teléfono y suspiró aliviado
Mientras que Mikasa asumía que ese chico era Eren Jaeger. -Otra vez llegas tarde Eren, hace cinco minutos sonó el …timbre-chillo el más bajo mientras agitaba a su amigo de los hombros.
-Entonces no esperemos más y sigamos. -El castaño miró a un lado observando a la Azabache quien se ruborizó al ver que el no le quitaba la vista de encima. - Oh, tu debes ser Mikasa-dijo Eren confiado mientras se soltaba del agarre de su amigo y se acercaba a la mencionada sonriendo. - un placer, soy Eren Jaeger.
-M-mucho gusto. – tomó la mano extendida del castaño quien seguía sonriendo con confianza.
-Bien, vamos, no quiero retrasarlos más. - Armin miró a sus dos amigos y sonrió. Eren siempre había tenido cierto encanto con las chicas, aunque parecía no darse cuenta y al parecer su amiga de gustos extraños no era la excepción.
Durante las clases Eren escuchaba los murmullos de los otros estudiantes quienes hablaban mal de la “gótica” y el “niño rata” odiaba las etiquetas. Siempre las odió, así que no dudaba en abrir su boca para defender a sus amigos. Aun cuando estos parecían no importarles las cosas.
Eren se ganó algunas peleas con Jean, un chico que se la daba de "genial" solo para coquetear con chicas. Incluyendo a Mikasa. La atosigaba con sus intentos de coqueteos y hacía comentarios burlistos sobre todos para hacerla reír. Claro que esto nunca funcionaba porque la azabache parecía solo estar prestando atención al espeso bosque y a sus únicos amigos.
Jean entonces probó con molestar a Eren y para llamar la atención de Mikasa y funcionó, aunque esta solo le dedicaba miradas impasibles esperando algún movimiento para entrometerse. Lo cierto era que Mikasa pensaba que ambos eran idiotas a su manera, solo que a uno si lo quería y el otro le daba igual.
Salió de sus recuerdos al observar al pobre conserje restregar con ímpetu la pared que Eren había arruinado.
–Pobre hombre. – susurró Armin a un lado de ella.
–¿Qué hacen? ¡Quieren callar nuestras voces!
–Ese hombre solo está limpiando tu desastre Eren. Cállate.
–¿Por qué lo defiendes Mikasa?
–¿Te recuerdo quién es el que separa tus estúpidas peleas?
–¡Echándome agua sucia!
–Por salvaje.
–¡Armin! ¿Tú también lo defiendes?
Eren siguió discutiendo con Armin quien se alejaba mirando el suelo.
Mikasa observaba al azabache, el sudor que caía de su frente fruncida bajaba cerca de sus delgados labios que murmuraban insultos para luego seguir su camino por el masculino y alargado cuello, para luego perderse dentro de aquel uniforme azul.
Sin darse cuenta ni saber porque mordió sus labios al sentir su boca ahora reseca. Quería seguir viendo, explorando aquellas nuevas y extrañas sensaciones, sin embargo, su vista fue bloqueada por los labios rosados de Eren que se movían diciendo cosas que ella aun no procesaba, hasta que el castaño la tomó del hombro y la sacudió.
–¡Oe! Mikasa te estoy hablando. – la mencionaba espabiló y sacudió un poco su cabeza.
–Perdona Eren, ¿Qué decías? – Eren la miró confundido, ¿Qué le pasaba?
–No es nada Mikasa. Regresemos a clases. – Él la abrazó por los hombros comenzando a caminar.
Las personas los veían y murmuraban, un raro sentimiento comenzó a hacer mello en Eren, quien soltó el agarre de Mikasa y se separó un poco de ella disimuladamente.
Claro que esta lo percibió y le dolió un poco, prefería pensar que se trataba solo de un pensamiento errado de ella… si, eso era. Eren jamás sentiría vergüenza por ella.
Al entrar al escandaloso salón Mikasa se dirigió a su asiento, donde ya la esperaba el manga que Armin le había recomendado. El rubio se notaba emocionado como un niño pequeño, que la observaba mientras esta pasaba las páginas.
Eren en cambio se había quedado conversando con Reiner e Ymir a la espera del profesor de inglés que siempre llegaba tarde.
–Hola Mikasa ¿Quieres chocolate? – Mikasa negó el ofrecimiento de Sasha y la observó mientras esta tomaba asiento a su lado.
–Sasha, debes cuidar un poco lo que comes.
–Bah, yo no engordo Armin.
–No lo decimos por eso Sasha. Lo decimos por tu salud, te puede dar diabetes, gastritis....
–¡Sashaaaa! – el sermón de Mikasa fue interrumpido por el torpe mejor amigo de la castaña que entró al aula señalando a Sasha, quien sacudía sus manos como si negara algo. El poco cabello de Connie ahora lucia de un extraño color verde, parecido al moho. –¡Me dijiste que este remedio me quitaría los piojos!
Todos comenzaron a reírse, sobre todo Jean quien no dejaba de cuestionarle como le había creido el chistecito sobre los piojos cuando ni cabello tenía.
Sorprendentemente Eren no se involucró en la conversación entre Connie, Jean y Sasha, a pesar de que el cara de caballo había amenazado con golpear a la chica patatas. En cambio, Eren ocupo el lugar que antes tenía Sasha y sonrió a Mikasa.
–Oye... ¿te gustaría ir a una heladería esta tarde? – Las mejillas de la azabache se tornaron rosáceas, murmuro un par de cosas incomprensibles antes de poder dar una respuesta y cuando por fin se armó de valor el profesor Erd hizo su entrada haciendo que todos tomaran asiento incluido el pobre Connie quien recibía duras críticas por su cabeza verde.
Eren desvió la mirada y se dedicó a prestar atención, no volvió a voltear su mirada a Mikasa quien se preguntaba si estaba bien romper su dieta para pasar un tiempo con su amigo. ¿Por qué eso era o no? Su amigo.
Pero si solo eran amigos ¿Porqué motivo se sonrojaba cuando Eren se mostraba atento con ella? Cuando le sonreía o la abrazaba. ¿Porqué su corazón se entristecía cuando él la apartaba?
¿Acaso guardaba un sentimiento profundo por su "amigo" de ojos jade?
Reconocía que Eren era atractivo, era un chico alto de buen porte, sus ojos tenían un bonito color y su voz era gruesa sin ser aterradora, a menos claro que estuviera asustado o alterado, en esos momentos su voz se volvía chillona e insoportable incluso para ella.
Tenía defectos como todos, sin embargo, eran cosas que ella sabía sobrellevar y esperaba que en algún momento Eren comenzara a madurar.
Durante las clases medito si asistir o no y cuales eran los sentimientos que guardaba hacía el castaño, sin embargo, el recuerdo de cierto hombre regresaba, aunque quisiera desechar aquel pensamiento, siempre volvía a ella como un fantasma recordándole sus errores.
Bueno, no era culpa de ella que Eren decidiera arruinar la pared, pero se sentía responsable por permitirlo y de alguna manera quería mermar su culpa.
–Buenos días. – el director entró junto con unos oficiales de policía llamando la atención de todos. Armin se tensó en su lugar y comenzó a temblar mientras trataba de controlarse. – la noche del viernes, tres jovenes según la información del vigilante dañaron parte de la fachada de nuestra institución. Quiero que sepan que habrá investigaciones y esto no se quedará así. Si entre los responsables se encuentra algún estudiante será expulsado de nuestra institución y enfrentará cargos por daños contra propiedad del estado. Que esto sea una advertencia. Serán llamados individualmente a lo largo de la semana para ser interrogados. Que tengan buen día.
El director salió junto con los oficiales, Armin le dirigió una mirada asustada a Eren mientras todos murmuraban lo sucedido. Mikasa en cambio se notaba serena, agradeciendo de que no los hayan reconocido. Si aún estaban investigando era precisamente por eso.
–Mikasa tal vez deberías soltarte el cabello... ya sabes tu peinado es algo particular podrían reconocerte.
–¿Tú crees?
–Eren deja a Mikasa tranquila con su cabello. No le prestes atención Mikasa, solo está asustado de que lo descubran.
–Oe fuimos los tres.
–Fuiste tu solo Eren. – Mikasa les hizo señas para que dejaran de hablar, ya que Jean comenzó a prestar atención a la conversación. Por suerte, ambos captaron la señal y dirigieron su vista al profesor nuevamente.
Las clases habían terminado y ya solo quedaban las actividades de cada club, cuando Mikasa abrió la puerta del club de ocultismo Annie y Sasha ya se encontraban ahí.
–Hola.
–¿Quieres que te ayudemos con algo hoy?
Mikasa tomó asiento en el suelo mirando el pentagrama, tomo la tiza para volver a pasarla sobre las líneas y luego habló.
–No es necesario. Haré unas cosas.
–¿Saldrás con Jaeger y Armin? – Mikasa miró curiosa a la rubia, quien se encogió de hombros. – ¿Qué? Presto más atención de lo que parece en clases.
–Creí que estabas durmiendo.
–No hables con la boca llena Sasha. – le regaño la rubia. – al igual que tú solo estás aquí por las galletas de Mikasa yo solo estoy aquí para dormir.
–Les agradezco que pertenezcan a este grupo. Si no fuera por ustedes me lo habrían cerrado.
–¿Entonces saldrás con tus amigos?
–¿Qué le echaste a Connie en el cabello? – una vez más Mikasa desvió la conversación.
–Yo no fui, fue Jean. – ambas miraron incrédulas a la castaña. – bueno ya ya, yo le di un tinte y el lo echó en el champú para el crecimiento de cabello de Connie.
–Mikasa. Has ignorado mi pregunta así que supongo que harás algo distinto.
–Si Eren o Armin preguntan un conjuro se salió de control, o inventen algo así.
–Armin no creerá cualquier idiotez. Por otro lado, Eren...
–Armin sabe guardar secretos, solo basta que Eren lo crea.
–Mikasa ¿tienes más galletas? – esta le extendió una bolsa a Sasha quien se la arrancó de las manos y comenzo a devorarlas bajo la vista de ambas amigas.
–¿Crees que los descubran?
–También escuchaste eso Annie. – Mikasa camino hasta la salida bajo la atenta mirada de la rubia quien solo asintió.
–Entonces le digo a Eren que el muñeco vudú que le hiciste a Historia funciono y ahora tienes que arreglar tu error. – Mikasa ya no respondió pues habia abandonado el aula y Annie se quedo observando como Sasha sacaba una bolsa de papas para degustar entre lo salado y lo dulce.
...
¿Qué era peor que limpiar la mierda pegada en las paredes de los baños de los mocosos?
Tener que reparar los daños adrede que hacían a la institución. Y ya que Pixies era un maldito agarrado con el dinero no quería comprar para la pintura si no que en cambio pretendía que él estuviera todo el día tallando la maldita pared sin dañarla ¿Era eso sensato? Por supuesto que no, tan insensato como promover un día en que los estudiantes cocinaran para degustar sus platillos.
Solo era un maldito viejo aprovechado. Tal vez debería llegar a un acuerdo con los miembros del club de ocultismo para hacerlo desaparecer de algún modo. No le haría daño a nadie, incluso podría considerarse un héroe o bueno así pensaba él. Finalmente se hartó de seguir tallando sin resultado alguno y tomo sus cosas para reclamar a Pixies plata para el balde de pintura.
Realmente esperaba que encontraran al mocoso responsable, él mismo sería capaz de guindarlo de cabeza de la azotea y dejarlo ahí hasta el final de las clases.
Los pasillos estaban llenos de mocosos que salían y entraban dando fin a sus actividades extra curriculares.
Todos se apartaban, pues sabían que el conserje estaría con peor animo que los días normales, y no estaban equivocados. Si alguno se atreviera a tan solo entorpecer el paso agarraría su cabeza y la metería en el inodoro.
Observo al par de idiotas de siempre de primer año discutir sobre alguien, al parecer la chica gótica. Era estúpido y patético. Uno porque nunca tendría la atención de la chica, y el otro porque teniéndola discutía banalidades. Mocosos idiotas y hormonales que no saben controlar sus instintos.
Levi tomó la botella de spray que contenía vinagre y los roció haciendo que se separan mirándolo con ojos abiertos.
–Es orina de gatos. Si no se dan una ducha pronto apestarán por días. – ambos miraron asqueados sus propios atuendos, sin embargo, ninguno dijo nada por miedo al hombre que los miraba como si de escorias se tratasen, así que se dieron la vuelta para tomar el camino hasta las duchas. – las duchas ya están cerradas.
Para mala suerte de ambos la salida de amigos se pospondría y el otro no podría arruinarla. Tenían que irse a sus casas hediondos y humillados una vez más por el conserje.
–Pixies dame plata, compraré la pintura para la pared. – Levi abrió la puerta de la oficina del director ignorando la presencia de los oficiales y dos estudiantes que temblaban en sus sillas. Reconoció al rubio que siempre estaba con la chica gótica y el idiota. Sospechó entonces del trío de amigos, sin embargo, esperaría hasta pintar la pared para darle una lección a los mocosos.
Su instinto nunca le fallaba, y esta no sería la excepción. El idiota era como un mini Hitler solo que hipócrita, el rubio era débil y aunque planteaba sus ideales no tenía la fuerza para llevarlos a cabo y la gótica estaba dispuesta a entrometerse por ellos.
Pixies accedió a regañadientes ya que había gente en ese momento, pero de haber estado solo se habría negado una vez más.
...
Observó a la distancia una figura que ya reconocería por su excéntrica combinación de ropas, Aunque su cabello ahora estaba suelto y no con sus típicas dos coletas. Frunció el ceño. ¿Qué hacia la mocosa gotica en la pared que el estaba seguro que sus amigos habian arruinado?
Camino enfadado hasta estar cerca y notó entonces que la jovencita intentaba al igual que él en la mañana restregar la pared. Tan concentrada estaba que no había notado su presencia.
–Mocosa. – la mencionada saltó en su lugar y lo miró con ojos abiertos. – ¿Qué haces?
La azabache apretó la esponja que tenía en sus manos haciendo que agua escurriera y desvió la mirada avergonzada. Si bien se había decidido a quedarse ayudando al conserje no sabía que respuesta darle cuando lo viera.
El hombre cansado de esperar una respuesta solo suspiró y la rodeó para colocar una lona en el suelo y preparar la mezcla de la pintura, ambos se encontraban en silencio, Mikasa ya no sabía que hacer, ni que la tenía ahí parada. Pero, se sorprendió cuando vio al conserje extenderle una brocha y un balde con pintura. Lo tomó torpemente dejando la esponja a un lado, y en silencio ayudo al conserje a pintar la pared.
Tras minutos bajo el intenso sol, sus mechones de cabello se pegaban a su frente y sus mejillas. No había sido muy inteligente hacerle caso a Eren después de todo. Levi la observaba sin dejar de cumplir su labor, le parecía curiosa aquella acción.
Cuando por fin terminaron, le extendió una botella de agua, pues había notado que ella no tomaba soda o alguna otra bebida, o bueno, no al menos en el instituto. Mikasa sorprendida tomo la botella nueva.
–Gracias.
–Ve a casa, yo me encargo del resto. –Mikasa asintió y tomo su mochila para luego caminar alejándose del lugar. – mocosa. – detuvo sus pasos y se giro a verlo. – te quedan bien, pero si no quieres morir ahogada recoge tu cabello.
Levi se dió la vuelta rápidamente para que ella no viera su rubor, así como el no pudo ver la sonrisa de Mikasa.
_____Historia remasterizada
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Entre las escobas
Teen FictionEl amor y la sociedad son la combinación más importante y compleja de la vida. Mueve a las personas a hacer grandes cosas por otras y a proteger lo que es suyo, el amor es puro, leal y cariñoso. Viene y se expresa de distintas maneras. Sin embargo e...