Dalia

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El cuerpo de mi amado reposaba en mis brazos, inerte, sin vida. Sangre brotaba de su abdomen.

Su mirada estaba perdida en la nada y sus labios estaban perdiendo color.

Mis ruegos y gritos son oídos por el silencio, mis manos temblorosas le apartan un mechón de cabello de la frente.

Pego mis labios con los suyos; ya no tienen calidez ni amor, están vacíos, sin vida.

Una lágrima se desliza por mi mejilla y llega hasta mi mentón, de allí cae directo a sus labios.

De pronto sus manos empiezan a desaparecer, todo su cuerpo se esfuma en el aire de un momento a otro, como cenizas volando con el viento.

—¿Por qué te fuiste Jeime? ¿Por qué me dejaste sola? ¿Por qué decidiste darlo todo por alguien que no lo merecía? — solté un sollozo y grité con rabia.

Agonizaba de dolor, me dolía que Jeime  muriera por proteger a quien no lo merecía, por proteger a la persona incorrecta.

A esa anomalía.

A Dalia.

Mis ojos arden y mi garganta duele, caigo al suelo llorando haciéndome una promesa: mataría a todo aquel que gozara de felicidad.

Si yo no la podía tener, entonces nadie la merecía.

-Yannary Cobas.

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