4

436 49 2
                                    

Marcy, frente a ella, seguía teniendo la mandíbula apretada y una mirada de molestia a pesar de que Sasha se hubiera marchado minutos atrás y se quedaran solas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Marcy, frente a ella, seguía teniendo la mandíbula apretada y una mirada de molestia a pesar de que Sasha se hubiera marchado minutos atrás y se quedaran solas.

No había dicho nada, incluso cuando Anne le sirvió un vaso de agua, diciéndole que se calmara.

Se sentó a su lado, mordiendo su labio inferior.

—No tenías que reaccionar de esa forma, Marcy—le dijo con voz suave.

Marcy le miró con el ceño fruncido.

—Iba a besarte. Esa maldita bastarda iba a besarte y–

—Y tú has besado a Alexa—le interrumpió Anne, ahora con una expresión dolida—. ¿No es eso injusto, Marcy? ¿Qué tu tengas una amante y te estés comportando de esta manera? ¿Ya te has acostado con ella?

Marcy no dijo nada por varios minutos, bebiendo agua en silencio, y cuando dejó el vaso sobre la mesita del living, lucía mucho más calmada.

—No—dijo Marcy—, sabes que no lo he hecho, Anne.

Anne arrugó los labios, negando con la cabeza.

—¿Por qué debería creerte?

—Porque sabes que no te mentiría con eso—replicó Marcy poniéndose de pie—. Por mucho que quiera el divorcio, y esté enamorada de Alexa, sabes que no me acostaré con ella hasta que los papeles estén firmados. Incluso sabes que, si la he besado, ha sido después de pedirte la separación, de decirte la verdad, ¿no es así?

Sonriendo amargamente, Anne asintió, forzándose a no lucir herida a pesar de las palabras de Marcy.

Tenía claro que su esposa no le mentiría con eso, que estaba diciendo la verdad, pero eso de alguna forma no lo hacía más fácil. De alguna extraña forma, si le hubiera dicho que se acostaba con Alexa, no tendría tantas dudas porque había atribuido a los deseos de separación a una calentura de Marcy por su asistente, sin embargo... Si no se habían acostado y con suerte compartieron unos besos, eso significaba sentimientos más profundos que le aterraban.

—¿Qué estás haciendo aquí, Marcy?—preguntó Anne con la voz rota.

Marcy apuntó a su bolso.

—Vengo por los papeles—contestó impasible—, pero también tengo claro que eres una persona demasiado terca, Anne—suspiró, sentándose—. Treinta días, ¿no es así?

Anne asintió en silencio, mirando a los oscuros ojos de su esposa.

—¿Como pretendes hacerlo, Anne?—Marcy suavizó su tono—. Comprendes que ya no te amo, ¿cierto? Sólo te estás haciendo más daño, Anne Banana.

Que le llamara con un apodo hizo que algo doliera en su interior.

—¿Más daño?—se burló quebrada—. ¿Como me haré más daño, Marcy? La mujer que amo quiere dejarme por que esta enamorada de otra y lo único que pido son treinta días para demostrarle que aún puedo ser suficiente para ella.

Apego [Marcanne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora