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—¡Eres un niño precioso, Liam!

—Por supuesto que lo es, mira a quien tiene de padre.

Anne comenzó a reírse cuando Edric dijo eso como si nada, ordenando la mochila del niño ya qué pasaría esos días con el luego de que volviera de su viaje de negocios. Luz, en tanto, estaba arreglando-destruyendo la televisión mientras Amity cocinaba algo para la cena.

—¿Tienes todo, Liam?—le preguntó Edric tomándole la mano.

—¡Sí, papá!

—Entonces ve a despedirte de tu madre y tus tías, ¿dónde están tus modales, bebito?

Liam le saco la lengua a su padre, ganándose un pellizco en la nariz, y luego corrió a despedirse de Amity y Anne, dejando a Luz para el final.

—Adiós, mamá—se despidió Liam cariñosamente—, ¡te voy a extrañar! ¡Y por favor, trata de no destruir algo!

Luz comenzó a reírse.

—Pásala bien con tu papá, príncipe—se despidió dándole un beso en la frente—. Nos vemos en unos días.

Segundos después, la puerta fue cerrada, quedando solo ellas tres en el pequeño hogar de Luz y Amity.

—Oye, Anne Banana—Dijo Amity desde la cocina—, ven, quiero darte algo en tu día especial.

Anne arrugó el ceño, negando con la cabeza, y entró a la habitación, quedándose quieta mientras una sonrisa enorme se extendía por su rostro.

Unas pantuflas de Snoopy estaban sobre la mesa con una cinta de regalo, así que comenzó a reírse por la diversión para luego abrazar a su mejor amiga, dándole un beso en la mejilla.

—¿Y para mi que? ¡Amity gastó mi dinero!—se quejó Luz entrando.

Anne volvió a reírse, abrazando a Luz también por la emoción, agradeciéndole por el bonito y simple presente, tratando de obviar la acongojante sensación en su pecho porque ese día cumplía veintinueve años y Marcy no la había saludado en la mañana.

Aunque tampoco es como si no lo hubiera esperado, porque Marcy nunca solía ser la primera persona en desearle un feliz cumpleaños: por el contrario, prefería ser la última, así que cuando era ese día, se juntaban luego del trabajo para ir a cenar solo las dos y pasar una maravillosa noche sin que nadie las molestara.

Así que Anne estaba preparada, estaba lista, pues ya tenía la reserva al restaurante al que iban siempre, y esperaba con mucha anticipación esa noche, por que si todo salía bien, tal vez podría finalizar con ellas dos haciendo el amor y recuperando esa magia que las rodeaba cuando estaban juntas.

—¿No quieres cenar con nosotras?—preguntó Amity con expresión preocupada—. Puedes invitar a Marcy si quieres...

Anne sacudió la cabeza, emocionada.

—¡Las cosas están bien!—dijo sonriendo—. Marcy me beso, Amity, ¡ella tomó la iniciativa! No pensé que fuera a hacerlo, pero me agarro de sorpresa, y estos días ha estado más cariñosa y dulce conmigo.

Amity sonrió débilmente, casi a regañadientes, pero no le tomo mucha importancia porque sabia cual era la opinión de Amity acerca de todo eso. Seguía doliendole, sin embargo, sabía que no podía hacer mucho sobre aquello, solo le quedaba asumir que su mejor amiga no le apoyaba por completo.

—¿Cuanto tiempo te queda?

Y, por supuesto, su novia tampoco estaba de acuerdo con ella.

Anne miró a Luz, mordiendo su labio inferior.

Apego [Marcanne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora