Capítulo 4: "Sweet Love"

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**CANCIÓN SUGERIDA: "Fresh Eyes- Andy Grammer"

I got these fresh eyes, never seen you before like this
My God, you're beautiful
It's like the first time when we open the door
Before we got used to usual

- Lyrics "Fresh Eyes- Andy Grammer"

MIAMI BEACH, FLORIDA

JULIANA'S POV

"Estaba cometiendo un grave error".

Lo sabía desde el momento en que había intercambiado aquella conversación con Valentina Carvajal de una forma que quedaba muy lejos de una relación profesional. Sabía que Valentina no era mi paciente, pero su hija lo era. Seguía siendo la madre de uno de mis pacientes, y por lo tanto, tenía que existir cierto alejamiento emocional y una relación estrictamente profesional para que mi lógica y objetividad no se vieran afectadas. Era una psicóloga experta que jamás había sobrepasado alguna norma ética. Manejaba el Código Deontológico perfectamente, donde se dictaba lo que era correcto o incorrecto para una trabajadora de la salud como yo.

En el momento en que supe que Valentina Carvajal era la mujer que había llegado
a entregarme mi comida tendría que haberla saludado cortésmente y cortar toda
conversación para mantener el profesionalismo y no dejar de lado la ética profesional. Lamentablemente no había pasado de ese modo. Había conversado con ella, la había invitado prácticamente a desayunar, había bromeado con ella y luego me había quedado pensando y con la sensación de que lo que había hecho no parecía correcto. Si bien ella no era mi paciente, no sentía que fuera adecuado mezclar las cosas.

Pero ahora estaba allí, conduciendo hasta el centro de Miami para visitar la pastelería porque Emily me lo había pedido cometiendo mi segundo error en una sola semana Emily si era mi paciente, era una niña dulce y maravillosa con la que yo sentía una conexión increíble que en todos mis años de profesión jamás había sentido con alguien más.

Yo por mi parte había tratado de crear un vínculo con ella. Había tratado que ella se
encontrara a si misma escuchando lo que decía y dándole mi punto de vista. Un psicólogo normalmente se limita a escuchar y a tratar de que la persona misma se cuestione lo que dice y así vaya creando preguntas sobre su propia identidad. Por mi parte, yo hacía eso con los niños. Escucharlos, darles mi punto de vista profesional, y tratar de que vieran que en la vida las cosas siempre tenían diferentes perspectivas. Con Emily lo había intentado, pero la simpatía que sentía por ella, la unión increíble que sentía con esa niña me había impedido actuar convencionalmente en la primera sesión. Quería que me tuviera confianza, que sintiera en mí un apoyo y que supiera que estaría con ella en cualquier momento. Pero simplemente creía que Emily Carvajal no necesitaba una terapia psicológica.

Era una niña sumamente inteligente que no había enfocado correctamente su forma de ayudar a los demás. Había bastado una sesión para que ella cambiara su forma de ser. El día anterior me había dicho que Billy, el niño que había iniciado la situación actual, había intentado molestarla, había molestado a Jennifer y que ella a pesar de sentir mucho enojo se había limitado a ignorarlo y a decirle a su maestra lo que estaba pasando.

¿Una sesión y ese resultado? No podía existir un problema que se solucionara con esa rapidez, lo que me daba a entender que jamás había existido un problema que solucionar. Todo niño tenía comportamientos diferentes, algunos agresivos, otros pasivos, otros muy activos. Era niños, y no robots.

Lastimosamente en la sociedad las personas se habían vuelto poco tolerantes, poco amorosas y poco empáticas. Preferían eliminar o cortar de sus vidas todo lo que les pareciera diferente. Eso se aplicaba en varios ámbitos; una relación de amistad, una relación de pareja, laboral o simplemente la relación que existe entre el ambiente educativo y el de una pequeña estudiante que simplemente buscaba la forma de hacerse escuchar.

Dulce amorWhere stories live. Discover now