Capítulo 42: "Papá"

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MIAMI, FLORIDA

CASA DE VALENTINA:

ANGIE'S POV

Hoy era un buen día.

El sol brillaba y lo podía apreciar desde la ventana mientras preparaba el desayuno. La sonrisa no se podía borrar de mi rostro aunque quisiera, y era porque desde hace mucho no me siento así de feliz. La felicidad se debía a algo muy simple: Mi nieta estaba enamorada.

Pensar en Valentina siempre llenaba mi corazón de cierta nostalgia y tristeza. Esa tristeza al saber que no había podido darle todo lo que alguna vez soñé que tuviera y lo que merecía. Valentina llegó a mi vida a cambiarla. Llegó a mi vida a complementarme de cierta forma cuando me sentía sola. Tenía a mi hija, pero al mismo tiempo la sentía lejos de mí. ¿Tendrá sentido? Llegué a un punto donde después de perder a Arthur, mi difunto esposo nada parecía hacerme feliz. Helena siempre estuvo conmigo, pero no era una constante en mi vida y a pesar de tener la pastelería y estar rodeada de personas me sentía sola.

Cuando Helena murió me sentí devastada pero había una luz iluminando mi vida. Una hermosa bebé de ojos azules que ahora dependía de mí. Una niña que fue creciendo sin sus padres y con una abuela que tenía que trabajar fuertemente para salir adelante. Valentina fue algo inesperado. No estaba preparada para hacerme cargo de una niña y empezar de nuevo a criar a una niña que tenía que sobrellevar la muerte de sus padres aunque apenas los recordara. Al principio las cosas fueron bien. Valentina era una niña con necesidades simples. Su leche, sus pañales, su ropita y sus cosas de aseo. No exigía mucho de mí. Pero a medida que fue creciendo las cosas fueron cambiando y una ola de despidos y la economía afectaron profundamente mi negocio tanto que pensé que lo cerraría.

Valentina siempre fue una niña con gustos muy simples, y muy comprensiva pero yo siempre quise darle mucho más. Jamás me exigió nada que no pudiera darle, sobre todo cuando la pastelería empezó a ir mal. Al verla trabajar con solo dieciséis años mi corazón se partía.

Su adolescencia fue básicamente ir a la escuela, volver a casa y trabajar en la pastelería. No fiestas, no chicos, no diversión. Su vida prácticamente se consagró a ayudarme cuando tuve que despedir a mis empleados. No podía permitirme perder el único patrimonio que algún día podría dejarle a ella. No tenía nada, pero quería que Valentina si tuviera un medio económico para cumplir sus sueños. Yo pensaba que estaba robando su adolescencia pero al verla emocionarse con los pasteles, su creatividad y su sonrisa al descubrir un nuevo sabor o una nueva receta mi corazón supo lo que pasaba. Valentina amaba la repostería tanto como yo. Amaba la cocina.

Sus ojos brillaban cuando decoraba un pastel esperando mi aprobación. Su sonrisa era hermosa cuando me mostraba sus cupcakes o alguna receta nueva con sabores que ella había mezclado que resultaba ser fabulosa y tenía una buena recepción con los clientes.

Valentina era la que me inspiraba a seguir adelante. La niña que a los catorce años amaba la pastelería tanto como yo y estaba dispuesta a salvarla.

"Si podemos abuelita"

"No te preocupes abuelita, todo irá bien"

"Vamos a salir de esto abuelita. Yo voy a trabajar muy duro"

"Iré a vender cupcakes a algún lugar abuela. No voy a dejar que todo esto se pierda porque no vienen clientes. Si los clientes no vienen nosotras los buscaremos"

"Abuela siéntate yo me haré cargo de todo"

"Descansa abuela, yo puedo con esto"

"No te preocupes abuela. Yo estoy aquí para ti como tú lo has estado siempre para mí"

Dulce amorWhere stories live. Discover now