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Yo acepté encantadísima sin ninguna duda. Salir con Yuta era uno de mis mayores deseos en toda mi vida, bueno, eso hasta que después empecé a salir con Jaemin. ¿Por qué siquiera lo menciono? No es como me importe de todos modos ahora que no estamos juntos. No, claro que no.

Me fuí con Yuta y llegamos a su auto. Era un bellísimo BMW blindado color negro. Supuse que era un modelo nuevo ya que nunca lo había visto.

Me abrió la puerta y me subí a su auto. Por dentro incluso era mucho más bonito. Pero más bonito era Yuta.

Durante el camino me llevó por un ruta que nunca había conocido, quizás porque nunca tuve que ir allí, pero parecía una zona muy rica y lujosa. Algo muy diferente a donde yo solía vivir.

— ¿Te gusta? — me sorprendí cuando me pilló mirando por la ventana un buen rato, como si fuera una niña. Yo asentí.

— Es bellísimo.

— Te va a gustar mucho más de lo que piensas. — yo me quedé muda, sin saber como reaccionar a eso. Pero supongo que se refería al lugar donde iríamos. Si, eso debe ser.

Y como lo imaginé nos paramos justo frente a un restaurante de lujo. Uno que ni en mis propios sueños se había presentado.

Yuta me abrió la puerta y salí tomando su brazo. Nos adentramos y el lugar era impecable. Ventanales enormes, comedores y adornos de mesa hechos de cristal. Las paredes eran de color crema y habían unas lámparas muy minimalistas colgadas en el techo. Este lugar era realmente bello. Eso hasta que me dí cuenta que solo podían entrar personas mayores de diecinueve años.

Por suerte tengo veinte, pero cuando nos acercamos a la puerta el vigilante me miró con cara de desaprobación. ¿Qué pensaba de mí? Tampoco era mi culpa por ser muy baja, tan solo mido 1.65.

— Ella viene conmigo. — le dijo Yuta al vigilante. Sacó de su cartera algo para dárselo al hombre, me parece que era su identificación. Por fin pudimos pasar sin problema, pero yo aun me sentía muy indignada.

Nos sentamos en una mesa junto al ventanal. Yo me crucé de brazos y Yuta se dio cuenta de lo que pasaba.

— ¿Estás enojada?

— Por supuesto. No es posible que haya pensado que soy menor de edad. ¿Qué acaso no miró mi cuerpo? — exclamé sin sonar alarmante para los demás clientes. Yuta soltó una carcajada.

— Eres muy pequeña. Además de que tu rostro es bello, como el de una niña. — me sonrojé por un momento, pero luego me contuve.

— Bueno, tengo algo a mi favor. — me encogí de hombros.

— Eso si no te dejan pasar aquí. Sino hubiera traido mi identificación tal vez no hubieramos entrado por ti.

— ¿Qué estás queriendo decirme? — fruncí un poco mi ceño sin tratar de molestarme, no quería arruinar este momento que puedo estar con el chico de mis sueños.

— Ah, nada, no me hagas caso. — evadió y un mesero nos trajo la carta. Yo al abrirla me sentí toda una ignorante. Habían platillos extraños, y digamos que la mayoría no los conocía ni tampoco los había escuchado en mi vida.

— ¿Qué me recomiendas? — pregunté con una sonrisa nerviosa.

— Pide lo que tú quieras. — me dijo sin mirarme, con un tono amable seco. Yo me fuí buscando otras opciones hasta que por fin encontré la sección de postres. ¡Uff, al menos comería algo que si conozco!

Estuvimos conversando un poco hasta que nuestra comida llegó. Yuta se sorprendió por ver lo que me iba a comer, pero yo estaba más sorprendida por lo que él pidió. Era un platillo algo elegante y a su lado una copa de vino. ¿Eso no es de viejos?

— ¿Te vas a comer eso? — señaló hacia mi pequeño pastel de chocolate. Yo asentí un poco confundida por su reacción.

— No tengo mucha hambre, así que solo me comeré esto. — sonreí, pero por alguna razón siento que a él le molestó que yo haya pedido un poco de pastel.

— Está bien. Pero no comas mucho, debes cuidar tu figura. — me sonrió y comenzó a comer su comida. Yo por otro lado, me sentía entre confundida y triste. Quiero decir, cuando salía con Jaemin él no me decía cosas como que debo cuidar mi figura o algo así. Él era todo lo contrario, me dejaba comer lo que yo quisiera e incluso me sentía feliz de que no me prohibiera comer cualquier cosa. En cambio Yuta... es muy diferente. Supongo que tiene algo de razón y solo quiere cuidarme. Pero yo me empecé a comer mi postre con menos ganas, aunque hacia el intento por animarme.

(...)

Salímos del restaurante y nos fuímos a un centro comercial. Yuta se ofreció a pagar la cuenta por mí, incluso no esperé que lo hiciera, pero tampoco me quejo. Estuvímos pasando por las tiendas pero no compramos nada. Yo miraba la ropa ya que se acercaba la temporada de otoño. Me hubiera gustado comprar de menos un suéter o unas botas, pero no llevaba dinero suficiente conmigo.

— ¿Te gusta? — Yuta se puso a mi lado y me volví hacia él. Yo asentí y volví a colocar mis palmas sobre el cristal de la tienda.

— Lástimosamente no tengo dinero conmigo.

— Yo puedo comprarte lo que quieras si lo deseas. — me giré hacia él con estupefacción. Él no podía estar hablando enserio, quiero decir, me da pena que él haga eso por mí. Lo digo enserio.

— No, no te preocupes. Volveré otro día. — le tomé de su brazo pero él negó la cabeza.

— Nada de eso, tú entra y comprate lo que tú quieras. — sacó de su billetera una faja de billetes. ¡Deben ser como 200 wones! Yo quería negarme.

— Creo que ya hiciste mucho por mí. Ya pagaste mi comida y me has traído hasta aquí, no quiero molestarte más.

— Para mí no es ninguna molestía que te compres algo lindo que usar. Claro, siempre y cuando lo vayas a usar ¿Verdad? — él arqueó una ceja y me hizo reír.

Yo asentí pero no tomé el dinero, me adentré a la tienda y pedí el suéter en mi talla. Pero cuando me lo probé me sentí mal porque Yuta quería pagarlo, así que mentí y le dije que no me quedó. Lo peor de todo fue que me pidió que eligiera otra cosa, pero que no nos ibamos a ir hasta que algo me convenciera. Así que solo tomé un suéter más barato que el otro, también era bonito, pero no quería llevar aquello en mi consciencia. Digo, ningún novio le da a su novia dinero para comprarse ropa. Al menos para mí es muy extraño saberlo.

Como fuera que sea, Yuta pagó mi suéter y nos fuímos felices.

Regresé a mi casa toda cansada, mi madre no se encontraba en casa y mi padre seguramente tampoco estaba. Subí a mi cuarto y dejé la bolsa de la tienda sobre mi buró. Me tumbé en la cama y estuve así por unos minutos, hasta que sonó mi celular.

Lo desbloqueé solo para ver un mensaje de un número desconocido, pero al ver la foto de la persona supe quien era y lo agendé rápidamente.

"¿Te fuíste con Yuta?"
" ¿Qué tal te fue?" ^^

"Muy bien a decir verdad. Pero también he llegado muy cansada"

"Me lo imagino. Tienes que contarme todo a primera hora mañana"

Me reí ante el mensaje de Kazuha. Y escribí de vuelta.

"Claro. Te contaré todo mañana. ^^"
"Buenas noches. "

"Buenas noches, Young".


𝖢𝗁𝖺𝗇𝗀𝖾 ➸ 𝖩𝖺𝖾𝗆𝗂𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora