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Una ráfaga de viento me invadió el cuerpo cuando salimos del antro. Me abracé a mi misma tiritando ya que no llevaba una chaqueta conmigo, Jaemin estaba a unos pocos metros lejos de mí con el celular pegado a la oreja. Cuando terminó la llamada volteó hacia mí y se acercó.

— Acabo de llamar un taxi para ti.

— G-gracias. — tartamudeé debido al frío que tenía, asintiendo cabizbaja.

— ¿Tienes frío? — me preguntó en voz baja y yo asentí de nuevo. Lo próximo que me sorprendió fue ver que se quitaba su chaqueta y me la ponía por encima de mis hombros. Pronto dejé de temblar, la chaqueta de Jaemin era cálida y acogedora, y eso solo me hizo pensar que ni un hombre había hecho alguna cosa así por mí en mi vida; ni siquiera el estúpido de Yuta. Sólo había sido Jaemin cuando estábamos juntos.

Estábamos...

— ¿Qué hacías con Yuta allá? — me preguntó con una voz severa que me hizo voltear a verlo por primera vez.

— Lo mismo que tú, supongo. — me encogí de hombros.

— ¿Qué quieres decir? — frunció su ceño con confusión.

— Viniste a lo mismo ¿no?

— A diferencia de ti, a mí no intentaron drogarme con una pastillita dentro de un vaso. — su voz salió severa pero con un cierto toque de sorna, fruncí mi ceño de la misma manera que él lo hizo hace un rato. Su respuesta me dejó muy confundida y lo miré perpleja.

— ¿Qué?

— Las ponen en todos los vasos, Soyoung. Deberías saberlo antes de haber aceptado venir con ese imbécil.

— ¿Y entonces por qué estás aquí? — él estaba apunto de abrir la boca para decir algo, pero simplemente la volvió a cerrar. Su rostro estaba como nostálgico, y no pude evitar preguntarme que era lo que lo tenía tan afligido además de nuestra ruptura. —¿Jaemin?

— ¿Sí? — él reaccionó y me miró. Sus ojos estaban apagados y por alguna razón sentí que mi corazón se encogía.

— ¿Qué estabas haciendo aquí? — volvió a callar y entonces volví a hablar. — ¿Tiene algo que ver conmigo?

— No. Pero supongo que no te importaría de todos modos.

— ¿A qué te refieres? ¡Jaemin, dímelo!

— Se trata de mi madre. — soltó es seco, su mirada no estaba posada en la mía desde hace rato, ví como su mandíbula se tensaba y como su nuez se movía al tragar saliva.

— ¿Qué pasa con ella?

— Tú deberías saberlo ¿no? — su voz se había quebrado y yo empecé a preocuparme más. ¿Por qué me preguntaba eso como si hubiera tenido algo que ver con su madre? Como si me reprochara algo. Y entonces recordé todo...

Una mueca de vergüenza se formó sobre mi rostro, no podía ser capaz de mirar a Jaemin cuando estaba apunto hablar. Pero tenía que hacerlo.

— ¿Siguió enferma de gripe?

— ¿Gripe? — una risa cruda salió de sus labios, luego me miró con estupefacción y yo me tensé. — Ella no tenía ninguna gripe y tú lo sabes. ¡Ella tenía cáncer! ¿Entiendes? ¡Cáncer! ¿Cómo te atreves a preguntarme algo como eso cuando tú eras la única que lo sabía?

Me quedé en estado de shock. ¿Cáncer? Yo no lo sabía, juro que no lo sabía. Mi mente no recobraba ningún recuerdo sobre esa situación en la que me hubiera mencionado la enfermedad de su madre. Sí, sabía que estaba enferma, pero nunca supe de que...

𝖢𝗁𝖺𝗇𝗀𝖾 ➸ 𝖩𝖺𝖾𝗆𝗂𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora