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Me levanté jadeando, mi pecho subía y bajaba de manera descontrolada, eso hasta que mi respiración la sentí controlarse y entonces dividisé las sábanas de mi cama cubriendo mis piernas. Tragué duro y mi mano se posó sobre mi pecho, para escuchar los latidos incontrolables de mi corazón. Me pasé la mano por la frente y estaba empapada en sudor.

Había estado soñando.

Y por muy irónico que parezca se sintió tan real que me fue imposible detener las lágrimas bajando por mis mejillas. Todo lo había estado soñando y solo de ser así tomé mi celular del buró al lado de mi cama para asegurarme de que nada de lo que había vivido en aquella pesadilla fuese real.

Entré al chat que tenía con Jaemin y un suspiro de alivio salió de mis labios al ver un mensaje suyo, el cual había sido mandado casi a media noche, y decía que quería hablar conmigo y solucionar las cosas. Jamás habría pensado el como llegué a dominar a Jaemin con mi manipulación al punto de sentirse él el culpable cuando claramente no lo era. Pero eso no sucedería más, yo tenía un labor y era el de arreglar las cosas con todos, empezando por mí misma.

Me levanté e hice lo que nunca en mi vida habría hecho ni de broma; hacer mi cama. Sé que suena estúpido pero mi madre siempre era quien la hacía por mí, aunque ya no dejaré pasar eso por delante.

Cuando terminé de arreglarme tomé mi mochila y me miré en el espejo de cuerpo completo que tenía en mi habitación. Solté un suspiro y me animé mentalmente antes de salir de la habitación.

Cuando bajé miré a mi madre terminando de preparar la mesa. Me acerqué lentamente ya que aun sentía algo de remordimiento por nuestra discusión de anoche.

— Hola, mamá. — mi voz se volvió débil y suave. Ella se giró para verme con determinación. De acuerdo, aun seguía molesta conmigo y no tenía porque reprocharle nada.

— Hola, Soyoung. — al menos agradecí que no me dejara con la palabra en la boca. Sé que por muy molesta que esté, mi madre no actuaba así. — El desayuno ya casi está listo. — asentí y ella se fue a la cocina. Estaba por sentarme en mi lugar habitual cuando giré mi cabeza para ver a mi padre bajar por las escaleras acompañado de un bostezo.

Por inercia me levanté y me quedé allí hasta que mi padre me miró. No me contuve más y corrí a abrazarlo, solté en llanto mientras me aferraba más a mi padre.

— ¿Soyoung? — me llamó pero no me separé de él, y entonces sentí sus brazos rodearme. — ¿Soyoung qué te sucede? — empezó a consolarme mientras me abrazaba, yo estaba incontrolable que no podía articular una palabra.

Después de un rato, me separé y lo miré con los ojos ardiendo por el llanto.

— Perdóname Papá. — mi voz se quebró y él me sonrió dulcemente acariciando mi cabello con una de sus manos. Sabía que me había equivocado y como me arrepentía de lo que había hecho. Mi padre era tan bueno conmigo. — Lamento lo que te dije, lo lamento mucho. — sentía mis lágrimas bajar con abundancia y volví a abrazar a mi padre.

(...)

Llegué a la Universidad casi corriedo. Después de una pequeña charla con mi padre me había dado cuenta que el tiempo se me estaba yendo, y ahora mismo me encontraba en el pasillo sacando de mi taquilla lo que iba a necesitar para las clases del día.

Cuando cerré mi casillero me dí la vuelta pero choqué con alguien que hizo que mi mochila cayera al suelo y también sus libros terminaran en este. Me agaché para tomar ambas cosas cuando de pronto escuché una voz muy familiar.

— ¡¿Acaso estás loca?! — esa voz, la conocía de alguna parte. Y es que solo me bastó alzar la mirada para ver de quien se trataba. Yo estaba perpleja mientras Yeeun tenía sus brazos cruzados mientras me miraba con ápice de asco y con inefable superioridad.

𝖢𝗁𝖺𝗇𝗀𝖾 ➸ 𝖩𝖺𝖾𝗆𝗂𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora