Hannah intentaba huir del amarre que su tío Merle le tenía hecho. La pequeña de tan solo 10 años, se retorcía en la cama mientras que su tío abusaba de ella.
Merle tenía una mano en la boca de Hannie para que nadie oyera sus sollozos y lamentos, mientras que con la otra, recorría el pequeño cuerpo de la niña.
Un par de horas después, Hannah se encontraba sentada en un rincón de la habitación con las piernas en su pecho mientras que lágrimas caían de sus ojos.
Empezaba a comprender todo, siempre ha sido así y nunca se ha resistido pues no sabía que era. Pero ahora, sabía perfectamente lo que su tío le ha estado haciendo durante más de 6 años.
Hannah se encontraba sentada en el suelo mirando el cielo mientras que pensaba en sus cosas. Pero alguien le interrumpió sentándose en el suelo.
— ¿Ocurre algo?
— ¿Qué? -preguntó Hannie sin haber prestado atención a la pregunta que le habían hecho.
— ¿Estás bien?
— Si, estoy bien. No te preocupes, Glenn. -dijo para después girarse y mirar al asiático con la mejor sonrisa que pudo hacer.
— Deberías estar jugando con Addison, Jake y Carl. Están dentro de la casa jugando al uno.
— Lo sé, me lo habían propuesto pero no tenía muchas ganas. -afirmo.
Ambos se quedaron en un silencio, pero no era un silencio incómodo, era un silencio lleno de paz y tranquilidad. Solo estaba la compañía que se tenía el uno al otro.
Pero esa tranquilidad fue interrumpida por el mismo Glenn, quién había abrazado a Hannah por la cintura para que esta apoyara su cabeza en su hombro.
— No me cojas de ahí, por favor. -dijo Hannah mientras quitaba la mano del asiático de ahí.
— Lo siento, no pensé que podría molestarte. -se disculpó, Hannie sabía que no lo había hecho con malas intenciones pero no quería que nadie la cogiera de la cintura.
Ambos volvieron a guardar un silencio, pero esta vez si era un poco incómodo. Al menos para la pequeña.
— Hannie.
— ¿Mmh?
— ¿No tienes calor con la camiseta de manga larga? Estamos a treinta y cinco grados la sombra. -dijo extrañado.
— Ehh... No, no tengo calor. -dijo con una sonrisa- Creo que iré con los chicos, nos vemos luego.
Dijo para después levantarse e irse de ahí, dejando a Glenn tirado en el suelo y muy confundido.
El grupo tenía metido en el pajar al zagal que se hacia llamar Randall. Como tan curiosos que son, Hannah y Carl se metieron dentro para hablar con él.
— Que sombrero tan guay -le dijo Randall a Carl con una sonrisa mientras que ambos niño tenían una expresión seria- Yo soy Randall. ¿Como os llamáis? El sheriff de antes, ¿es tu padre? -preguntó refiriéndose a Carl- Él si es que bueno. Pero también hay un tío muy duro, ¿es tu padre? -le preguntó a la niña- ¿Vuestras madres también están aquí? Vosotros... Tenéis suerte de conservar a vuestras familias. Yo perdí la mía.
Ambos niños bajaron de la parte de arriba del pajar mientras que Randall hablaba de su campamento y les daría comida a todos si le ayudaban a salir de ahí.
— ¿Qué es lo que quieres? -preguntó Hannie con una voz firme.
— Ayudadme a salir de aquí, os prometo que si me ayudáis, os daré comida. Mucha comida, suficiente para todo vuestro grupo. -volvio a repetir.
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𝓣𝓱𝓮 𝓵𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓓𝓲𝔁𝓸𝓷 - 𝑪𝒂𝒓𝒍 𝑮𝒓𝒊𝒎𝒆𝒔 -
Sonstiges𝘏𝘢𝘯𝘯𝘢𝘩 𝘋𝘪𝘹𝘰𝘯 𝘦𝘴 𝘵𝘢𝘯 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘯𝘪ñ𝘢 𝘥𝘦 11 𝘢ñ𝘰𝘴, 𝘢𝘶𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘶 𝘮𝘢𝘥𝘶𝘳𝘦𝘻, 𝘢𝘱𝘢𝘳𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘮𝘢𝘴 𝘢ñ𝘰𝘴. 𝘋𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘢, 𝘴𝘶 𝘵í𝘰 𝘭𝘦 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘴𝘪𝘣𝘭𝘦. 𝘈𝘶𝘯 𝘲𝘶...