Al borde del abismo.

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Hay caminos, o personas, como quieras llamarlo, que nos conducen hacia un precipicio, aún sabiendo que tenemos vértigo y que tememos más que nunca la caída.

Pero aceleran el paso y dejan que caigamos.

Lo que ellos no saben es que, de nuestras heridas brotarán alas y lograremos resurgir, sin importar la altura de la que hayamos caído. 



Sentimientos donde florecíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora