La Libertad es Azul

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Hace mucho tiempo que había dejado de sentir suavidad en su piel, la sensación de una tela reconfortante no era un privilegio que los esclavos pudiesen tener.

Se sentía cómodo, como estar sobre una nube de algodón o sobre una gran almohada.

Su cuerpo ya no dolía tanto como en días anteriores, y al contrario del sonido constante de las cadenas y grilletes chocando al caminar, aquel sonido que entraba por sus oídos era angelical, dulce y lleno de armonía. Aquello no era normal.

Abrió sus ojos de golpe.

Un techo de madera negra se presentó ante ella, miro frenéticamente en todas direcciones, preguntandose ¿Dónde estaba?

Era la primera vez en años que despertaba en una cama, cómoda suave y calentita, se sentía como un sueño ¿Acaso aquello era real?

Hinata no lo sabía, tampoco le interesaba mucho saber si solo estaba soñando, quería disfrutar un poco más de aquella tranquila habitación.

Con cuidado comenzó a moverse y a retirar las sábanas blancas de su cuerpo infantil, llevaba puesta una simple bata color celeste y por debajo de esta se notaba una cantidad considerable de vendajes.

Parpadeo confundida, la única vez que le habían puesto vendajes fue cuando la llevaron a aquella habitación fría con la niña pelirroja, y no los tuvo por mucho tiempo.

Con cuidado abandono la calidez de aquel colchón para examinar mejor su entorno, con sus pies tocando la madera sin producir ningún solo ruido o rechinido.

El lugar era bastante sencillo, había un pequeño escritorio, y una silla, un baúl y un estante con unos cuantos libros, nada sorprendente, también había una ventana, pero estaba cerrada.

En silencio, la niña, movió la silla hasta la ventana con intenciones de abrirla, quería saber dónde estaba. Se subió sobre la silla de madre y quitó la tabla que mantenía bloqueada la ventana.

Cuando la abrió...

Sus ojos se agrandaron, maravillados ante la gran vista frente a ella.

Azul... Todo era azul, brillante y puro, un precioso azul donde el horizonte se confundía entre el cielo y el mar. Su corazón se agitó, ansioso ante los colores vividos y brillantes, sus labios se entre abrieron y suspiro, un suspiro silencioso y anhelante, su lengua saboreó la salitre del mar que se mezclaba con la suave brisa que acariciaba su rostro.

𝐿𝑎 𝐿𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑 𝑒𝑠 𝑎𝑧𝑢𝑙

Le susurró su mente infantil y fragmentada

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Le susurró su mente infantil y fragmentada.

—“Debe ser alguna especie de sueño” —penso hinata con pesar, tal vez su mente se apiadó de ella finalmente y le concedió la libertad en forma de sueño.

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