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El angel y el demonio caminaban tomados de la mano por la ciudad, hablaban de un libro que Aziraphale se había leído recientemente.
¿Que había pasado con la cita en el lago? Simple, Crowley no encontró palabras para declararse y gracias a ello ahora estaban caminando tomando la ruta larga para ir a la biblioteca.

-suena  bien Angel, ¿hay una serie de ese libro, no? -pregunto Crowley mientras observaba el cielo

-oh, si, claro que lo hay, una maravilla de libro como ese debe tener adaptación-

Crowley se mantenía observando las nubes, escuchaba a Azira pero también escuchaba ideas que formaba su propia mente, iba tan ido qué sólo sintió como el ángel se detinia de golpe causando qué Crowley por poco se tropezara y mirara a Azira confundido.

-hermoso ¿No crees?- Aziraphale se había detenido para observar el planetario

-eh, si qué linda pared, bastante inspiradora- decía de forma sarcastica.
por fuera el planetario no tenía mayor maravilla, pero por dentro era algo inimaginable para los humanos, pero ellos no eran humanos y todo lo que viesen adentro, lo había inventado el mismo ángel que ahora era un demonio.

-entremos- fue lo único que dijo Aziraphale para jalar a Crowley adentro del lugar, el cual cerraba a las 9, tenían 2 horas todavía para apreciar el lugar

Una vez adentro Crowley y Azira comenzaron a caminar, entre más se adentraban más cosas podían observar, sus ojos bajo las gafas deslumbraban ante los planetas y estrellas qué veía, no eran reales, pero si hermosas.

-se parece a- empezo a decir Aziraphale quien se quedo en silencio al oír un leve quejido de parte del demonio- ¿esta todo bien querido?

-¿porque preguntas? ¡Claro que lo está! Más bien sigamos mirando el lugar- ahora fue Crowley quien jalaba de la mano a Azira por el lugar, no quería que su ángel viese las lágrimas qué por sus ojos amenazaban con salir.

-Crowley caminas muy rápido, no podemos ver bien el lugar si sigues a este paso- decí Azira algo agitado parando de golpe causando qué Crowley también pare- ¿qué sucede Crowley?-

-nada- estaba dándole la espalda al ángel pero aún así no soltaba su mano, el agarre se volvía más fuerte, no sabía que le pasaba, cuando entro al lugar y comenzó a observar cada cosa, también empezaron a revivir recuerdos que tenia ocultos, recuerdos que creía muertos, olvidados, Lágrimas traicioneras resbalaban por sus ojos hasta sus mejillas, se sentía fatal, se daba asco a si mismo, ¿un demonio llorando? Sabía que era algo patético, pero la sensación de caer y quemarse vivo, la sensación de no haber hecho nada malo y aun así haber sido condenado, era una sensación que cada ves que la recordaba lo hacían sentir, en lo profundo de un mar con sus pies encadenados sin oportunidad de salir, sabiendo que jamás morirá, pero jamás podrá volver a ser quien era, no podrá volver a respirar con normalidad al recordar cada maldito suceso.

-confía en mi, ¿que te pasa?-  Azira se acercaba lentamente a Crowley, su preocupación era notoria.

Crowley sintió la mano de Azira tocar su hombro y finalmente volteo, ambos estaban frente a frente, lo único que separaba su mirada eran los lentes de Crowley, Azira llevo sus manos hasta la gafas y las removió lentamente del rostro de su demonio, finalmente ambos se miraban a los ojos.

-no, me mires así Angel, no es nada- dijo con una voz algo quebrada, sus ojos amarillos estaban cristalinos, Azira podía ver en su mirada el dolor que sentía, pero no sabía el porque

-cuéntame, querido- Azira poso sus manos en los brazos de crowley y lentamente las bajo hasta tomar las manos de Crowley y unirlas con las suyas -confía en mi- su voz denotaba desesperación, su tono era suave, pero en sus ojos podía verse una profunda preocupación hacia el ser que desde hace milenios conocía.

Crowley estaba en silencio y comenzó a mirar fijamente sus manos  entrelazadas con las de su Angel y solo suspiro

-jamás te he hablado del pasado, no?- Azira nego con su cabeza- tengo miedo- fueron las únicas palabras que dijo antes de sentir a Aziraphale abrazándolo con fuerza -quiero contarte, lo juro- su voz quebrantada género un escalofrío en Aziraphale, escucharle tan debil, solo hizo qué se aferrara más al abrazo.

-te escucho cariño- susurro el ángel

-bien- un profundo suspiro y unas ahogadas palabras fueron lo que dio inicio a su sinceridad.

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