Mírame ┃ JENLISA

17: Retrocede

Era miércoles por la noche y Jennie estaba exactamente en el mismo lugar en el que había estado todas las noches durante las últimas dos semanas: en el estudio de arte trabajando en un proyecto importante que debía entregar al final de la semana. A excepción de las clases y algunas comidas rápidas con Lisa, había pasado las dos últimas semanas encerrada en el estudio, viviendo a base de hamburguesas y café y durmiendo muy poco. Echaba muchísimo de menos a su novia, pero tenía que terminar esto. Valía un tercio de su nota. Estaba un poco irritada por el hecho de que tuviera que entregarlo tan pronto en el semestre, pero su profesor dijo que así los estudiantes tenían más tiempo para trabajar en su proyecto final.

Lisa también la echaba de menos, pero estaba ocupada con la universidad y el fútbol. Cuando no podían quedar para comer, hablaban por teléfono y se mandaban mensajes todos los días. Después del incidente en el que Nancy las descubrió -que Jennie le había contado a Lisa después y Lisa no pudo evitar reírse de la situación, aunque fuera un poco incómoda-, Nancy prácticamente dejó a Lisa en paz. No había habido ningún intento de seducirla, ni de acostarse en ropa interior, ni siquiera de hablarle de forma insinuante. De hecho, las únicas palabras que Nancy y Lisa intercambiaban ahora eran saludos y despedidas. Y quizá algunas discusiones típicas de compañeras de piso. Jennie se sentía aliviada, y definitivamente echaba de menos estar en la cama de Lisa.

Jennie tomó un sorbo de su café frío y casi lo escupió. Hacía tres horas que había dejado de hacer su trabajo. Se secó la frente con la manga y se frotó los ojos, intentando despertarse. Estaba hecha un desastre. Estaba llena de pintura. En la ropa, en las uñas, incluso en el pelo. Necesitaba desesperadamente una ducha y dormir bien, pero sabía que no podría hacerlo. Estaba más que estresada. Llevaba semanas trabajando en esta obra y, por mucho que se esforzara o por mucho que hiciera, nunca parecía ser lo bastante buena. La había empezado y vuelto a empezar varias veces. Había utilizado diferentes paletas y combinaciones de colores y nada parecía ser capaz de transmitir lo que quería expresar con esta obra.

Finalmente pasó de la acuarela al óleo y se sintió bien con su progreso, pero tenía la sensación de estar más atrasada que los demás alumnos. Principalmente porque era la única que estaba en el estudio en ese momento. Aunque probablemente se debía a que era casi medianoche.

Se estiró, sintiendo un crujido en la espalda y un tirón en los músculos de las piernas. Se acomodó en el taburete, intentando estar lo más cómoda posible. Cogió un pincel y se quedó mirando el cuadro, intentando mover la mano, pero no se movía. Ni siquiera sabía dónde tenía que ir. Todos los colores empezaron a juntarse mientras sus ojos se caían y su cabeza empezaba a caer hacia delante. Estaba casi dormida cuando se sobresaltó al oír una voz detrás de ella.

"Así que aquí es donde te has alojado las dos últimas semanas".

Jennie dio un respingo y se giró para encontrar a Lisa de pie en la puerta.

"Lo siento. No quería asustarte".

Jennie esbozó una media sonrisa soñolienta y vio cómo Lisa se acercaba a ella con preocupación.

"Jen, te ves agotada". Puso la mano en la mejilla de Jennie e intentó que sus ojos se centraran. " Hey, Jennie. Despierta, cariño".

Los ojos de Jennie se encontraron con los suyos y su sonrisa se amplió.

"Lis, hola", dijo débilmente. "¿Cómo me has encontrado?"

"Rosé me dijo que podrías estar aquí. Me acuerdo del edificio por la visita que me diste. Pero tuve que preguntar por este estudio en concreto. Por suerte había un par de personas fuera que parecían conocer el lugar". Ayudó a Jennie a levantarse. "Vamos, tenemos que llevarte a casa".