Quien se atreve gana -HIATUS-

Capítulo 30: Las casas de arena y piedra

Para Ambrose Rookwood, la frustración de ser prefecto no tenía nada que ver con los deberes y privilegios de ese cargo. Como Pansy había señalado, la flexibilidad de estar fuera de la sala común después de horas podría resultar útil.

También le había dado una lista de formas en que podía abusar de la insignia del prefecto, si quería hacerlo. Ella habló por experiencia, ya que prácticamente había corrido de la escuela como prefecto durante el último año escolar, incluso antes de convertirse en uno de los llamados inquisidores.

Era una lista muy larga.

Por supuesto, nada de eso molestó a Ambrose. No, lo que pesaba en su mente era que la publicación lo había sorprendido por completo.

Había sabido exactamente cuántos de sus compañeros de año probablemente tomarían la marca. Hasta este verano, había sido uno de ellos. También sabía que los niños restantes en su año tendrían más probabilidades de huir del país que oponerse activamente al Señor Oscuro.

Entonces, cuando de repente se encontró enemigo del Señor Oscuro, debería haberse dado cuenta de lo que eso significaba para su séptimo año.

Disfrutó caminando por el castillo después del toque de queda, como lo estaba haciendo por primera vez ( oficialmente ) esta noche. Le dio bastante tiempo para pensar, lo que apreciaba.

Resultó que Pansy tenía una forma de ... distraerlo. Lo que es peor, ella lo sabía.

Así fue que Ambrose caminaba en silencio por los pasillos del castillo, con dijes en sus botas para enmascarar el sonido de sus pasos. Pansy lo había molestado por eso, pero solo se había encogido de hombros.

"Si voy a hacer esto, será mejor que lo haga correctamente", respondió con una sonrisa.

El camino desde la Torre Ravenclaw lo llevó dos tramos de escaleras y pasó la oficina del Director. A esta hora tardía, no había esperado encontrar a nadie.

Y, sin embargo, la gárgola de piedra se movía hacia un lado cuando Ambrose dobló la esquina. Ambrose lo reconoció al instante, al menos por su apariencia. Fue el mago mayor quien se sentó junto al Director en la cena.

El hombre parecía sorprendido de ver a un prefecto en el pasillo, pero se recuperó rápidamente cuando Ambrose salió a la luz. Entonces, el hombre sonrió brillantemente.

"Ah, señor Rookwood", dijo el hombre. "Me alegra verte sano y salvo."

"Como yo, señor", respondió Ambrose. "Lo siento, ¿nos hemos conocido?"

"Solo una vez, hace mucho tiempo", dijo el hombre con una sonrisa. "Fui uno de los primeros en abrazarte, joven Ambrose, cuando tenías solo unas pocas horas. Verá, su padre y yo trabajamos juntos, cuando consulté para el Departamento."

Ambrose asintió con la cabeza. Nombrar al Departamento de Misterios de esa manera, sin nombrarlo, fue tan bueno como un juramento. Lo que significaba que ahora sabía quién era este hombre.

"Lord Diggle, entonces. Es un placer." Ambrose le devolvió la sonrisa y le ofreció la mano en saludo.

Dedalus Diggle no lo tomó de inmediato. En cambio, se rió entre dientes. "Augustus siempre dijo que eras inteligente. Me alegra ver que tenía razón." Luego extendió la mano y estrechó la mano de Ambrose. Sus rasgos se suavizaron y una mirada de tristeza entró en sus ojos. "Su pérdida es una que sentiremos durante mucho tiempo, muchacho."

Ambrose asintió. "Eso lo haremos", respondió, sin saber qué más decir.

Diggle estrechó la mano de Ambrose mucho más de lo estrictamente necesario, pero Ambrose no consideró cortés decirle a un Señor de la Wizengamot que dejara de ser espeluznante. Después de unos momentos, Diggle lo soltó y retrocedió.