¡UNA COMPAÑÍA inmobiliaria! ¿Qué se suponía que iba a hacer Kara Zor-El con la mitad de las acciones de una compañía inmobiliaria en Australia? Un negocio que, por derecho, tendría que haber recaído íntegro en manos de su primo Mon-El.
Atento al piloto luminoso que se encendió sobre su cabeza, Kara se abrochó el cinturón ya que su avión iba a aterrizar en National City. Nunca había considerado que su tío Lar Gand tuviera un gran sentido del humor, pero tenía que haber estado de broma para idear semejante plan. Recibiría la mitad de la compañía a condición de que se pusiera al frente del negocio durante seis meses y enseñara a Mon-El todo lo necesario para que pudiera asumir la dirección por sí mismo.
Estaba muy clara la intención última de ese extraño legado por parte de su difunto tío. Kara conocía la práctica de los matrimonios de conveniencia, pero no estaba dispuesta a sacrificarse en el altar de la familia. Tan pronto como presentase sus respetos a su primo Mon-El, cedería todas las acciones que había recibido en la herencia y regresaría a Krypton. Tenía otros asuntos pendientes mucho más graves en casa, pese a que el negocio hubiera quedado en manos de su mano derecha, Alex. Se acomodó en el asiento y disfrutó de las vistas, mientras el avión efectuaba la maniobra de aproximación.
Así que estaba en National City. Una ciudad costera ubicada en la costa oeste de los Estados Unidos. Su horizonte está dominado por una arquitectura moderna y futurista. La vista de la bahía es impresionante, pero a medida que te adentras en la ciudad, te encuentras con rascacielos imponentes y edificios contemporáneos, lo que le da un aspecto cosmopolita y vanguardista.
A pesar de la alteración que suponía ese viaje en su agenda laboral, Kara agradecía que finalmente Lar Gand le hubiera llevado hasta allí. Había crecido rodeado de fabulosas historias de grandes fortunas en el nuevo mundo. El hermano de su madre había tenido éxito. Eso no admitía ninguna duda.
Y también había conocido algunos nacionales en su vida. En particular, recordaba una persona que no había olvidado jamás. Una chica que había conocido en la isla de Creta. Habían pasado muchos años desde entonces.
Recordaba una chica de piel blanca, de larga melena oscura y unos luminosos ojos verdes que te contagiaban su entusiasmo. Habían explorado juntos las ruinas esparcidas a lo largo de la isla. La fascinación y el interés que había demostrado por los restos de una civilización tan antigua habían resultado contagiosos. Había logrado que se sintiera algo culpable porque, a pesar de sus estudios de arqueología, solía acercarse a la historia de su propio país sin valorarla en su justa medida. Sin embargo, al mismo tiempo, había conseguido que se sintiera orgullosa de su origen. Había sido una chica preciosa, vibrante, llena de vida y, tal y como había descubierto, inconstante.
Exhaló el aire que había retenido de forma inconsciente y estiró los hombros cansados en la amplitud de los asientos de primera clase. El avión finalmente tomó tierra, circuló por la pista hasta la terminal y se detuvo. Todo el mundo a su alrededor parecía inquieto tras un viaje tan largo, impaciente y deseoso de cruzar la aduana lo antes posible. Una azafata sonriente se acercó y le entregó la chaqueta. Kara se lo agradeció con un gesto de la cabeza y retomó contacto con el presente.
Esa primavera había quedado atrás en el tiempo y ahora tenía otros asuntos más inmediatos que requerían su atención. No pertenecía a ese lugar. Su sitio estaba en Krypton. Y allí regresaría tan pronto como resolviese ese legado tan excepcional.
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Secretos de Amor y Poder
FanficEra la madre de su hijo... pero ahora era también su jefa. Lena Luthor se había quedado destrozada al verse obligada a marcharse de Creta... estando embarazada de su amante kriptoniana. No había podido olvidar las noches que había compartido con Jar...