La joven rubia fue despertada por un constante golpeteo en la puerta. Pensando que se había quedado dormida, se apresuró a levantarse, pero al abrir no vio a la doncella que siempre le entregaba su cuenco con agua, sino a tres sirvientas desconocidas que entraron sin pedir permiso. La pequeña estaba confundida.
― ¿Dis... disculpen? ¿Las puedo ayudar?
Una de las mujeres se inclinó. ―Buenos días, señorita Lumine. Mi nombre es Yarina y ellas mis compañeras: Rina y Verusha. ―Ambas se inclinaron al ser presentadas. ―El Príncipe Childe nos ordenó que la alistáramos para el desayuno.
― ¿De... verdad?
La pequeña frunció el ceño, aún desconcertada por la intrusión, Childe nunca había enviado a sirvientas a prepararla. Pese al inusual evento, permitió que las sirvientas registraran su armario. Incluso si quisiera oponerse, no tenía voz en el Palacio.
― ¿Saben si ocurrirá algo en especial? ―Preguntó.
Su pregunta fue ignorada; una de las sirvientas escogía un vestido en el armario mientras las otras dos la desvestían. Alarmada por la acción, Lumine se opuso con un paso atrás.
― ¡¿Qué hacen?! ¡No me toquen!
A pesar de sus reclamos, la sirvienta de nombre Verusha la agarró de la muñeca con más fuerza de la necesaria. No dolió, pero hizo que un fuego se encendiera dentro de la rubia. Nadie la había tratado así.
―Debemos bañarla apropiadamente, señorita. ―Aclaró la mujer, pronunciando con resentimiento la última palabra.
― ¡Puedo asearme sola!
―Tenemos ordenes estricta. ―respondió Yarina, al parecer, no estaba a gusto con esta orden. ―Por favor, señorita, ―pronunció la palabra de mala gana ―Permita que nuestra tarea sea fácil, el príncipe ordenó tratarla con especial cuidado hoy.
Lumine soltó un grito de frustración, desconcertando a las mujeres. Quería regañar a Childe.
― ¡Bien, pero yo limpio mi cosita!
Las mujeres ocultaron sus expresiones de diversión, confusión y frustración gracias a sus máscaras.
―Como usted desee...
Una vez terminada la conversación, la de ojos dorados se dejó asear y vestir por las sirvientas. Le colocaron uno de los vestidos más pomposos pero livianos: uno color crema con diseños de mariposas amarillas. La sentaron para peinarla; aquello era una experiencia nueva para ella. No recordaba la última vez que alguien la ayudó a acicalar su cabello.
― ¿Por qué debo arreglarme tanto? ―Volvió a preguntar ― ¿El Príncipe tiene visitas?
―Desayunaran en el jardín botánico. ―Contestó una de las sirvientas mientras las otras decidían con cuáles adornos decorar su cabello. ―Es todo lo que sé.
Lumine agradeció la respuesta y guardó silencio por el resto de la preparación. Una vez vestida y con adornos de flores y mariposas en el cabello, fue escoltada al invernadero del Palacio. Antes que las puertas se abrieran, escuchó una leve melodía que provenía desde el interior del anexo.
Las puertas se abrieron; tuvo que cerrar los ojos por un momento para acostumbrarse al mar de colores que inundaban el lugar. Pocas veces había estado ahí, pero siempre quedaba maravillada por el pedazo de bosque y las diversas flores que prosperaban en medio del país congelado. Esta vez, su atención no se enfocó en las hojas verdes o los botones que estaban por despertar, sino en el pelirrojo que estaba frente a ella.
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El pájaro de Tartaglia (chilumi / re-publicado)
FanficAjax, el plebeyo de once años, fue encontrado en un callejón. Tartaglia, el guerrero de doce años, demostró su valía al derrotar a sus oponentes. Childe, el príncipe de doce años y medio, fue adoptado ante la mirada de cientos de nobles y un pueblo...