Epílogo

110 16 12
                                    

Severus dejó de girar sobre sí mismo y tuvo que reaccionar deprisa para no caer al suelo, porque estaba mareado. Miró desorientado a su alrededor, reconociendo el despacho de Dumbledore y al mismo director, quien le miraba expectante.

–¿Y bien? ¿Qué tal? –preguntó Dumbledore, en cuanto Severus pudo erguirse con seguridad.

–Rowena está en Hosmeade. Todo ha salido bien –respondió Severus. Dumbledore exhaló un suspiro de alivio y se relajó.

–¿Y tú qué tal estás? Siéntate, por favor –ofreció, señalando una silla. Severus recordó lo agotado que estaba, pero aguantó la compostura al sentarse–. Has actuado muy rápido.

–¿Rápido? –preguntó confuso–. ¿Cuánto tiempo he estado en el pasado?

–Apenas unos minutos –respondió Dumbledore. Severus recordó con ironía que le había ocurrido lo mismo que a Síveon; había estado más tiempo en el pasado del que había transcurrido en el presente–. ¿Qué ha pasado? –preguntó Dumbledore, con suavidad.

Severus estaba realmente agotado, después de su duelo contra Síveon y la noche entera en vela, cabalgando para llegar a Hosmeade, pero hizo un esfuerzo y le contó al director todo lo que había sucedido, omitiendo los aspectos más personales de su viaje, pero detallando todo lo demás.

Dumbledore escuchó con atención el relato, interesándose por la verdadera identidad de Síveon, al que él no conocía, y por los fundadores.

–Así que Vóldemort se equivocó... –comentó, cuando Severus terminó de hablar.

–No se equivocó, quería matar al padre de Rowena para que ella no naciera –le corrigió Severus.

–Una idea brillante, pero equivocada al fin y al cabo –asintió Dumbledore–. Porque no se puede cambiar el pasado... aunque eso no lo sabíamos.

–Rowena lo sabía, fue ella la que me convenció de que la historia termina siendo como es, a pesar de que queramos cambiarla –recordó Severus, aunque guardó silencio al comprender que había hablado demasiado para su gusto. El cansancio le estaba jugando malas pasadas. Dumbledore le miró con perspicacia, pero no dijo nada–. Lo que ahora creo... –continuó Severus, después de ordenar sus ideas–, es que no habría sido necesario que yo viajase al pasado.

–¿Y eso por qué?

–Richardus Ravenclaw nos dijo que había estado siguiendo el rastro de Síveon, y que llegó a la torre donde tenía encerrada a Rowena un día después de que yo la sacase de allí –explicó–. Si yo no hubiese viajado al pasado, él la habría rescatado, y no habrían necesitado mi ayuda.

–Es una buena observación, pero a lo mejor Rowena no habría sobrevivido un día más, o él no habría podido burlar a los guardias, o incluso se me ocurre que su magia no habría podido hacer nada contra la de Síveon –Dumbledore cruzó las manos delante de él, mirando al profesor con atención. Severus asintió, pero seguía pensativo.

–Es mucha casualidad que fuese yo precisamente el que viajase al pasado –dijo al fin, con el ceño fruncido–. Quiero decir... yo conocí a Síveon cuando era joven, yo le enseñé a luchar, yo sabía cuál era su debilidad.

–La vida está llena de casualidades –asintió Dumbledore, con una extraña sonrisa. Si Severus no hubiese estado tan cansado, se habría dado cuenta de que el director le estaba ocultando algo, pero en ese momento lo único que quería era dormir.

Estaba amaneciendo, y los rayos del sol entraban a través de las ventanas del despacho circular, haciendo relucir los cachivaches que el director tenía sobre las mesas.

Salvando a Ravenclaw (Severus x Rowena Ravenclaw)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora