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Con el corazón pesado con una mezcla de emoción y temor, Cellbit se preparó para tener la conversación más difícil a la que se había enfrentado. Sabía que tenía que ser honesto tanto con Roier como con Quackity, reconociendo la profundidad de sus sentimientos y el impacto que tendrían en sus vidas.

Respirando hondo, Cellbit se acercó a Roier, su futuro exmarido. Las lágrimas se derramaron en los ojos de Roier mientras sintía el peso de la conversación inminente. "No te preocupes, gatito", susurró Roier, su voz se ahogó de emoción. "Me alegro de que hayas encontrado un nuevo amor. Gracias por hacerme tan feliz".

Aunque Cellbit esperaba una mezcla de emociones de Roier, su apoyo genuino lo sorprendió. El inmenso alivio se meló con la culpa en el corazón de Cellbit. Había herido a alguien que le importaba profundamente, y el conocimiento pesaba mucho sobre él.

"Lo siento, Guapito..."

Con determinación en su corazón, Cellbit se encontró de pie en la casa de Quackity antes de que llegara Quackity, su mente se acelera con lo que quería decir. La habitación estaba llena de tensión, un silencio palpable que parecía extenderse por toda la eternidad.

Finalmente, Cellbit reuntó el valor para hablar, su voz temblando un poco. "Quackity, necesito decirte algo", comenzó, con los ojos puestos desesperadamente en la mirada de búsqueda de Quackity. "Estas últimas semanas, los sentimientos que tengo por ti... se han vuelto más profundos. Ya no puedo ignorarlos".

Por un momento, el aire colgó pesado de anticipación. La expresión de Quackity era ilegible, un velo sobre sus emociones. El suspenso entre ellos era agonizante, y el corazón de Cellbit latía ansiosamente contra su pecho. ¿El Quackity correspondería sus sentimientos? ¿O el vínculo que compartían se rompería irreparablemente?

Los ojos de Quackity parecían perforar el alma de Cellbit mientras absorbía el peso de la confesión de Cellbit. Los segundos se extendieron hasta una eternidad, haciendo que la ansiedad de Cellbit alcanzara su punto máximo. ¿Qué diría Quackity? ¿Qué sería de su amistad, de sus aventuras compartidas?

Finalmente, después de lo que parecía una eternidad, Quackity rompió el silencio. Una miríada de emociones se desarrollaban en su cara: sorpresa, contemplación y un toque de algo más que Cellbit no podía discernir del todo.

"Cellbit, y-yo"

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