🎁 Capítulo 16

2.1K 174 12
                                    

El rojo y el dorado decoraban cada espacio del la Academia. Y no era precisamente porque los Titans hayan ganado algún campeonato de Football, sino porque ya faltaban pocos días para que llegara la navidad. Aquella época en que todos se sonríen sin saber porque, dónde es común escuchar tararear alguna canción navideña e impregnarse de esa felicidad. Pero para cierta irlandesa aquella época no representaba todo eso. Por lo que caminaba con su habitual postura de chica popular repartiendo miradas asesinas a quien osara canturrear a su lado alguna melodía que incluyera a Rodolfo el reno o Santa Claus.

No recordaba con exactitud cuando fue que dejó de perder esa ilusión que le causaba la navidad. Cuando era una niña, no lograba pegar un ojo en toda la noche esperando para abrir sus numerosos regalos, porque ser hija única, la princesita de papá tenía como recompensa siempre tener todo lo que deseaba, por lo que "Santa",nunca le falló. Pero al crecer fue perdiendo esa alegría por la navidad y por las fiestas de fin de año. Ahora significaban para ella, tener que hacer de anfitriona en las fiestas navideñas de los Luthor que tan cotizadas eran en Ciudad Nacional. Soportar a viejos verdes que le decían lo bien que había crecido y si tenía suerte poder robarse alguna botella de champaña que le ayudara a digerir todo eso. No es que fuera un grinch, es sólo que ya no era tan divertido manipular a su padre para que le comprara lo que quería, porque de alguna manera ya tenía todo lo que podía desear alguien de su edad.

Llegó por fin a su casillero arrancando las guirnaldas que lo adornaban e intentó buscar su IPhone para poder escuchar algo que no fueran villancicos.

"Hola Lena". Saludó.

La pelinegra se volteo para saludar. "¡Dios Sam!". Exclamó. "¡Tienes que avisarme cuando decidas ponerte todo el maldito arcoíris! ¡Podrías haber dañado mi vista de manera permanente!". Le reclamó poniendo una mano en sus ojos.

Samantha bajo la cabeza inspeccionando su vestuario, llevaba un abrigo con todos los colores que uno podía imaginarse. "¡O es que ¿acaso hoy es el día del orgullo gay y decidiste ser la bandera?!". Seguía burlándose.
"Pero a mi me gusta". Le dijo haciendo un puchero.

"¡Lena!". Exclamó Andrea quien había escuchado parte de eso.

"Amor, a Lena no le gustó mi abrigo". La acusó Samantha como una nena pequeña.

"Luthor no molestes a mi novia". Le advirtió. "No le hagas caso cielo, hoy te vez hermosa". Le dijo tomándola por la cintura.

Haylee llegaba a dónde estaban las chicas con esa alegría característica. "¡Muérdago!". Exclamó entusiasta posicionando la ramita sobre la cabeza de Andrea y Samantha. Las chicas se miraron y rompieron la distancia en un amoroso beso, lleno de ternura.
"¡Puaj!". Expresó la peliengra con una expresión de asco. "Pueden ir por favor a otro lugar de la escuela a hacer eso, quiero mantener mi desayuno en mi estómago". Dijo dándose vuelta hacía su casillero-.

"¿Qué los celos no te dejan mirar, Luthor?". Preguntó Andrea alzando una ceja.

"¿Celos? ¿Dé que tú novia te va a dejar ciega antes de los 20 por culpa de esa ropa que usa? ¿O de que vas a tener que casarte para tener sexo con ella?, No definitivamente no estoy celosa". Se burló la chica.
"Idiota". Masculló la latina.

La campana sonó para avisar del inicio del primer bloque de clases y las chicas se dispersaron cada una a su respectiva clase. Lena seguía con su cabeza en otra parte. Pensaba en cómo el tiempo había avanzado muy rápido. Y en cómo algo en ella estaba cambiando de manera considerable, desde que estuvo por primera vez con Kara, no había vuelto a estar con nadie más, y eso ya hace varios meses atrás, podría decir que lo que tenía con la chica de ojos azules se estaba pareciendo bastante a una relación. Porque cada tiempo libre que tenían lo pasaban juntas, incluido ahora algunos fines de semana. La residencia Danvers se había trasformado en un lugar de continuas visitas y la cama de Kara, el lugar dónde despertaba casi cada domingo. Y todo eso extrañamente no le estaba molestando, al contrario. Le gustaban esos detalles que tenía su chica con ella, cómo llevar su helado favorito para después de cenar o intentar prepararle el desayunos, intentar porque el fuerte de Kara no era la cocina, definitivamente sus manos eran hábiles pero en otras actividades. Se comportaba cómo una novia, una sexy, atenta y amorosa novia. Pero el punto es que no lo eran. Y sabía perfectamente que era su culpa, porque cuando fingía dormir entre los brazos de su chica, Kara se había acostumbrado a decirle un "te quiero", bajito, inseguro, lleno de miedos, pero se lo decía y eso la hacia estremecer, le daban unas ganas de abrir los ojos, besarla y responderle, decírselo mil veces para que supiera que era cierto.

Inalcanzable (Supercorp) Kara G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora