Inalcanzable (Supercorp) Kara G!p

🎉 Capítulo 51

Alura, era médico especialista en trauma, aquello era lo que la definía, hacer cirugías con todo en contra era lo que amaba hacer y lo supo siempre, desde que era pequeña con lo único que soñaba era con salvar vidas, por lo que se esforzó y fue la mejor de su clase, se esforzó aún más y entró a medicina en Harvard con una beca completa, sin embargo, en ese lugar fue donde por primera vez pensó que había algo más que pudiese querer con todas sus fuerzas además de ser médico, podría, porque Jeremiah Danvers, era un sueño hecho realidad. Al principio no hacían más que competir por el primer lugar, semestre tras semestre cada vez más duro, hasta que un día él se animó y la invitó a salir, y una cita se transformó en dos... tres... cuatro, en un noviazgo, en una proposición de matrimonio que llevaron a cabo antes de que ambos terminaran su residencia.

No se dio cuenta que se estaba ahogando hasta que vio el test positivo de embarazo, se sintió egoísta cuando se dio cuenta que su primer instinto fue hacerse un aborto, pero no pudo, no pudo hacerle eso a Jeremiah, quién estaba tan feliz con la noticia, tan ilusionado y ella pensó que sería suficiente, que esa vida sería suficiente. Luchó, luchó duro contra su propia esencia, ella quería alistarse en el ejército e irse como médico para salvar las vidas de los que luchaban para que personas como ella pudieran tener tranquilidad, ese era su sueño, esa era la promesa que se había hecho cuando conoció la historia de su abuelo, un héroe de guerra que murió en batalla por falta de atención médica, pero ese sueño que había querido toda su vida se veía tan lejano, sobre todo después que no sólo tenía a Kara, también había nacido Nia y aunque para Jeremiah todo parecía ir de maravilla, ella se seguía ahogando en un pozo cada vez más profundo. Las veía crecer, veía como su vida se estaba transformado en ordinaria, aunque visiblemente perfecta, ambos cirujanos estaban forjando una carrera llena de éxitos con una familia que se veía aún más exitosa. Pero ella se seguía ahogando en toda esa perfección y Jeremiah no lo notaba. Pero algo pasó un día, un día llegó el Sargento Frank Miller a una consulta con ella, eran casi de la misma edad, él necesitaba una cirugía menor, no pararon de hablar en todos esos días, él le hablaba de su trabajo en Irak, de lo mucho que hacían falta médicos como ella y esas palabras la hicieron revivir su sueño.

No fue fácil, Jeremiah no lo podía creer cuando ella le dijo sus intenciones, iban a ser tres meses, o por lo menos eso le dijo ella, pero esos tres meses, se habían transformado en años. Diez años. Había sido tan cobarde que mandó los papeles del divorcio por correo y cedió la custodia total de sus hijas a Jeremiah, cuando él buscó una explicación, sólo le dijo que estaba cumpliendo su sueño y que por mucho que se había esforzado no estaba lista para ser madre, ante esto, él no la buscó más. Muchas cosas habían cambiado desde aquello, había viajado por medio oriente, Europa, Asía, la habían condecorado y ahora tenía el grado de Coronel de ejército, había logrado todo lo que soñó alguna vez y probablemente más. Pero con el tiempo se dio cuenta que no era suficiente, que todo lo que había hecho no llenó el vacío de haber dejado a sus hijas. Las buscó, le costó mucho porque ni su propia familia la había querido ayudar, para ellos lo que había hecho era imperdonable, así que usó su influencia como médico para averiguar que Jeremiah estaba trabajando en Ciudad Nacional, sólo había visto algunas fotografías en redes sociales de sus hijas, sabía que Kara jugaba futbol americano y que por supuesto, quería ser médico, era toda una Danvers y Nia, ella era porrista, tan hermosa y talentosa. Había averiguado sobre sus vidas lo que más había podido, pero claro, nada la preparó para ese momento, para tener a su hija mayor frente a frente, mirándola con un odio que sabía que se merecía.

"Kara, no voy a irme, me gustaría que habláramos, tú, yo y tu hermana". Expresó intentando verse segura. Pero Kara no estaba por concederle nada a esa mujer que no era más que una extraña para ella, así que cuando insinuó que quería hablar como si no hubiesen pasado diez años, como si no las hubiese abandonado reaccionó.