Capítulo 6: No me rendiré

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Al otro día temprano en la mañana prepararon a Shikon Records para las audiciones, limpiaron el auditorio mientras una larga fila se formó afuera de las instalaciones y ya estaban listos para partir.

Kagome: vino mucha gente —dice mirando desde la ventana— estaremos aquí un día completo.

Sango: eso es bueno.

Ambas se sonríen emocionadas, los miembros de la banda se sientan en la mesa, como si fuesen los jueces de un programa de talentos.

Kagome: Inuyasha, haz pasar al primero.

Las horas pasaban, al igual que los hombres, ninguno mostraba nada interesante. La mayoría cantaba horrible, mal y otros regular, pero nadie tenía un talento excepcional. Ya era entrada la tarde y estaban cansados.

Miroku: cada uno es peor que el anterior —se queja.

Sesshomaru: —se masajea la frente— me duele la cabeza, que horrible cantan.

Inuyasha: vamos a descansar. Es inútil.

Kagome: no me rendiré tan fácil, alguien tiene que valer la pena.

Sango: estaremos aquí hasta la noche, hay que tener fe.

Sesshomaru: tomaré una aspirina —va a su carro estacionado afuera.

Inuyasha: iré al baño.

Miroku: Kagome dame un abrazo.

El menor de los Taisho regresa corriendo.

Inuyasha: Kagome, me acompañas al baño —la toma de la mano y se lleva a rastras.

Kagome: pero si no tenía ganas.

El de la coleta suspira resignado y mira a la mujer que se quedó con él.

Miroku: ¿Me darás tú el abrazo, Sango? —pregunta coqueto.

Sango: no —indiferente.

Miroku: ya veremos cuanto tiempo puedes mantenerte fría conmigo —le sonríe de forma pícara.

Sango: —rueda los ojos— no me subestimes.

Miroku: no lo hago, pero sé el efecto que tengo en las mujeres.

Sango: voy a destruir esa confianza.

Miroku: ¿Quieres apostar? Si gano, serás mi novia, si ganas, te dejaré tranquila.

Sango: suena justo.

El resto del grupo vuelve y las audiciones retoman su curso.

Pasaron un par de horas, ya era entrada la tarde, más de lo mismo, demasiada gente sin talento. Era así hasta que apareció un atractivo joven moreno de una larga coleta azabache y potentes ojos turquesa. Su sonrisa y pose confiada le dan un aire diferente al resto, era alguien dispuesto a pasar la prueba.

Sango: es muy guapo —le susurra a su amiga.

Kagome: sí, sus ojos son hermosos —comenta mirando cómo brillaban.

Se pone junto al micrófono en el centro del escenario.

Kagome: hola ¿Cómo te llamas?

Koga: mi nombre es Koga Wolf, es un honor conocerla, Kagome, la adoro. Soy su fan desde su debut.

Kagome: muchas gracias.

Inuyasha: —fastidiado— canta de una buena vez.

La mujer le da un codazo por debajo de la mesa para que se calle.

Kagome: —se ríe nerviosa— puedes comenzar cuando estés listo.

Koga: está bien.

Comienza a cantar, su voz resuena por la sala agradando a los presentes, su timbre era agradable, dulce, su rango era amplio y tenía buena presencia en el escenario mostrando que tenía experiencia en la materia. Por primera vez en todo el día estaban encantados.

Entre partituras, música y talento | InuYashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora