¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ayer acabamos la segunda semana de entrenamientos, ya solo queda una y yo como entrenadora puedo decir que estoy bastante orgullosa. De mi misma y de las niñas también, creo que lo he hecho bien.
Ahora lo que estoy haciendo después de pasarme toda la mañana durmiendo y viendo pelis de Disney es prepararme. He quedado con Oliver esta tarde. Aunque no lo parezca con esa frase tengo ganas.
Vamos a pasar la tarde y luego a un McDonalds en Milán así que tampoco me voy a arreglar mucho. Me puse un top de banda blanco con detalles bordados y un short vaquero, a finales de junio ya hacía bastante calor. Me puse un bolsito marrón con la cartera, el móvil ... dentro y unas converse.
Después de maquillarme un poquito y dejarme el pelo suelto estaba lista para salir. Justo a tiempo porque poco después me llegó un mensaje de él avisando de que estaba abajo. Salí y vi su coche parado ahí mismo. Caminé hasta la puerta y la abrí encontrándome a Ollie sonriente guardando el móvil para saludarme.
-No se si me fio mucho de ir en tu coche eh- dije de broma sentándome. Él se rió negando con la cabeza para luego asegurarme que era un gran conductor. En el poco rato que tardamos en llegar a Milan me dio tiempo a poner un par de canciones.
Entramos a aquel sitio, era como una bolera con juegos recreativos. Estaba lleno de gente, la mayoría grupos de niños y adolescentes. A lo largo de la tarde un par de personas le pidieron una foto a Ollie, por lo visto era bastante reconocido.
Después de varios intentos fallidos de conseguir un premio en la máquina de gancho desistimos y nos fuimos a cenar. Antes descambiamos los puntos y conseguimos un pequeño oso de peluche.
- Quédatelo- dijo dándome el muñeco.
- No hace falta de verdad.
- Te lo regalo- insistió y yo acepté el regalo antes de salir del sitio.
A menos de una calle había un Mc Donalds estupendo, nuestra elección para cenar. Caminando un grupito de niñas me reconocieron y me pidieron una foto. Ollie nos la sacó y después intercambiamos un par de frases.
- Yo no sabía que eras tan conocida.- dijo él cuando seguimos andando. - me sorprendí porque tenias el perfil verificado si te digo la verdad.
- No es por fardar pero soy campeona de europa- advertí
- Ya me dijeron que eras buena lo que no pensé que tanto.- dijo rascándose la nuca.
-A mi también me sorprendió ver tu perfil verificado - comenté
- Bueno yo no soy campeón de nada de momento.- me guiño un ojo- conduzco para Ferrari
Llegamos al establecimiento y después de pedir y recoger la comida nos sentamos en una mesa en la terraza. Cenamos charlando tranquilos de temas varios.
- Hablando de rítmica, como es que entrenas tú a Amalie?- preguntó curioso después de recibir un poco de información de base por mi parte.
- Pues es que su entrenadora es también la mía y este verano está liada aquí en Milán con la cosas de la selección y me pidió un favor. - expliqué intentando resumirlo.
- Y que tal es? Que tal se portan?
- Hay ratos que pueden conmigo pero me he dado cuenta que si voy como de amiguita me hacen más caso. - ambos reímos.- y de tu hermana que te voy a decir, es una monada.- dije
- Viene de familia- bromeo
- Mierda- dije viendo quien había por allí. Me tape disimuladamente la cara girándome a mirar a Ollie.
- Que pasa?- preguntó este confundido.
- Julieta, la entrenadora que te he dicho antes. - y sin decir nada asintió.
Como suponía, Julieta nos vio. Y en cuanto pudo se acercó directa a nuestra mesa. Yo no pude hacer nada más que sonreír en su dirección.
- Sofi cariño!- dijo cuando llegó.- Que haces aquí?- preguntó pasando la vista de mi a mi acompañante.
- Hola- conteste sonriendo- nada, pasar la tarde.- Julieta seguía observándolo todo poco disimuladamente.
- Ya veo ya- dijo y justo otra chica de la federación vino a buscarla. La chica me saludó con la mano y le dijo algo a la otra mujer.- Bueno yo me tengo que ir, pero el próximo día hablamos.- se despidió haciendo gestos de cotilleo.
- Adiós.- dije a las dos. - Me va a preguntar hasta tu número de la seguridad social- comenté volviendo a Ollie sabiendo lo que me esperaba cuando ya estaban un poco lejos. Entonces nos reímos de la situación.
Acabamos la cena y volvimos a subir al coche. Llegamos al pueblo en un visto y no visto y aparco en la puerta de mi casa. Antes de bajar me colgué el bolso del hombro, cogí el oso de peluche y me giré a mirarlo.
- Gracias.- dijo abriendo la puerta. Ollie sonrió suavemente.
- Nos vemos pronto- acabó guiñando un ojo y después cerré la puerta. No fue hasta que abrí la puerta de mi casa que no escuché el motor del coche arrancar para irse. Antes de entrar saludé con la mano y después cerré detrás de mi.