Capitulo 4. "Mamá"

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-¿Cual de los dos te gustan más?-. Pregunte con curiosidad, dibujando una sonrisa en mi rostro, escuchando los gemidos de las putas.

-Mi Señora..-. Volteaba de reojo ala cama -No se como responderle a esa pregunta-.

-La mujer o el joven, ¿Que tan difícil es decidir por tu reina?-. Sonreí

-Escojo a los dos mi Señora-. Inclinaba su rostro.

-¡JA!, pero que hambriento-. Suavizaba mi rostro, volteando de nuevo aver el espectáculo de la penetración de los sexos de las putas. -Entonces follatelas-.

El joven y la mujer paraban en seco viendo a Cesar viéndome con sorpresa, parpadeaba confundido.
-¿Como mi señora?-.

-¿Acaso eres sordo?-. Voltee molesta -Follatelas, y es una orden-. Fruncí el ceño.

-...-.

Sin darme una respuesta, dejaba recargada su espada en la pared, quitaba su coraza, dejándola caer en el suelo haciendo un ruido seco de metal puro, desabotonaba la camisa, quitando el nudo del pantalón, bajando hasta su nacimiento de su sexo, caminaba hacia la cama quedando de espaldas para mi vista, y tanto el hombre como la mujer estaban ya en el suelo esperando esa intimidad, mis ojos prestaban atención, el joven acariciaba el muslo de Cesar, mientras la mujer bajaba el pantalón dejando ver su polla dormida, la acariciaba con su mano, levantándola, pasando su lengua por el tronco gordo, el joven mordía su muslo haciéndolo gruñir, Cesar lo tomaba del cuello guiándolo hasta su polla endurecida.

-¿A mi señora le gusta lo que vé?-. Cesar giraba su cuerpo al frente mio, tomando el cabello de los dos, teniendo dos bocas comiendo de su polla, una polla morena de glande amoratado, con venas anchas y muy notorias, gorda, grande, una polla madura, tal como Cesar.

-No-.

Cesar sonreía, viendo a mis ojos y yo a los de el, marcando esas lineas de expresión cerca de su boca, jaloneaba ala mujer separándola de su polla madura, la posicionaba en su glande y tomándola de la parte de su cabeza empezaba embestirla con fuerza, la mujer jadeaba, palmeando sus muslos, sus caderas arañándolas.

-¿Que tan duro le gusta a mi señora?-. Gruñia en jadeos con su voz ronca que despertaba mi locura, tomaba al chico del brazo restregándolo en sus testiculos grandes y gordos. -Cometelos-. El joven empezaba a lamberlos con dificultad, mientras Cesar embestia la boca de la mujer haciendola vomitar, el seguía, haciendo caer el vomito por las comisuras de los labios de la mujer, cayendo gotas espesas en el rostro del joven.

Jadeaba, fruncía su ceño sin dejar de mover las caderas en la boca de la mujer, empujando duro, tomandola solo del cabello y siendo su agarre para soportar la apretada garganta de la mujer.
El joven mordia uno de los testiculos de Cesar, frunciendo su ceño apartaba ala mujer tomando al joven del cabello levantandolo a su estatura.

-Puto maricon-. Escupió en la cara del joven haciendolo chillar sorprendido

Cesar lo soltaba, dejándolo caer en el suelo, la mujer tosía sacando los residuos de vomito, fluidos y saliva de su boca, el quitaba su camisa dejando ver su torso desnudo, un hombre bronceado, con bellos en su pectoral haciendo una linea delgada hasta su pelviz, sus musculos eran mas que marcados, llenos de cicatrices en su espalda, con brazos grandes, manos fuertes, acariciaba su abdomen enseñando cada partesita de el, me miraba, lo miré, me comia con la mirada. Caminaba hacia a mi.

-Alejate y juega-. Mencione

-Quiero jugar con usted Amalia-. Caminaba despacio, mis ojos bajaban a su polla gorda de punta amoratada, acariciaba mas arriba de su ombligo, palpitante, enorme, gorda, nublaba mi vista.

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