PIEDAD

Prologo.

La noche reía, y las sombras me perseguían en mi huida.
Causando el pecado de mi nación y país, el poder me abrazaba y el orgullo carcomía mis huesos.

!Huye!

Escuchaba los susurros de mis demonios en mis oídos, comiendo mis sesos, acabando con mi cordura.
Arrancando mi piel con sus uñas, comiendo entre sus dientes filosos mi carne, sacando mi corazón palpitante y alabarlo al cielo del infierno.   

Me convertían en su musa, siendo tratada como la sangre inocente, valiosa, golpeaban sus pieles putrefacta alabando mi nombre.

!Amalia II!

No es Dios quien nos lanza al infierno, somos nosotros quienes vamos allí con nuestros propios pies.

Dios, es quien muere por nosotros. Y yo dormí a causa de mi nombre. Por eso soy amada por mis demonios, degollando con mis dientes al señor del infierno. Siendo el Dios y la tortura de mis enemigos.

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