Save The Nun

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Ya en el hotel, Keiichi se fue a hablar con Eris en privado.

Mientras tanto, Arakna y yo estábamos en el dormitorio. Los demás estaban en la habitación de Fausto.

Salí de la ducha después de haberme limpiado toda la sangre y demás. Me miré al espejo y no podía creer la cicatriz tan grande que tenía bajo las costillas. Parecía mentira que hubiera sobrevivido a eso y que la adrenalina me mantuviera en pie hasta no poder más.

Me vestí con una camiseta grande y panties para luego salir del baño y acostarme en la cama. Olía todo muy bien y era agradable, ya que Arakna parecía tener una obsesión con el olor a rosas.

Hablé un poco más alto para que Arakna me escuchara —Me he quedado en shock. Es como si las cintas de VHS fueran una película y la hubiéramos terminado viéndola con nuestros propios ojos.

—Qué poético— cruzó el dormitorio hacia el baño —Me toca a mí.

Me quedé un rato pensando, a veces me gustaba relatar un diario en mi cabeza para luego escribirlo. Son ideas que intento retener hasta que tengo ganas de escribir. Pero todo lo que había pasado era mucho más interesante que mis desvaríos mentales. Tanto como para empezar a escribir una novela sobre ello.

Arakna salió del baño en ropa interior, se acostó a mi lado y me miró con esos ojos verdes brillantes —Eres muy bonita.

Sonreí —Tú también eres muy bonito.

Acarició mi mejilla con sus nudillos y observaba mi rostro mientras yo le miraba a los ojos —Quiero besarte— acercó sus labios a los míos, se quedó unos segundos así. Lo suficiente para mantener la tensión y provocar que finalmente yo le besara.

—Eso es jugar sucio— sonreí.

—Lo se, yo soy más dulce. Eso lo aprendí de Keiichi. Tiene ese rollo dominante.

Junté más mi cuerpo contra el suyo y le abracé pasando una pierna por encima de la suya —Me das mucha paz.

Arakna me abrazó fuerte. Más de lo normal.

Me encantaban sus abrazos. Eran reconfortantes y cómodos, de esos que parece que estás abrazando a un oso enorme de peluche y que el oso pudiera abrazarte a ti con la presión justa para el perfecto abrazo.

Y junto a ese abrazo. Besó mi frente provocando que hundiera mi cabeza en su pecho y me sumiera en limbo de tranquilidad y latidos de un corazón que me quería.

Sujetó mi cabeza y la presionó un poco contra su pecho, finalmente nos quedamos dormidos mientras nos abrazábamos.

Pasaron unas horas.

—¿Estáis despiertos?— susurró Keiichi.

—Yo si— le respondió Arakna.

—Le di el caramelo a Eris. Mañana necesitarán tu cocina para hacer la receta— se metió en el baño y me quedé dormida de nuevo.

Al día siguiente todos nos encontrábamos en el salón de Arakna. Excepto Eris y Fausto, que estaban en la cocina.

Rosemarie estaba sentada junto a Xander, colocando la cabeza de éste en su hombro y acariciando su cabello para calmarlo.

—¡Mierda!— el grito de Eris nos sacó a todos de ese silencio. Salió de la cocina preocupada —No tengo la receta. Pensé que la llevaba encima todo este tiempo pero...

—La tiene Hada— Fausto suspiró —Estábamos tan cerca.

—¿Qué? ¿Quién es Hada?— Rosemarie parecía disgustada.

Arakna le respondió —Es la hermana de Eris. Pero la U.E.C se la llevó.

—Vamos a recuperarla. Sois de la U.E.C, ¿no podéis hacer nada?

—Si. Podemos. No será fácil y no tengo mucho poder dentro de la Base Infierno. Pero haremos un plan.

—Yo me quedo con Xander— dijo Rosemarie —Así os será más fácil. Estaremos en la habitación 780.

—¿Dónde está la base infierno?— pregunté.

—En el nivel 43.

El viaje hacia aquel nivel. Llevó más tiempo del que hubiéramos querido.

Pasaron meses. Pero ese tiempo en el que todos estuvimos juntos pasando mil peligros en los diferentes niveles de los backrooms, nos hicimos amigos, nos comprendimos los unos
a los otros de una manera inmensa.

Vi paisajes con los que jamás habría soñado.

Viví experiencias que nunca creí que viviría.

Y me sentí más humano de lo que nunca me había sentido.

Recuerdo una vez, hace un par de semanas. En la que yo me encontraba escribiendo en mi diario, hay cosas de él que a veces os enseño. Pero son cosas de cuando aún vivía en los Frontrooms.

Decía así:

"A veces siento como ejerce su presión sobre mi, un ente, un demonio, algo que me consume. Ese demonio se traga mi respiración, me impide sentir algo más allá del terror absoluto. Un terror que sólo mi propia mente es capaz de crear y alimentar.

Un terror atroz.

Un terror digno de un demonio. "

Keiichi lo leyó en alto —Escribes cosas ta escalofriantes. Es como si tuvieras el alma de un escritor de otro siglo.

—Eso hacemos. Escribir nuestros terrores.

Keiichi se rió levemente —Cada vez te haces más interesante, no sabía que escribieras cosas tan profundas.

Me reí —Claro, sólo que no suelo enseñar este lado a nadie. Es complicado.

—Lo entiendo, ¿Arakna lo sabe?— sonrió con picardía.

—Un poco antes que tú— Me reí. A veces era tan divertido molestarle.

Arakna se acercó a nosotros —¿Qué hacéis?

—Contemplar— dije finalmente. Mientras elevaba mi visión hacia los grandes campos verdes que se podían ver infinitamente en aquel nivel.

Unos campos tan verdes y brillantes que la imagen quedó grabada en mi retina como si de una fotografía se tratara.

Y la sensación. La de estar vivo y rodeado de personas con la que estarlo. Y poder respirar.

A veces hay que pararse a respirar.

Y darse cuenta de que hay un mundo más allá de tus demonios, más allá del dormitorio, más allá del terror.

Si muriera ahora. Recordaría a Arakna, su olor, sus ojos, su cabello negro (ya que tantos meses le quitaron el color del tinte) el tacto de su piel. Su tatuaje en el cuello, su risa, ahh, su hermosa risa. Y recordaría a Keiichi, su cabello puntiagudo y sus estúpidas bromas, vacilante y arrogante, recordaría sus besos, su fuerza de voluntad para hacer cualquier cosa y su estupidez. Pero de ambos recordaría el amor como algo tan profundo dentro de mí, ya que formaba parte de mi alma.

LIMINAL GENERATION  [WEIRDCORE Dreamcore BACKROOMS]  👁️🍄✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora