4. El bailarín blanco

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El bullicio dentro de los amplios salones son lo usual para ellos, quienes han estado en más festividades de las que se pueden contar. Saben que se trata de un cumpleaños: el cumpleaños del dueño de este enorme territorio y paraíso.

Jimin agarra a Taehyung del brazo por inercia, no suele salir mucho de su hogar y estar en un sitio con el mismo ambiente, le genera un sentimiento de incomodidad. No por querer irse o que lo odie, tan solo es el saber de qué se trata de alguien igual de poderoso que sus padres y ¡Podría ser malo! Podría ser alguien que lo lastime.

Ha sucedido y no quisiera que fuese así ahora.

Jimin está demasiado aturdido como para atender a la presentación, a lo que hacen todos los demás. Apenas puede volver al planeta cuando Taehyung lo toma de los hombros. El más alto lo maquillo igual que a él: sombras corintio en los ojos, tinta roja en los labios, una marca amarilla con un círculo rojo en la frente y el cabello lo dejó suelto con variedad de trenzas.

Tuvo que hacerlo destacar un poco, por el bien de la misión y hacer una rutina asimétrica.

—Vas a hacerlo bien ¿Vale? —ánima Taehyung y Jimin asiente—. Lo mejor que puedes hacer, es enfocarte en un solo punto. De esa manera, si te equivocas o vas más lento, no notaras a quienes digan algo al respecto.

—No me voy a equivocar. —lloriquea Jimin.

—Puede que sí, es tu primera vez. Relájate, respira y disfruta la experiencia. —recomienda con una sonrisa y Jimin hace puchero.

Namjoon los ve de reojo. Ambos en su propia burbuja. Taehyung jamás había sido tan afín con alguien más. Como si de alguna forma, ni siquiera en la caravana encaja. Decide dejar eso de lado. No se la mejor ocasión para pensar esas cosas.

Cada persona en su caravana tiene su especialidad. Desde acrobacias, animales hasta contorsionismos y actuación. Es todo un show que ver y Jimin quisiera hacerlo totalmente, no interactuar en él ¿Puede contratarlos después? Sus padres le dirán que sí.

Aunque por ahí escuchó que no suelen entrar a Corea en sí. Solo los alrededores.

Cuando es su momento, se mantiene enfocado en un solo punto: el más importante de todos, quien ocupa el puesto central en la mesa más larga del salón. Abre el buchaechum y respira profundo. Ese debe ser Jeon-Beaumont, pero-

— En honor por su cumpleaños, decidimos hacer una rutina especial pedida por su familia, mi señor—anuncia Namjoon con una reverencia—. Espero desde lo más profundo de mi corazón, que la disfrute.

Fue desterrado hace veinte años...

La música empieza a sonar y ellos, empiezan a bailar. Sus faldas a acampanadas inflándose por los largos giros que dan.

Cuando apenas había cumplido veintiuno.

Los abanicos que se abren y exponen decoraciones florales y coloridas, con plumas cuantiosas adheridas a su borde.

Y aun así...

Forman un círculo y así, empiezan a ondear los buchaechum, consiguiendo que parezca un perfecto fluir; como una larga ola colorida a excepción es un único punto: el buchaechum de plumas blancas.

Jimin no puede dejar de mirar que se trata de un hombre que no pasa los veinte años.

Queda hasta el frente, abanicando de forma en que parece una gran mariposa entre los demás, que, uniendo los pares, forman aparentes flores que se abren y cierran.

Respira profundo y no resiste una sonrisa, girando coquetamente sobre sí mismo, con su largo cabello oscuro y falda resaltando. Todos los demás pasan delante suyo y con ello, se mezcla, desapareciendo junto con los demás.

Selfish Prince || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora