Mi secreto

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Estoy cansado de ser tratado como un animal. Tengo dieciséis años y hasta ahora no recuerdo algo sobre mis padres me llamo Velkan Albu, he vivido en el circo puedo decir que toda mi vida.

Llevamos seis meses viajando por Europa, hasta que al fin hemos llegado a Rumania.

Me han dejado salir a dar un paseo, pero obviamente no me han dado un solo quinto, ya que de esa manera se aseguran que regresaré.

Mi trabajo en el circo consiste en alimentar a todas las fieras, un trabajo que absolutamente nadie ha querido hacer en diez años y que yo feliz realizo, ya que han habido sucesos trágicos en ese puesto de trabajo.

Yo mismo fui testigo cuando a la edad de seis años acompañé al ebrio cuidador a bañar al león y como este de un solo cuajo lo destripó, no pude dormir en meses recordando la escena.

Pero yo tengo un secreto, puedo comunicarme con los animales. Soy capaz de discernir lo que quieren o lo que les molesta. Pero no se lo he dicho a alguien, no confío en ellos.

Como castigo por no ayudarlo me asignaron la tarea a mí. ¿Pero saben?, Era como si el león y yo nos entendiéramos, a pesar de que yo lo ví matar a ese desagradable hombre, yo sabía que era en legítima defensa, ya que aquél individuo maltrataba a las bestias alegando que él era el amo y señor.

Por diversión una ocasión me impidieron entrar a dormir en mi cama de tela y paja, ese día pude escuchar claramente al oso pardo, invitarme a dormir a su lado, así que con la inocencia y el temor propios de un niño de seis años, entré y el gran oso me acunó, esa fue la primera noche que pude dormir feliz y seguro.

Pero regresando a mi paseo en esa hermosa zona caminé por una plaza plagada de casas antiguas, de calles empedradas y de imponentes castillos el clima es nublado y son cerca de las diecinueve horas.

Siento que conozco el lugar, aunque no lo ubique en mis recuerdos.

Veo tiendas en donde en los aparadores se observan algunos 'souvenirs' de ataúdes. La mayoría de las tiendas tienen frases similares: "Los Cárpatos, tierra de vampiros", sonrío y sigo caminando.

La gente es amable aunque algo precavida. Pero creo es normal, ya que no me conocen y no tengo muy buena pinta.

Mido un metro con cincuenta y ocho centímetros, mi piel es blanca, soy rubio de ojos verdes, mi cara parece de un niño de catorce lo cual es  molesto ya que en realidad tengo dieciocho, soy muy delgado y hoy salí vestido con unos jeans ajustados, una playera negra, una sudadera gris pues hace un poco de frío y mis botas negras desgastadas, viéndolo bien parezco un vagabundo.

Estoy cansado de caminar, así que decido descansar en una banca junto a una fuente, cuando un hombre se me acerca algo intimidante, si pretende asaltarme se llevará una sorpresa, no tengo dinero...

Balada Para Un Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora