El valle de los gigantes ( ఠൠఠ )ノ

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Era ya por la mañana y, la capitana Atolia ya había dejado a Sam en su destino: El valle de los gigantes; ese lugar era muy peligroso y, Atolia le recomendó no hacer el mínimo ruido ya que, los gigantes eran muy sensibles y lo despellejarían en cuestión de segundos.

Sam miró el mapa para saber qué tenía que encontrar. En el mapa decía: "Si a tu casa quieres regresar, el cerebro de flan tendrás que hallar".

Eso no tenía nada de sentido, Sam miró a su alrededor buscando cualquier flan que se pareciera a un cerebro pero, no lo encontró; eso solo podía significar una cosa: Tenía que arrancarle el cerebro a un gigante.

Se fue aproximando poco a poco a un gigante cuando, se dió cuenta de que, no tenía ningún arma. Había estado tan ocupado en no morir que, no se había ni dado cuenta de que literalmente, no tenía nada.

Se puso a buscar una piedra afilada, pensando que, la podría usar de puñal pero, enserio funcionaría eso con un GIGANTE.

Lo único que tenía, era una mochila con comida que, los piratas le habían dejado para su viaje. Sam empezó a rebuscar entre la comida en busca de un arma, no podía ser que fueran piratas y no le hubieran dejado ni un arma, y mucho menos después de todas las advertencias de peligro que le había hablado Atolia.

Tras una profunda busca, se dió por vencido cuando, ya era por la tarde; decidió que con un poco de pan, tenía más que suficiente. Cuando intento comerse el cono de la baguette, se partió un diente de lo dura que estaba esta. 

Sam se lo pensó e intentó romper la baguette estrellándola contra una roca pero, en vez de romperse la baguette, se rompió la ROCA. No puede ser, la baguette era MÁS dura que una ROCA. Con eso en mente, Sam tuvo una idea, usaría la baguette de espada y le rompería la cabeza (literalmente) a un gigante.

Sam se acercó sigilosa y lentamente hacia los gigantes y se preguntó, ¿Cuál sería el cerebro correcto? ¿A qué gigante debía de matar? No se preocupo mucho y pensó que cualquier cerebro serviría.

Cuando ya estaba a unos centímetros de uno de los gigantes, se agachó y levantó las manos con la baguette en alto; estaba preparado para su primer asesinato.

Le dió un golpe duro y en seco a la cabeza de ese gigante con todas sus fuerzas y, enseguida; todo el pasto de alrededor se mancho de rojo, sonó un ruido como el que se escucha cuando matas una cucaracha y; en medio de todo, ahí estaba, el cerebro. La verdad es que la adivinanza no mentía, como le había espachurrado la cabeza, el cerebro parecía un flan.

Lo único malo fue que... TODOS los gigantes del valle se levantaron, ya sea por, la salpicadura de la sangre en sus caras o, por el ruido de: puujjjj, que hizo la cabeza al espachurrarse.

Sam no pudo hacer otra cosa que, salir corriendo mientras, todos los gigantes le seguían por detrás muy de cerca; esto le recordaba a los monstruos del laberinto pero, esta vez si que eran monstruos de verdad, y no se iba a parar a comprobarlo.

Tras correr bastante, los gigantes le atraparon en el borde de un acantilado cuya salida ellos protegían: Sam estaba atrapado contra una especie entera y, su única arma era una baguette. ◉_◉

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