Capítulo 7

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No importa cuántas veces Renjun observara a Yangyang hacer lo que hacía, nunca se volvía menos extraño o fascinante. No es que Renjun no creyera en los dones de Yangyang. No había manera de refutar la evidencia. Yangyang definitivamente sabía cosas que no podría saber si no fuera por algún tipo de habilidad psíquica.

Pero a diferencia de su hermano Mark, a Renjun le había costado un poco más de tiempo adaptarse. Si Renjun tuviera que señalar algo –aparte del entusiasmo por asesinar– que mostrara cuán diferentes eran Mark y él, sería el cómo habían procesado la psicometría de Yangyang. Mark, con su coeficiente intelectual fuera de lo común, no solo había aceptado las habilidades de Yangyang sin inmutarse, sino que las había utilizado a su favor en varias ocasiones.

Renjun, sin embargo, no lo había hecho. Había pensado que Yangyang estaba intentando estafar de alguna manera a Mark o engañándolo para que revelara los secretos de toda la familia. Menos mal que no era así o todos habrían acabado en prisión porque Mark le había vomitado toda la información a Yangyang desde el primer día.

Algo así como había hecho él con Jaemin. Sin embargo, esto era diferente. Jaemin y él habían matado juntos. Bueno, Jaemin había matado a Terry, pero Renjun lo había ayudado e instigado. Si uno hubiera sido atrapado, el otro podría haber terminado en la cárcel también. La destrucción mutuamente asegurada garantizaba la lealtad. Al menos así era en la casa de los Seo.

Renjun mantuvo sus ojos en Yangyang, sin saber qué esperar, pero no se veía capaz de ignorar a Jaemin. Había cierta tensión en su postura, una energía que irradiaba de él. Apenas estaba aguantando. Incluso Renjun podía verlo. Si Renjun se acercaba y lo tocaba, si intentaba incluso darle una sola pizca de bondad, eso enviaría a Jaemin al límite. Así que, en cambio, hizo lo único que se le ocurrió hacer: se puso de pie a su lado... por si acaso.

Yangyang contuvo el aliento, esa señal reveladora de que había hecho algún tipo de conexión con lo que fuera que estaba dentro de él. Apretó los párpados con más fuerza, e inclinó la cabeza como si estuviera intentando ver mejor.

—Hay un hombre con ella, llevándola a algún lado. Él tiene una mano alrededor de la parte superior de su brazo, no está forzándola sino... controlándola.

—¿Qué aspecto tiene? —Preguntó Renjun.

—Más de metro ochenta. Cabello castaño, ojos castaños. Tiene un mentón afilado. Una piel mala. Tiene letras o una palabra tatuada en el pecho, pero su camisa lo oculta de mi vista. Hay otro en su cuello. Una rosa con espinas ensangrentadas. Y en su mano, pero está demasiado distorsionado como para distinguirlo. Pareciera hecho en casa o como una especie de trabajo de cárcel —Se quedó en silencio, inclinando la cabeza hacia el otro lado—. Ahora, ella está en una habitación de hotel o en un sótano. Apesta a yerba y sudor agrio. Ella no está sola. Hay otros. Chicas a medio vestir, chicos con tatuajes. ¿Quizás es una fiesta en una casa? Otra chica le está inyectando heroína. No se siente coaccionada, pero tiene un gran hematoma en la cara.

Los hombros de Jaemin se enderezaron, su barbilla sobresalió hacia adelante, haciendo su furia palpable.

Renjun volvió a mirar a Yangyang.

—¿Puedes ver algo más? ¿Algo que pueda ayudar? ¿Algo más cercano a la hora de su muerte?

—Podría probar. Realmente no puedo controlar lo que veo, pero lo intentaré —Respiró hondo y dejó salir el aire, cerrando los ojos con fuerza. Entonces, de repente Yangyang pareció... cambiar. Sus dientes chocaron con fuerza mientras escalofríos sacudían su cuerpo. Su piel se tornó extremadamente pálida.

Jaemin se volvió entonces, frunciendo el ceño en cuanto vio el cambio en la apariencia de Yangyang.

Los ojos de Yangyang todavía estaban firmemente cerrados, probablemente inmersos en las trágicas últimas horas de la vida de Jiwoo.

❣𝕯  𝖊  𝖒  𝖊  𝖓  𝖙  𝖊❣   ||ᴊᴀᴇᴍʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora