Una ligera luz a través de las grietas en la madera, eso era lo único que pude ver en aquel entonces, enterrado en el silencioso ataúd que me protegía de la pesada carga de la soledad, un peso que con cada respiración se hacía cada vez mayor. Pero esa luz, ese ligero momento en el que todo parecía congelado en las ardientes manos del tiempo, tenía la esperanza y la alegría de la vida, de continuar, de no abandonar. La gruesa madera se resquebrajó, dando paso a un sentimiento agradable y cálido que de vez en cuando quemaba un poco la piel, haciendo desaparecer la pesada y monótona soledad y llenando de valentía el corazón.
Era una esperanza ansiada y llena de brillo, ilusión y alegría por la vida, una compañía inmensa que alejaba la oscuridad del interior, que no dejaba hueco a la angustia y a la tan conocida soledad que había sido la anterior compañera y que había inundado mi ser durante tanto tiempo.
Pero como cualquier brillo de una vela, acaba apagándose lentamente sin que te des cuenta hasta que es tarde y no puedes volver a encenderla; pero en este caso, no puedes volver a encender algo que nunca ha ardido realmente. Un reflejo de algo que creía, eso fue en realidad aquel resplandor, una mentira formada por los ojos de mi corazón, una treta para escapar de aquella oscura prisión a la que me había sentenciado por no encontrar nada por lo que avanzar, por nada por lo que continuar bombeando sangre al resto de mi cuerpo. Una consecuencia de algo que parecía amor, cuando solo eran trazas y restos de algo parecido al aprecio hacia un desconocido; una mera actuación; un fraude.
Y yo me lo creí, me creí que era necesario, que era alguien importante y que había algo más que una simple fachada y coraza vacía de sentimientos, de esperanzas y ambiciones ahogadas durante mucho.Y como cualquier llama que quema y se apaga, titila y avisa que desaparece, mas está vez no había llama, era el reflejo de mi ser, siendo rescatado por mí, un reflejo siniestro y distorsionado por el espejo de blanco y cuidado marco manchado de roja sangre. Un último intento de rescatar los restos de un alma rota y hecha añicos, despreciada y aislada.
¿Y acaso algo despedazado y roto puede romperse aún más?¿Acaso nadie es capaz de verlo y repararlo?¿Acaso nadie lo ve, nadie ve las grietas? ¿O es que nadie quiere verlo?
Yo sí veo las grietas en la madera, en la oscura soledad siguen pudiendo verse brillar, pero no volveré a dejar entrar la luz, ya no.
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Hilo roto
Короткий рассказEmociones sacadas y escritas para eliminar un veneno que angustia y de vez en cuando hace sufrir