Oyó ladridos a lo lejos, los cuales interferían en su extraño sueño. Lentamente abrió sus ojos y la luz del sol lo encandiló haciéndole saber que su cabeza explotaría en cualquier momento; los ladridos no se detenían y él sólo quería seguir durmiendo. Pero al recordar dónde estaba, estiró su brazo y no encontró a nadie. Se levantó lentamente por el repentino dolor de cabeza y caminó hacia el enorme balcón de la habitación. Yeonjun jugaba con su cachorra; corrían y luego caían al suelo, para volver a atacarse entre ellos. Era una imagen hermosa, sin mencionar que Yeonjun llevaba solo unos shorts negros y sus pantuflas. Nun se veía bastante sucia, con lodo y pasto en su blanco cabello, haciéndola ver demasiado tierna. Así que le costó notar que su mayor ahora lo observaba y saludaba con la mano.
Devolvió el saludo y se avergonzó cuando una ráfaga de viento le recordó que sólo llevaba una blusa y sus bóxers, así que se adentró nuevamente a la habitación y fue a asearse intentando ignorar el punzante dolor de cabeza que lo atacaba.
Se tomó su tiempo al cepillar sus dientes y darse una ducha. Aveces le gustaba dejar pasta dental en su boca y soltarla luego del baño, para seguir cepillando y que su boca quede completamente limpia. Así que, al finalizar, agarró una toalla y la puso en su cintura, dejando que su cabello gotee cuanto quisiera hasta que llegue su turno de ser secado. Enjuagaba su boca cuando sintió unos cálidos nudillos acariciar su columna vertebral. Entonces se dejó hacer mientras aplicaba diferentes cremas en su rostro.
—Buenos días, mi pequeño.— Recibió un suave beso, el cual no pudo haberse llevado a cabo sin que Yeonjun apoyara su entrepierna sobre su trasero, por supuesto que no.
—Hola, Junjun ¿molesté mucho ayer? — Se sentía un poco avergonzado de haberse pasado con el vino y no recordar más que imágenes borrosas de cómo Yeonjun cuidó de él.
—Por supuesto que no, cielo, eres muy cariñoso cuando estas borracho y...— Recibió caricias en sus caderas y otro beso debajo de su nuca.— Travieso. Tendría que castigarte por haberme sobornado. Eso no es algo que los buenos bebés hagan.— En cuanto sintió más cálidos y húmedos los besos en su espalda, dejó de masajear su rostro y divisó por el espejo cómo Yeonjun tenía sus ojos clavados en los suyos y cómo sostenía sus caderas, con aquellas venosas y enormes manos. También sintió más presión en su parte trasera; el adulto intentaba posicionar su miembro semi-erecto entre sus nalgas, aún sobre la tela de la toalla. Acababa de despertar y sí, no se había masturbado por órdenes directas de Choi. Sólo él podía tocarlo. Así que estaba un poco ansioso por ser complacido por su Daddy.
Cuando Yeonjun presionó aún más y acariciaba su vientre, fue que comenzó a suspirar y a sentir que su boca salivaba más de lo normal.
—¿Mi zorrito extraña sentirme aquí? ¿Mmh? — Pasaba suavemente sus uñas cerca de su ombligo, como rascando y simulaba tranquilas estocadas, las cuales lo obligaban a hacer soniditos suaves.
—S-si... hum, Gyu extr...trañó mucho a Daddy.— Dijo casi sollozando. Pero Yeonjun le dio la vuelta demasiado rápido y ni siquiera supo en qué momento lo sentó en el lavamanos, posicionándose entre sus piernas y moliendo sus miembros entre sí.— Oh D-daddy. Lle-llename, porfi...— Su mayor lo observó con hambre feroz y arrasó con su boca incluso antes de que pudiera formular otra palabra. El beso era necesitado y casi salvaje, haciendo a Yeonjun gruñir por la necesidad que sentía de saborear aquellos deliciosos labios. Quería comerlo y no dejarlo ir jamás.
Su bonito cuerpo era pálido y delgado, sus pezones eran pequeños y rosados; y sus piernas, oh su parte favorita. Eran pálidas, sus rodillas rosa y sus vellos casi ni se notaban porque eran rubios y finos, los muslos eran algo gorditos, anchos como sus caderas, teniendo poco que ver con el resto de su pequeño cuerpo. Tenía el cuerpo más jodidamente pecaminoso que había visto en toda su vida y ni siquiera entendía porqué le gustaba tanto para empezar. Bien, sus curvas eran envidiables y su forma de expresarse con él lo hacía querer enterrarse en él y no salir jamás, haciéndolo rogar por más. Le gustaba el poder que ejercía en él y cómo su menor se dejaba hacer y sólo aceptaba todo lo que le diera como un cachorro hambriento.
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𝙜𝙮𝙪 | 𝙮𝙚𝙤𝙣𝙜𝙮𝙪
FanfictionBeomgyu tiene una vida tan aburrida y gustos tan caros, que al final se decide por presionar en "Crear perfil" en aquella página llamada "Sugar Candy!" yeongyu daddy kink !¡ adaptación todos los créditos correspondientes a @elkakad30 4/8/23