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—Yeonjun, oh s-sí. Hum...— Si le preguntaban a Beom cual era su momento favorito del día, sin dudas dirá que es cuando Yeonjun viene a recogerlo después de clases y lo lleva a su casa para divertirse. Bien, ahora podía ver con más claridad que un hombre adulto le gusta y que aquello no implicaba ningún problema; Yeonjun cuidaba de él, lo alimentaba y escuchaba siempre, lo premiaba constantemente y le da todo el placer que puede recibir. Beomgyu se siente muy feliz de tener al mayor para que le de caricias luego del sexo. También hacen locuras, como empotrarse en el baño de algún restaurante o en cualquier lugar donde se les antoje. Ahora estaban en el primero.

—Eres una estúpida perra. Te gusta jugar conmigo ¿no es así? —Fue tomado del cuello mientras unos dientes raspaban su pezón izquierdo sobre la tela de su camisa negra. —¿No hablas ahora?. Creí verte muy charlatán con el mesero.— Recibió más presión en el cuello y en su entrepierna, apoderándose de él un hambre feroz por la polla de Yeonjun.

—Gy-gyu sólo... oh dios hum... s-solo pr-regunté por una... pintura. Porfi, Daddy oh...— Soltaba palabras con la voz cortada, demasiado agudo para ser su voz y con lágrimas en los ojos. —Jódeme, por favor... p-por favor ¿si? uhm.— Saliva escurría por su barbilla pero Yeonjun no había querido besarle ni por un momento desde que habló con el chico.

—¿Eso le dijiste al mesero? ¿eh?. Sólo te importa tener un pedazo de carne dentro. Te gusta cuando tu agujero de puta se abre para una polla ¿no es así?— Presionaba una y otra vez contra su pene cubierto por ropa, haciendo gemir a Beom.

—N-no. no, no... Beom s-sólo quiere la polla de Yeonjun.— Gemía con los ojos cerrados y sus manos sosteniéndose de los hombros de Yeonjun.— S-soy tu puta... solo la de Y-yeonjun.— Abrió sus ojos revelando lo cristalizados que estaban, haciendo contacto visual directo con Choi, intentando acercarse para sentir sus labios.

—¿Es así?— Movió su cabeza hacia un costado fingiendo no tener idea de lo que hablaban.— ¿Sólo te importa mi polla?— Beomgyu se correría si Yeonjun no dejaba de presionar justo en su zona con una mano aún sobre su cuello. Así que asintió intentando poner los ojos más tristes que se le pudieron ocurrir.

—Gyu es solo de Daddy...— Puchereó intentando hablar normal aún con falta de aire en su sistema.— ¿J-jun no confía en mí? —Fue suficiente para que Yeonjun alejase sus entrepiernas y aflojara su agarre. Cambiando completamente de mirada, volviendo a ser su amable Yeonjun.

—Por supuesto que si lo hago, mi pequeño...—Con su propia mano limpió los restos de saliva de su comisura y acomodó su ropa y cabello, mirándolo con cariño. Sí, Beom podía ver cariño en esos oscuros ojos.—No me gusta como te mira el resto. Como si fueras un trozo de pastel.— Ambos sonrieron por aquella comparación y entonces Yeonjun besó su nariz y luego sus mejillas.— Sólo eres mi pastelito.— Finalmente sus bocas estaban unidas y no podía estar más complacido por aquello. —Ahora. Si eres paciente, en cuanto lleguemos a casa podrás correrte. ¿Qué dices, bebé? — Lim asintió buscando una última vez sus labios para volver a su mesa, donde su comida ya estaba servida.

Estuvieron hablando todo el almuerzo de la familia de Yeonjun y su poca relación con sus primos, pero las divertidas anécdotas que tiene con ellos. Beom también contaba anécdotas y Jun podía corroborar lo linda que ha sido la familia del menor siempre. Su familia se soltó un poco más cuando Donghae llegó y les mostró lo fácil que era divertirse en familia. Probablemente Beomgyu no lo notó, pero se veían tan como una pareja ahora mismo, sin silencios incómodos o momentos de timidez, todo era natural entre ellos.

—Joven. Lamento la interrupción, he conseguido el nombre del artista.—El mesero con el que estuvo halando hace un momento, volvió con un papel en mano y su presencia elegante. No se veía con un perfil imponente, como Yeonjun, quien era extremadamente guapo y serio con su traje gris. Simplemente vestía de blanco y se mostraba joven y atento. — Aquí tiene. Me dijeron que es un artista chino.— Le entregó el papel con una reverencia y esperó una reacción de parte del chino, intentando ignorar la mirada asesina que le daba el hombre mayor.

𝙜𝙮𝙪 | 𝙮𝙚𝙤𝙣𝙜𝙮𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora