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Jeongin se consideraba un ciudadano promedio de Miroh, últimamente había ciertas cosas que simplemente no tomaban ningún sentido en su mente

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Jeongin se consideraba un ciudadano promedio de Miroh, últimamente había ciertas cosas que simplemente no tomaban ningún sentido en su mente. No era un chico de muchos amigos, solamente tenía a Seungmin, pero por desgracia este se encontraba en otra clase.

El pequeño Yang había sido criado por su padre, ya que su madre siempre se encontraba ocupada con el hospital que manejaban, por supuesto la progenitora esperaba que su hijo se convirtiera en un gran medico como ella, al inicio aquel sentimiento de hacer a su madre sentir orgullosa le había dado fuerzas para que su cerebro almacenara grandes cantidades de información sobre aquella profesión. De igual manera su madre le había llevado al hospital mostrándole varias de las especialidades de la medicina en las cuales se podría desempeñar.

El padre de Jeongin por su lado, vivía con una constante paranoia de que algo le pasara a su preciado hijo, y debido a esto se había encargado de que el Yang menor aprendiera toda clase de artes marciales y defensa personal, incluso le había enseñado a disparar y a usar una preocupante cantidad de armas.

Las formas en las que nuestro pelinegro había sido criado siempre le habían parecido normales, sin embargo, en este momento se empezaba a sentir como una marioneta, una que siempre había sido el hijo perfecto para sus padres, y ahora su vida simplemente no parecía tener ningún sentido.

Jeongin sentía cierta envidia por su amigo, ya que este tenía sumamente claro su futuro, o al menos tenía metas.

Kim Seungmin era una persona un poco diferente del resto, el menor provenía de una familia que toda su vida había sido encargada de la seguridad de la Casa Presidencial.

Él siempre había tenido algo claro, no sería como sus padres o hermano mayor, desde pequeño nuestro querido Kim había mostrado un interés en la tecnología por lo que su hermano mayor se había encargado de enseñarle todo lo que sabia sobre esta. Para suerte de Seungmin, sus padres no se mostraron molestos ante tal interés y le apoyaron dejándole asistir a clases de informática y mas tarde a clases de programación.

Seungmin a simple vista parecía un joven sumamente hábil en la tecnología, pero lo cierto era que se había convertido en un excelente hacker capaz de entrar y salir del sistema de seguridad nacional sin ser notado.

Jeongin y Seungmin se habían conocido en segundo año de primaria, es decir, desde que eran un par de niños ambos habían empezado a formar una amistad que, aunque a los ojos de los demás era demasiado extraña, para ellos era mas que perfecta.

- ¿No sientes que a veces algunas cosas simplemente no calzan? - cuestiono Jeongin mientras se sentaba en la mesa donde habitualmente almorzaban, Seungmin levanto la vista de su libro de química para dejarlo de lado.

- A veces no, siempre, en este país todo es extraño - contesto Seungmin como si fuera algo lógico.

- Es extraño para mí, nunca lo había visto de sea manera

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