Amanecer

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Se presentó sin avisar, de manera sutil como esos tenues rayos que comienzan a vislumbrarse en el horizonte justo al amanecer.

Tal vez de alguna manera se anunció, el arrebol que lo precedió me pasó inadvertido, pero me doy cuenta que justo como era de esperarse, la noche se encontraba en su punto más oscuro en ese momento, fue tanta la calma y por eso no me di cuenta del anuncio de su proximidad. La oscuridad lo envolvía todo y mis ojos aun con el mayor esfuerzo no lograban orientarse para dirigir a mi pies hacia ningún lado, solo esperaba en silencio a que algo sucediera.

Entonces sucedió, lentamente y muy sutil comenzó el día, ese es su estilo; coincidencias y pensamientos compartidos, gustos extraños y únicos que solo en nosotros se atrevían a conjuntarse, así fue como los rayos de luz comenzaron a bañar todo a mi al rededor y sin pensarlo mis pies tomaron su camino hacia el, quería acercarme mas y conocer mas, el sol estaba a punto de salir y sin embargo yo ya sentía que con esos primero rayos de sol bastaría para iluminar el mundo entero.

No hizo falta caminar mas, el cielo comenzó a hacerse mas claro y el mundo se llenó de colores, al parecer se acercaba a mi porque también quería conocerme, mi corazón se llenó de su luz y comenzó a regalarle sueños futuros, contaba historias para el deseando que nunca se fuera, formaba expectativas de cómo sería finalmente cuando sobrepasará completamente el horizonte.

Todo seguía creciendo, las nubes formaban figuras mágicas sobre mi cabeza que se matizaban al combinar aquel juego de luces y sombras perfectamente creados por su fulgor; cerré los ojos y aspiré aquel aroma que comenzaba a aparecer en el viento, ese cálido perfume que despide la tierra al comenzar a alimentarse del calor que despedían todas aquellas historias e ilusiones que viajaban a través de su magnífica estela. Sin querer era lo que había estado buscando desde que la noche comenzó, deseaba tanto encontrarlo y no estaba dirigiendo mis esfuerzos en la dirección correcta.

Solo tenía que esperar para su aparición y no intentar acelerarlo como había pensado, las cosas aparecen en el momento que deben aparecer. Finalmente decidí tenderme sobre la hierba y no pensar mas en todo lo que prometía aquel suceso; aunque ansioso, esperaría pacientemente a la revelación, abrí mis brazos y me dispuse a recibirlo, ya no importaba que pasara después, ese momento mientras amanecía era todo lo que quería y lo disfrutaría mientras durara.

Sueños entintadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora