Denme café o denme la muerte, presente.
– Esa es la historia más cursi que alguien jamás me ha contado.
Crowley pone sus manos sobre la mesa y saca su billetera.
– Bien. Nina, tráenos la cuenta, por favor.– dice al levantar su plato y su taza con alas de ángel vacíos
– Anthony...– Nina parece estar sin palabras, algo muy raro en ella.
– ¿Ahora que?
– Nunca te habíamos visto comer– Incluso Beelz parece genuinamente sorprendida.
Crowley parpadea. Mira al plato y ve tan solo una servilleta sucia y la orilla de lo que fue su sándwich. La taza, que había tenido un pumpkin spice latte cuando fue servida, también estaba vacía, con los restos del café adhiriéndose al fondo.
Jamás se había acabado un plato de comida antes, siempre era el ángel quien terminaba por dejar limpio el plato del pelirrojo cuando solían salir a cenar juntos al Ritz.
La primera vez que había pasado se propuso no darle vueltas a algo tan insignificante. Nunca había probado más de un bocado de cualquier plato que le sirvieran, es cierto, pero el hecho de que ahora si lo hiciera no tenía relevancia. Eso trató de pensar cuando salió con Louis a un restaurante de Mayfair, cerca del antiguo hogar de Crowley. La noche más importante para el pelirrojo desde la partida de Aziraphale.
Mayfair, 2025
Crowley estalló en carcajadas por la... ¿quinta? ¿o era la sexta vez en esa tarde? No lo sabía. No tenía idea de cómo era que funcionaba el tiempo cuando estaba con Louis, pero lo que si sabia era que esas horas que parecían tan cortas y tan llenas de significado lo hacían más feliz de lo que se había sentido los últimos años.
– Maldita sea Louis, ¿Cómo fue que me convenciste de venir al maldito vecindario más refinado de Londres en pijamas?– Anthony reía mientras ambos caminaban tomados de las manos por la acera.
– Déjame pensar... ¡Ya sé! Es porque estás tan enamorado de mi que es fácil convencer a tu mente de que harás lo que yo diga y cuando yo lo diga. Es como magiaaaa– Dice Louis moviendo los dedos de su mano libre.
Anthony sigue riendo. – Pfftt... Sigue soñando, ángel.
– Lo haré. Me encanta hacerlo porque estar contigo se siente como el mejor sueño de todos.– Louis aprieta su mano y le da una sonrisa. Esa sonrisa encantadora que hace que Crowley se derrita por dentro cada vez que el rubio se la regala. Y saber que él es el causante de su sonrisa lo hace mil veces mejor.
– Creo que ya estamos aquí, Romeo.– Anthony se detiene en seco frente a un restaurante de apariencia elegante, en el que se leen las letras "La Gavroche".
– Ah, si. Llegamos.– Responde Louis asintiendo con una sonrisa.
Anthony mira el letrero. Escrito con letras de neón pero de un color champaña elegante que las hace ver como pertenecientes a algún restaurante exclusivo del palacio de Buckingham, con letras casi demasiado elegantes para ser leídas por sus ojos de serpiente. Después mira a Louis, y por último mira hacia bajo para examinar sus camisetas de "Junior Jewels" y sus pantalones de pijama a cuadros.
– Estás bromeando, ¿Verdad?– Pregunta con una risa nerviosa, esperando que Louis confirme que esto es una broma de mal gusto y que en realidad solo iban a comprar algo de pizza congelada a una tienda de autoservicio para volver a la librería y comerla viendo The Office acurrucados en el sofá o algo así.
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Atentamente, Anthony J. Crowley
FanfictionHan pasado seis años desde que Aziraphale se convirtió en arcángel supremo. Seis años en los que poco a poco, la vida de Crowley en la tierra cambió para siempre. ⚠️pequeño disclaimer: este fanfic se sitúa seis años después del final de la segunda...