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Tormenta con Tormenta nunca se llevan bien

Las gotas de lluvia comenzaron a caer, el Huracán lee llegó al país, la gente comenzaba a correr para resguardarse, en cambio yo deje que las gotas golpearán mi rostro. Parecía una estúpida, pero disfrutaba esto, no me importaba mojarme, solo disfrutaba el momento.

 Cerré mis ojos por unos minutos mientras aún seguía disfrutando el momento, pero al poco tiempo los abrí, mi mirada se concentro al frente, di el primer paso, tomé fuertemente la bolsa de plástico donde contiene la cena de hoy.

Miré alrededor y no había nadie más que solo yo, algo me decía que hoy sería una noche buena, nada de pesadillas, solo lo presentía. Continué con mis pasos para llegar al apartamento donde él estaría esperándome.

Mis pasos son continuos y nada apresurados, se que tendría un reprimenda pero se que en minutos se le pasaría a él, caminé unos metros más, al levantar mi mirada al viejo edificio, donde habitan ratas, cucarachas y entre otros insectos, donde las goteras de agua son demasiadas. 

Mi ropa esta empapada y caminé a las escaleras para subir al segundo nivel, las personas que viven están en las mismas condiciones que nosotros.

Miserables.

Era la palabra adecuada para el lugar donde vivimos desde hace varios años, ninguna posibilidad de tener una mejor vida, vivir de esta jodida vida lo que resta de nuestra vida. Al llegar al segundo nivel caminé con pasos lentos y al llegar a la puerta de nuestro apartamento, saqué la llave y la introduje, giré y abrí la puerta.

Cerré la puerta y al dar tres pasos, ahí estaba él, parado con los brazos cruzados mirándome fijamente esperando a que yo explicará el retardo, lo miré de pies a cabeza y luce sucio, es comprensible ser un trabajador de obra luce así.

¿Por qué estás empapada? - me preguntó 

Disfrute - respondí - Traje la cena 

Negó su cabeza y suspiró, se acercó a la silla de madera y caminó a mi para taparme.

No quiero que enfermes - me dijo con suavidad - Si querías disfrutar de la lluvia me hubieras dicho, lo disfrutaría contigo

Llegaste cansado del trabajo - respondí - Vamos a cenar 

Los dos nos sentamos en el frío suelo, donde el agua caía de las goteras, abrí la bolsa y aún esta tibio las sopas instantáneas, le entregué su sopa y unos palillos mientras que yo hice lo mismo.

Gracias por la cena - agradeció 

¿Esto era considerado una cena?

Lo miré comer primero, su semblante decía que ya no podía más, era más fácil irme de su vida y que él siguiera con la suya pero él no lo hace, él esta a mi lado.

Comencé a comer los fideos, el ruido de nuestras bocas hacían eco en la habitación. Después de varios minutos los dos terminamos de comer nuestros fideos. La noche cayó y los dos preparamos nuestras viejas cobijas y nos acostamos en el suelo.

¿Qué te tiene tan pensativa? - me preguntó 

¿Alguna vez has pensando que cuando uno muere donde puede renacer? - pregunté mirando el techo

Bueno - rio por debajo - Si volviera a renacer me gustaría ser un ave

¿Por qué un ave? - giré a verlo

Ser libre - respondió - Aunque también me gustaría ser un perro en mi otra vida - una sonrisa apareció en su rostro - Para protegerte

No se porque lo haces - hablé - Habló de esto 

Por que te amo - respondió - Como te dije ese día - tomó mi mano derecha - No estas sola, me tienes a mi

Gracias - le agradecí 

Me apoyé en su pecho y mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente.

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La puerta se abrió de golpe y los dos nos asustamos, unos hombres entraron, todos están cubiertos de sus rostros. Lograron ser rápidos y nos tomaron de la fuerza, no podíamos movernos, ellos sujetaban con fuerza.

Mis ojos se humedecieron, mi respiración se agitó y podía ver como intentaba moverse pero en cambio recibió un golpe en la espalda, gritó adolorido y lo miré asustada.

Por fin te encuentro - habló una voz masculina

Agrandé más mis ojos y mi corazón se detuvo al escuchar su voz, él entro por la puerta luciendo impotente. 

Me tomo algunos años encontrarte pero lograste persuadirnos - volvió a hablar 

Déjala - habló él 

Recibió un golpe en la cabeza.

¡No! - grité asustada

Nos levantaron del suelo, él seguía aturdido y yo seguía asustada.

Tu regresarás con nosotros - me dijo

N- no.. - negué aterrorizada 

El jefe te quiere ver de nuevo - sonrió - Te extraña

Quería vomitar, mis piernas temblaron al escuchar que él me quiere ver de nuevo.

¿Qué haremos con su noviecito? - preguntó uno de ellos

Mátalo - respondió despreocupado 

Asintió su cabeza, sacó una pistola y apuntó su cabeza, mis lágrimas salieron y lo miré. Él al verme me sonrió, una sonrisa débil; se escuchó la detonación y grité al ver caer su cuerpo.

Vámonos - les ordeno - Este lugar me da asco

Salió primero y yo gritaba desesperada, pero antes que saliera, golpeé su entre pierna y me soltó ese hombre, tomé una de sus navajas y me acerqué a su cuerpo.

Maldita perra - gruñó molesto 

¡No volveré a ese maldito lugar! - grité molesta 

Mi respiración se hacía cada vez agitada, mis manos temblaban. Intentaron acercarse pero fui más rápida, mis manos sujetaron fuertemente la navaja y no tuve miedo, el filo rozó mi cuello y la sangre comenzó a salir.

Cayó mi cuerpo y mi vista se posó en su cuerpo.





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