Lluvia, el cielo llora de tristeza o de amargura, si hay algo que perdura es la mirada de la luna, aquella que mira a los mortales.
Se ha preguntado acaso ¿Que misterio aguarda tras el ocaso?
—Sota...
La voz de una mujer resuena en mi mente, su llamado lleno de angustia me envuelve en tristeza.
—Hijo...
Mis párpados se mueven, trato de abrirlos pero algo me lo impide, esto se supone que es un sueño ¿Verdad?
—Sota, ¿Dónde estás!
Mi cuerpo paralizado se mueve con espasmos musculares, mi subconsciente intenta despertarme.
—Aqui estoy...
Abro los ojos finalmente y el techo me da la bienvenida en completa obscuridad. Muevo la cabeza a todos lados tratando de reconocer en dónde me encuentro.
¿Dónde estoy?
En mi mente trato de recordar y entender como llegué hasta aquí pero los esfuerzos son en vano, hay tanto en que pensar ahora.
Mi cuerpo y mi mente adormecidos por el sueño hacen que tarde unos segundos en volver en mi.
Yo, me quedé dormido... Pero...
Algo no estaba bien, algo no terminaba de encajar, una extraña sensación de percibir que era ajeno a todo lo que podía ver a mi alrededor me carcomía lentamente el juicio.
Mi sentido de alarma amenazaba con despertar el miedo en mi interior.
Fue entonces cuando caí en cuenta que mi último recuerdo fue aquella conversación con el anciano.
Rápidamente mis ojos buscan algún indicio que me conecte con aquel último recuerdo, apurando mis acciones con el cosquilleo constante del miedo.
El temor ya trepaba por mi espalda como si fuera una araña de patas largas, podía sentir mi espalda sudada, podía sentir mi cuerpo estremecerse.
¿Cómo había llegado aquí!
Recorro con la mirada cada detalle de las cuatro paredes que me rodean pero en ellas solo hallo más misterio.
Grande fue mi sorpresa al reconocer aquellos distinguidos ornamentos...
Espera...
En cuestión de tiempo todo empieza a cobrar sentido, o al menos eso creía. Tenía una idea de dónde estaba.
Aquellas ventanas de papel, las paredes rojas que a oscuras me daban la bienvenida.
No puede ser...
—estoy en la casa....
Me levanto ansioso, con los ojos desorbitados, y las manos temblorosas.
¿Qué sucedió? ¿por qué estoy en este lugar?
Preso del pánico me levanto de la cama y me dispongo a aterrizar mis pies sobre el suelo. Ahí fue cuando me llevé la segunda sorpresa más grande de la noche.
El suelo estaba mas abajo que de costumbre, ¿Acaso la cama era mas alta?
No, no lo era, el pequeño era yo...
Con el mismo pánico observo mis manos y me doy cuenta que ahora se ven más pequeñas, como las manos de un niño.
—!estoy soñando¡, !debe ser un sueño¡
De un brinco aterrizo en el suelo y salgo de la habitación como si estuviera huyendo de la verdad.
—¡Señor Folker!, ¡oiga! —exclamo preso del pánico.
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CUENTOS DE LUNA
FantasyBenjamin es un pobre periodista sin exito ni propósito. Un día estando al borde de la bancarrota, decide arriesgarse a visitar una residencia donde tuvo lugar la extraña desaparición de un niño en una de las familias más importantes de la década de...