A lo lejos el sonido embravecido del mar impacta en mis oídos como lo haría el viento en altamar.
Podía escuchar en eco el chirrido de los metales torcidos, meciéndose en el basto océano, planchas de metal de este navío siendo azotados por las olas, todo estaba orquestado en una melodía somnífera.
Todo me inducía a un sueño profundo al que difícilmente podía resistirme.
Mi pequeño cuerpo aún se sentía agotado y consumido por el largo camino recorrido hasta ahora.
Pero la naturaleza es sabia, me advierte que el clima frío empezaba a amenazar con congelarme.
Es ahí cuando finalmente abro los ojos y mis brazos tratan de cubrirme del gélido ambiente.
Un ambiente oscuro y siniestro me rodeaba, pues apenas era visible algo más allá de mis narices.
Quizás era por mi repentino despertar y el hecho que aún cargaba con algo de sueño, pero tardé demasiado en asimilar el riesgo que podría acechar en la penumbra.
Para cuando pensé en ello quizás ya era muy tarde, pues de la nada , desde algún oscuro rincón del recinto, apareció la figura sonriente de una pequeña foca gris.
El animal me miraba desconcertado pero al poco tiempo de analizarme con esa expresión amigable que se escondía detrás de su bigotuda sonrisa, se contonea al empujar con su frente un farol hacia mi.
Aquel artefacto de pronto se enciende dejándome ver una intensa llama roja iluminar el lugar y sobre todo brindarme el calor necesario.
Lo miro nuevamente como si tratara de agradecerle pero mis labios están entumecidos y no soy capaz de articular alguna palabra.
El temor aún estaba acechando por mis espaldas y mi mirada petrificada, tanto eso como mis gestos dudosos hacían clara evidencia de ello.
Con aquella luz resplandeciente iluminando levemente nuestros alrededores, se hizo visible aquello que no se podía observar hace poco.
A mí costado derecho yacía Frederick, dormía plácidamente sobre un sombrero de marinero, se enrollaba para darse calor con ayuda de su cola y parecía estar muy tranquilo entre sueños.
Ahora que estaba solo, tocaba cuestionarme y analizar nuestra situación, todo por mi cuenta.
¿Dónde estábamos?, ¿Qué había ocurrido después de haberme desmayado en la entrada?
Ahora que lo recordaba, había cedido ante el cansancio y me desmaye poco después de arribar al barco.
¿Frederick me puso a buen recaudo?
No, eso era imposible, el solo no podría cargarme hasta este escondite.
Entonces mirando hacia aquel singular animalito opte por suponer que aquella amigable foca le ayudo a escondernos de los marineros del navío, en este acogedor refugio.
—¿Tu me has ayudado? —pregunte a la alegre foca con mi voz temblorosa.
Los ojos del animalito brillaban como las estrellas en la noche, pero su comportamiento era expectante, pues sus ojos parecían estar vacíos.
¿Acaso era posible que me entendiera?
La foca solo atino a hacer ruidos y a jadear levemente mientras se colocaba en un rincón de la habitación mirando nuevamente a la nada, con esa expresión "falsa".
Me quedé pensando.
—ya veo que no puedes hablar.
Libero un suspiro ante el entendimiento de los hechos.
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CUENTOS DE LUNA
FantasyBenjamin es un pobre periodista sin exito ni propósito. Un día estando al borde de la bancarrota, decide arriesgarse a visitar una residencia donde tuvo lugar la extraña desaparición de un niño en una de las familias más importantes de la década de...