Dos

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El ambiente era agradable, y los recién casados no dejaban de sonreír.

Poe daba de comer a su dulce esposo, los de aquella mesa se limitaban a sorprenderse cada vez más, por todas las grandes piezas de torta que iba acumulando el estómago de Ranpo.

--Te tengo envidia Ranpo. Comes dulces como si tu vida dependiera de ello. ¡Y nunca engordas!

Todos estaban más que de acuerdo con Yosano, e iniciaron una charla sobre sus dietas y sus malas relaciones con los nutricionistas.

--Estoy gordo, mira.

Ranpo sobó su barriga, exaltando a los demás al exponer un pequeño bulto, casi invisible. Todos se quedaron callados, expectantes del movimiento que hizo el recién casado.

Poe inmediatamente agarró su mano, y habló.

--Mientes, no veo nada ahí. Pero, no quita la linda cintura que conservas.

Ranpo no cambió su expresión, pero su tono de piel se tornó color rojo, lo único que pudo responder fué: "mm, si tú lo dices".

Los invitados rieron, y siguieron hablando.

--Esto me recordó a como conocí a Poe.

--¿Lo contarás ahora, papá?

--Por supuesto. Yosano ya lo hizo, y terminé de comer la deliciosa torta, es el mejor momento para contar una gran historia.

--Adelante. Quiero ver la cara de Poe al terminar tu relato.

||Fukuzawa Yukichi||

Si mi memoria no falla, era un miércoles, yo estaba en la cocina, terminando de lavar los platos que habíamos usado para la cena.

--Pa, quiero preguntarte algo.

--¿Sí?

--¿Estoy gordo?

Cerré la canilla. Nunca imaginé que este momento llegaría. Contuve un poco los pensamientos innecesarios, y me dispuse a hablar sobre su inconsciencia con la comida, en especial con las grasas y chuches. Pero no pude aprovechar de decir ninguna palabra del tema, por la interrupción de Ranpo.

--Yo... Hay una chica....

No tuvo que decir más. Inmediatamente mi mente se adaptó a la situación, cambiando el tema que iba a introducir. Pero, otra vez dijo algo que me dejó sin habla.

--Ella tiene una muy buena figura... Y, a menudo, cuando paso tiempo con ella, hace comentarios sobre lo que como y lo que no. Obviamente no lo dejé pasar. Pero, una respuesta me dejó frío: "No veo porqué la necesidad y el deseo de comer siempre, pero te está tomando factura tu cuerpo, cada día se ve un poquito más sobresalida tu barriga. En cualquier momento tendrás que comprar otro uniforme, porque te quedará chico".

En aquel momento, mis pensamientos correctos y maduros me abandonaron, dejándome con sentimientos malos, ira, impotencia y muchas más emociones que nunca creí experimentar a tal grado de querer cometer homicidio innecesario. Razoné un poco de los malos pensamientos de matanza y, como padre, procuré ser lo más recto y sabio frente a tal problema.

--¿Quién es?

Eso fué lo único que pude pronunciar. Era la primera vez que Ranpo me pedía "ayuda" con algo, o pedía mi consejo.

Adolescencia- RanpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora