[O4] Puta Fresita De Mierda.

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Había estado corriendo bastante tiempo. No sabía dónde estaba. Miré a mi alrededor y observé que me encontraba en una pequeña placita. Estaba destrozada y confusa, y no sabía porque. No sabía si me estaba empezando a gustar. Lo único que tenía claro es que todas esas veces que me había estado guiñándome el ojo y dedicándome sonrisas coquetas habían sido falsas. Me lo demostró en cuanto lo vi besando a la zorra de Alina. No me podía creer, en tan sólo dos días me había encariñado con él. Que idiota había sido si pensaba que le podría siquiera gustar a un cantante famoso, y mucho menos tratándose de Luke Hemmings.

Pasé como media hora llorando sentada en el banco del lugar, acurrucada con la cabeza apoyada en mis piernas. De pronto noté una mano posarse en mi hombro y salté del susto. Me di la vuelta y me relajé un poco al ver que era Michael, pero seguía en tensión. Era otro maldito famoso que tenía relación con ese maldito chico que me estaba haciendo sentir tan mal en ese momento.

-Ei, ¿qué te pasa? Te he visto salir corriendo de la discoteca -dijo sentándose junto a mí. Genial, ahora encima me tendría lástima. Me sequé las lágrimas, pero no servía para nada ya que tenía todo el maquillaje corrido por mi cara.

- No, nada... Que quería salir a tomar el aire. Estaba agobiada -contesté mientras sonreía falsamente.

-¿Ni siquiera has entrado? ¿Y por qué lloras? -Me estaba quedando sin excusas.- Sé que te conozco de poco, pero tonto no soy. ¿Es por Luke? -Me quedé helada, no sabía que contestarle. En realidad, no tenía motivos para estar así. No me gustaba, no lo conocía. Si le decía que era por él me tomaría como una imbécil.

-No, es que... -Y entonces mi móvil empezó a sonar. Me salvé de tener que inventarme una excusa. Pero entonces sonó su canción She looks so perfect. Se enteraría de que me gusta su música y pensaría que soy una de esas fans locas. Cogí mi móvil lo más rápido que puede y lo descolgué sin ver quién era.

-¿Dónde estás? Ven ya -Era Sara.- Me has dejado sola. Rachel se ha vuelto loca, tienes que venir a ayudarme.

-Vale, voy para ya -le colgué y miré a Michael, que ya estaba de pie.

-¿Nos vamos? -No le contesté, simplemente le sonreí y empezamos a caminar para la discoteca.

(...)

Cuando llegamos le dije a Michael que entrara, que yo tenía que ir al baño a lavarme la cara ya que parecía un zombie. Le dí un beso en la mejilla y me fui para el baño. Estaba saliendo de los aseos cuando un chico, bastante guapo, rubio con ojos claros se me acercó junto con dos chicos, también bastante guapos. Parecían ser los típicos chicos chulitos.

-Hola guapa. ¿Qué haces aquí sola? -Enseguida me rodearon.

-Mejor te digo lo que os voy ha hacer como no dejéis de molestar.

-Uhh, que subidita vienes ¿no? Creo que no has entendido de que va esto.

-Estás mal si crees que me voy a ir contigo. -Entonces se rieron y el chico se acercó cada vez más a mí. Ahora es donde todo el mundo espera el cliché de que el chico que te gusta venía y te defendía, pero sabía que no iba a pasar. No sabía qué hacer, y esos chicos me estaban agobiando. Así que hice lo que hubiera hecho cualquier persona. Le pegué una patada en su entrepierna haciendo que cayera al suelo.

-¡Hija de puta! Te vas a enterar.

-Espera sentado, campeón -dije mientras le guiñaba un ojo y salía corriendo de allí. Fui a unos sofás donde estaban mis amigos, menos Luke y Alina. Como odiaba a esa chica... Miré a la pista de baile y allí estaban bailando. Me entraron unas ganas de ir allí y agarrar a esa de los pelos y arrastrarla por todo el local, luego cortarle su preciado pelo y romperle la nariz.

Imposible || L.H. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora