Final

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Diego sentía la claridad en sus parpados, comenzó a abrirlos despacio acostumbrandose a la luz. De inmediato vió a Edson que aún dormía, estaban acostados en la cama uno enfrente del otro y el alfa lo abrazaba con una de sus manos en su cintura. El mas bajo no pudo evitar sonreír, el alfa se veía tan tranquilo y guapo. No se resistió y se acercó para darle un ligero beso en los labios. Quiso más y volvió a besarlo pero esta vez en un beso más largo.

—Buenos días a ti también Diego—la ronca voz de Edson se escuchó mientras sonreía sintiendo los labios de Diego sobre los suyos. Con el brazo en su cintura lo acercó más a su cuerpo.

—Buenos días, amor—le contestó y procedieron a darse un beso más.

—¿Vamos a desayunar?—le dijo Edson mientras repartía besos en su cabeza. Diego asintió y se levantaron de la cama para cambiarse de ropa.

Hoy ambos se encontraban en un hotel cerca del mar, hace dos días que se habían casado y se encontraban disfrutando de su luna de miel. Después de unos años de solo ser novios, Edson se atrevió a pedirle matrimonio al omega quien aceptó con mucho entusiasmo. Fue una ceremonia muy íntima con sus amigos mas cercanos pero la disfrutaron muchisímo.

Tenían planeado también traer a Mera pero sus amigos les dijeron que debían de disfrutar esa etapa solos como pareja, así que Memo y Lionel se ofrecieron a cuidar a la pequeña, Merita no replicó pues le gustaba mucho pasar el rato con el matrimonio Messi Ochoa.

Iban tomados de la mano platicando para dirigirse al restaurante del hotel pero entonces el celular de Edson sonó. Era de su trabajo.

—Chingado, mejor debí apagar el celular—Decía el alfa llevandose las manos al pelo, se sentía mal de que le interrumpieran su momento con su esposo.

—Esta bien, contesta. Debe ser urgente para que llamen—le dijo Diego comprensivo.

—Ok, adelantate. Te alcanzó en cuanto finalice la llamada—Diego asintió y se dieron un corto beso de despedida.

Diego llegó al restaurante del hotel y se dirigió al bufet para ver qué comer, tenía un plato en su mano mientras decidía. De repente sintió que alguien se puso a su lado.

—Hola lindo, ¿porque estás comiendo solo?—una voz que no conocía le habló, se trataba de un tipo algo alto con una sonrisa coqueta. Diego solo lo ignoró.

—Vamos no me ignores, me haces sentir mal—le habló acercandose más, el omega estaba a punto de decirle que se fuera mucho al diablo pero sintió como alguien más lo abrazaban de la cintura, reconoció quien era y sonrió.

—¿Ya decidiste que comer, cielo?—Edson le hablaba de forma dulce, dirigió su mirada (una muy fea) al sujeto que le hablaba a Diego.

—En eso estaba, ¿tu que quieres mi amor?—El omega contestó en el mismo tono, al otro tipo no le quedo de otra más que irse muy lejos, parecía entender el mensaje.

—¿Que pasa con ese?—habló el alfa en tono molesto.

—Un pendejo, no hay que hacerle caso—dijo Diego riendose un poco—Vamos, hay que desayunar. Ya tengo hambre—Edson le hizo caso y eligieron qué comer. Disfrutaron tranquilamente su desayuno y después de un rato decidieron ir a la piscina del hotel.

Se encontraban nadando disfrutando del agua pues el lugar era algo caluroso. Aprovechaban para darse pequeños besos y mimos ignorando al resto del mundo, se sentían tan felices en esa pequeña burbuja de amor.

Después de un buen rato salieron de la piscina y se acostaron en los camastros que había fuera de esta. Se secaron el agua y fue entonces que decidieron hacer una videollamada, ambos querían hablar con Merita. Esto lo hacían todos los días sin falta. Comenzaron a marcar al telefono de Guillermo y después de unos segundos vieron el rostro de Lionel.

Hermoso CariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora