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¿Era posible sentir tanta calma como ahora?

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¿Era posible sentir tanta calma como ahora?

Hubiera pensado que sentiría un dolor intenso, porque estaba seguro que mis huesos se partieron en mil pedazos y destrozaron mis órganos antes de perder la consciencia.

Me pregunté si acaso estaba en el cielo, o en un hospital sedado hasta la cabeza.

Separé mis párpados, y encontré un vacío negro. Un espacio que carecía de color, amplio y silencioso.

Me apoyé sobre mis ojos, suspirando y escuchando eso con claridad debido al silencio que había.

-¿Hola? - llamé tontamente, sin ser respondido.

Después de unos segundos, me incorporé totalmente, sintiendo las piedras y arena debajo de las palmas de mis manos al momento de apoyarme.

Empecé a caminar, encontrando incomodidad en el centro de mi pecho por estar en un lugar tan oscuro. No podía ver ni mi silueta.

Y una puerta se iluminó al fondo de donde quiera que esté, con un foco azul encima, brindando una luz fría.

Caminé hasta ahí, más aliviado de poder ver algo, y toqué la perilla redonda, girándola con lentitud hasta que la puerta se abrió.

La abrí totalmente sin entrar, manteniéndome en el marco de la puerta, y viendo al otro lado, una carretera.

Volví a mirar atrás creyendo que enloquecí, pero todo seguía de un color azabache, que, de alguna manera, caminar a través de la puerta me dio más confianza.

Al hacerlo un aire frío me recibió y pude sentir mi cabello moviéndose por el viento. Pestañeé varias veces antes de salir dos pasos más, sintiendo la incomodidad crecer dentro de mí.

Parecía una carretera muy normal, pero al mirar arriba, donde se supone que debería estar el cielo, encontré la nada misma. Sin luna, estrellas o nubes, ni nada que me haga pensar que estaba realmente en la calle. Solo un vacío tan amplio como del que salí, que parecía querer absorberme conforme lo miraba más.

Escuché la puerta siendo cerrada con fuerza, y cuando miré atrás, ésta había desaparecido.

Me abracé a mí mismo, mientras fruncía el ceño y un nudo crecía en mi garganta.

Pensé en quedarme en mi posición hasta despertar (si acaso soñaba), pero tenía la sensación de que ese vacío estaba esperando a que me quede un poco más para devorarme.

Mis piernas volvieron a moverse, y caminé a un costado de la carretera, esperando que algún auto pueda pasar para darme indicaciones. Pero ni siquiera grillos o el viento que pasaba se escuchó, solo eran mis pasos y mi respiración que se volvía más pesada.

Sentí cierto consuelo al encontrar unas siluetas de personas, por lo que aceleré mi paso y me acerqué a ellos, quienes formaban una fila en silencio.

WRATH | Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora