"No tienes idea de lo mucho que me enfureces, DaIn"
Así como existía un demonio sucesor de un pecado capital que resultó ser bueno, estaba Jeno, quien era todo lo contrario.
-lee jeno fanfic-
||Heterosexual||
||Contenido original||
||Menciones de gr...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Podía escuchar los destrozos que hacían en mi casa y no sabía si gritar o llorar. Me había esforzado dentro de todo para mantener la casa limpia, tal como a mi mamá siempre le gustó, pero ellos estaban arruinándolo.
—No aparece, jefe.
—Seguro está por aquí, encuentren a esa zorra para que pague sus deudas.
El miedo volvió a invadirme, sabía lo que le hacían a las chicas cuando querían algo, había escuchado sus amenazas muchas veces y a mí mamá llorar, preocupada por nosotras.
—¿Quieres salir de aquí?— Jeno pegó su boca en mi oído para hablarme, y su aliento se sintió demasiado cálido.
Los pasos del hombre se acercaban.
Sabía que estaba en completa oscuridad, pero eso no evitaría que me encuentre, y me haga daño, más del que yo me hice.
—Dilo— siguió Jeno —Di que quieres salir de aquí.
Su mano se despegó de mi boca, y supe que no tenía otra opción.
—Sácame de aquí— susurré. Sentí su sonrisa crecer encima de mi oído y la linterna del hombre dirigirse a nosotros.
—Cierra los ojos, juguetito.
La oscuridad terminó por engullirme y la linterna del hombre no nos alcanzó a tiempo.
Caí de espaldas, sintiendo el cuerpo de Jeno detrás de mí sin soltarme, como un escudo, mientras mi cabello se suspendía en el aire y yo mantenía mis ojos cerrados.
Mi cuerpo cambió de temperatura, en un momento sentí un frío intenso que me hizo helar la piel, para después empezar a sentir el calor abrasador.
Sabía que caía, pero no a dónde, fueron varios minutos y en algún momento, Jeno estaba tomando el control, ya no era sólo caída, mi cabello se movía en diferentes direcciones como si estuviera volando, pero aun así, no abrí mis ojos.
En algún momento me soltó por unos segundos y volvió a agarrarme esta vez desde el frente.
Hasta que mis pies volvieron a tocar el piso y pude respirar de nuevo.
No hizo falta que Jeno me diga algo, separé mis parpados y me encontré con su pecho. Mi respiración chocaba contra su camisa y mis manos estaban agarrando con fuerza su traje.
Me hice para atrás avergonzada, y me dediqué a mirar alrededor.
Había calles vacías, como una ciudad perdida y desolada, donde los edificios se mantenían intactos, pero una neblina fuerte cubría el piso y subía hasta las rodillas.
—¿Qué es esto?— pregunté en un tono bajo.
—No creo que te guste la respuesta— volteé a verlo, encontrando su imponente figura resaltar y hasta brillar en toda la oscuridad que nos seguía, excepto por algunas farolas que estaban prendidas. —Es una parte del infierno, aquí habitan los demonios bajo mi control y algunas almas en pena.